Don José de San Martín: 12 normas para dirigir la educación de su hija Merceditas

Don José Francisco de San Martín y Matorras (1778- 1850), fue un militar y político argentino y uno de los libertadores de Argentina, Chile y Perú, junto a Simón Bolívar. Pero junto a esos gestos militares, también se preocupó por apoyar la educación como principio de libertad, con su ejemplo fue un maestro de virtud y heroísmo. Y es así que, al volver de Europa a Buenos Aires en 1811, trajo su biblioteca, que llevaría a Mendoza y luego a Chile. “San Martín no se separaría nunca de sus libros. Su pensamiento de liberar a los pueblos del fierro español llevaba paralelamente la idea de crear bibliotecas y escuelas, porque sabía que los españoles le habían quitado el derecho de saber a los criollos, que solo tenían acceso a la literatura ordenada por el reinado de España”.

En 1816, como gobernador de Cuyo (Argentina), realizó una importante obra a favor de la educación, fundando el Colegio de la Santísima Trinidad que fue continuada y concretada por Toribio de Luzuriaga. Al llegar al Perú “se ocupó de alfabetizar a aborígenes y negros, a quienes también les brindó la posibilidad de que aprendieran un oficio, consideraba que solo con gente ilustrada los pueblos podían progresar material y moralmente”. SAN MARTÍN Y LA EDUCACIÓN

“Luego del triunfo de Chacabuco (1817), el gobierno chileno le otorgó diez mil pesos en retribución por sus servicios a esa patria, dinero que […] donó para que se pudiera reabrir la Biblioteca Nacional de ese país, que se mantenía cerrada desde 1814 por decisión de las autoridades españolas”. En Perú, “decretó la instalación de la Biblioteca Nacional […] convencido de que el gobierno español pensaba que la ignorancia era la columna más firme del despotismo […] manteniendo encadenado su pensamiento para impedir que conociera su propia dignidad”. Y al inaugurarla el 17 de setiembre de 1822 expresó: “La biblioteca es destinada a la ilustración universal, y es más poderosa que nuestros ejércitos para sostener nuestra independencia”.

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Enseñó con sus acciones y su palabra a los integrantes de su ejército, a quienes instruyó sobre técnicas modernas de combate, y propició la creación de escuelas públicas y de carácter gratuito de acuerdo al pensamiento liberal propio de su época. No se dedicó a la docencia de modo profesional, sino a las armas, tareas que parecen incompatibles, pero educó de todos modos, incentivando la creación de establecimientos educativos públicos, gratuitos y laicos”, tales como la enseñanza obligatoria de las primeras letras, la incorporación de las lenguas vivas y la instalación de una biblioteca en cada escuela. Los conventos regulares existentes en el Perú y los prelados tendrían la obligación de enseñar, y los docentes debían concurrir a capacitaciones extras cuando el ministerio lo exigiese”. Tenía muy claro que “la prosperidad de los pueblos está en razón de las verdades que conocen y no de las ideas que adquieren: en los tiempos de agitación, así como en la tranquilidad, las desgracias nacen de la ignorancia de ciertas verdades que, por falta de medios para difundirlas, no solo carece de ellas el pueblo, sino que confunde las nociones inexactas que recibe…”. cf SAN MARTÍN Y LA EDUCACIÓN

Si bien los próceres que le apoyaron fueron educados por sus familias. y algunos en escuelas de Europa, San Martín firmó el decreto que establece la Escuela Normal afirmando que “Sin educación no hay sociedad […] única garantía invariable del destino al que somos llamados”. Así el 6 de julio de 1822 en la Gaceta del Gobierno de Lima Independiente se publicó la creación de la primera Escuela Normal de Preceptores, que implantó el modelo educativo llamado Sistema Lancasteriano en la preparación de los maestros; y que luego tuvo diversas innovaciones y cambios.

Pero de manera particular, Don José de San Martín, nos ha dejado (de puño y letra) algunas orientaciones para que “su hija Merceditas recibiera una sólida y virtuosa educación, basada en la verdad, la humildad y el respeto de sus semejantes y la naturaleza en general, como la que quería para el resto de los ciudadanos, que nos muestran la sensibilidad y carácter humanístico de sus pensamientos. (Ibidem, La Guía).

MÁXIMAS DE SAN MARTÍN A MERCEDITAS (02´ 54”)

1° Humanizarle el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: «Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos».

2° Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.

3° Inspirar en ella una gran confianza y amistad, pero uniendo el respeto.

4° Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.

5° Enseñarle respeto sobre la propiedad ajena.

6° Acostumbrarla a guardar un secreto.

7° Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las Religiones.

8° Enseñarle dulzura con los criados, pobres y viejos.

9° Que hable poco y lo preciso.

10° Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

11° Enseñarle amor al aseo y desprecio al Lujo.

12° Inspirarle amor por la patria y por la libertad.

Estas normas, no solo nos dicen sobre las virtudes que el Libertador consideraba fundamentales en una buena educación, sino también el profundo amor de un padre por la educación de su hija, la importancia de las buenas relaciones consigo mismo, con los demás y la Naturaleza, así como el valor trascendente de la vida humana.  MÁXIMAS: LOS CONSEJOS QUE DEJÓ SAN MARTÍN PARA SU HIJA

“La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos”.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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