Maestros al servicio de la educación

José María Toro: Simplemente, cuidar a los maestros

La Web del Maestro CMF, siempre animará  a todos los educadores a seguir ejerciendo su tarea docente con esperanza  y entusiasmo, con la convicción que estamos formando los niños y jóvenes que mañana sabrán reconocer la “labor artesanal” y trascendente de sus profesores.  Recordemos que el final, siempre depende del principio.
Compartimos con fines únicamente educativos – pastorales (lo resaltado en “negritas” es nuestro), el envío de José María Toro, maestro de educación primaria, quien reside en Sevilla (España) y es el autor de Descanser: descansar para ser, La sabiduría de vivir y Educar con co-razón (15 ediciones).

Como maestro, nos plantea “cambiar las actividades de lápiz y papel por la gestión de las actitudes, los valores y las emociones en “contextos situacionales y vivenciales”, porque “la experiencia de la felicidad será importante en la educación cuando la escuela no esté al servicio del sistema productivo o de la infraestructura económica sino al servicio de la Vida”.

“Vocación es sinónimo de llamada. Un maestro nace en el instante mismo en el que siente que la Vida le hace una llamada a través de los niños.

Ser maestro es decidirse a redescubrir la vida y el mundo, cada día, cada mañana, en los ojos abiertos de los alumnos.

Ser maestra es estar decidida a avivar en cada instante, con la brisa de cada respiración, el fuego de la pasión y de la entrega.

La pasión brota espontáneamente cuando se ama lo que se hace.

Un maestro de vocación siente que no ha elegido su profesión, sino que la Vida le ha elegido para esta tarea. Una tarea que vive como misión: sabe que lo que le gusta hacer, lo que verdaderamente ama, es también lo que el mundo necesita y le pide.

La maestra es capaz de poner los misterios más grandes del universo en la pequeña mano abierta de un niño. Y hacerlos accesibles, no tanto para ser desvelados o comprendidos cuanto para ser amados.

Un maestro de co-razón sabe postrarse, humildemente, ante la grandeza y sabiduría del alumno que tiene delante.

Todo maestro es un buscador de tesoros, entregado a la aventura de explorar y descubrir las piedras preciosas que contiene el corazón de cada ser humano.

El de maestro es un oficio peculiar: es médico del alma, enfermero de los pesares del corazón, escultor de caracteres, arquitecto del edificio de la personalidad de sus alumnos, sembrador de futuro, recolector de presente, abogado defensor de las causas nobles y justas que se dirimen en el aula o en el patio de recreo.

Por todo esto, una sociedad sana e inteligente reservaría el magisterio a los mejores: no a los que más saben, sino a los que más aman; no a los más listos, sino a los más sabios.

Cada mañana, las familias entregan lo que más aman en las manos de sus maestros. Cuidar de los maestros es cuidar a ese paciente agricultor que hará posible que cada niño, cada niña puedan ser cosechados por la Vida como fruto abundante, sabroso y que alimenta”. (Autor José María Toro).

 REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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