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[Pedro Fulleda] Cuatro recursos para ser mejores seres humanos

El mejoramiento humano es un propósito que toda sociedad persigue, superando debilidades y falencias propias de períodos anteriores, en una espiral evolutiva que se inició con la aparición de los primeros homínidos sobre la faz de La Tierra. Toda persona racionalmente normal aspira a alcanzar un lugar positivo en el recuento histórico de sus semejantes, lo que significa ser bien recordado cuando haya concluido su ciclo vital. En contraposición, hay individuos desquiciados que buscan semejante mérito con acciones negativas de diversa magnitud, comportándose como antisociales, sicópatas y tiranos.

Filósofos, sicólogos, sociólogos, historiadores, comunicadores sociales, artistas, filántropos, educadores… han procurado promover modelos de comportamiento individual y colectivo que contribuyan a una sociedad mejor, en correspondencia con el nivel de la civilización, a fin de preservar y perfeccionar el indispensable vínculo entre el desarrollo científico-técnico y las normas de conducta social. Cuando tal vínculo se desmorona, la tecnología terminará poniendo medios de destrucción masiva en manos de individuos desquiciados, con el grave riesgo que eso implica para la sobrevivencia de la Humanidad.

Al margen de todas las infinitas propuestas de mejoramiento humano que han existido a lo largo de la historia, me permito destacar los cuatro siguientes recursos, pues son adecuados y suficientes a los fines que la sociedad requiere. Todos tiene en común que sus vías de desarrollo coinciden en una misma esfera de la actividad social: la educación

1. LA INTELIGENCIA

Expresa la capacidad humana para el razonamiento lógico y la correcta apreciación y conocimiento de la realidad, por lo que es fundamental para la toma de decisiones. Las personas con elevada capacidad cognitiva son muy efectivas al discernir lo adecuado entre varias opciones en su transitar por los caminos de la vida. Un perro no dudará un segundo para pasar por un desfiladero sobre el que pende una gran roca, amenazando con desplomarse sobre él; su nivel de inteligencia no le permitirá prever el riesgo. En cambio, un ser humano descubrirá el peligro y tomará una de dos decisiones: arriesgarse a pasar –tal como el perro- o buscar otra vía, con lo cual su inteligencia le permitirá tomar la mejor decisión, por simple previsión o por experiencias anteriores, en este caso incluso aunque carezca de conocimientos sobre física y la ley de gravedad.

Al hablar de inteligencia no se trata de establecer excluyentes indicadores o coeficientes intelectuales, pues tal capacidad está presente en todas las personas, de uno u otro modo, como demostró Howard Gadner con su teoría de las inteligencias múltiples, y en consecuencia la inteligencia es inherente a la condición humana, siempre que se posea un cerebro con normal estado de funcionamiento, poniéndose en acción desde los primeros aprendizajes del neonato en contacto con su entorno familiar, el aprendizaje del habla y la adquisición de hábitos de adaptabilidad al medio en que se encuentra.

2. LOS VALORES

La dimensión integral del ser humano, además de inteligencia, requiere la capacidad para emplearla del modo más adecuado, siendo esta condición la que principalmente diferencia el comportamiento social entre individuos positivos y negativos. Tanto en uno como en otro bando existen personas con gran potencial intelectual –genios del bien y del mal-, por lo que el segundo recurso para ser mejores seres humanos es la formación en valores, que inicia en el seno familiar, se consolida en la institución educativa, y se prolonga durante toda la vida en el marco social.

Formarse en valores significa adquirir tanto el conocimiento como la voluntad para actuar del mejor modo en cada caso, lo que exige procesos intelectuales de apreciación de la realidad para tomar decisiones adecuadas, promoviendo lo que esté bien y evitando lo que esté mal. La inteligencia no es suficiente para eso; se requiere de una cualidad exclusiva de los seres humanos: sentimientos. Por eso la formación en valores es un producto esencial de la inteligencia emocional, estudiada por Daniel Goleman, que tiene como la clave del comportamiento social a la empatía, capacidad de cada individuo para ponerse en el lugar del otro, y en consecuencia evitar acciones que dañen la integridad física o mental de los demás. Si la inteligencia es lo que permite al individuo ser considerado como persona (y no como un animal), los valores le permiten ser tenido en cuenta y recordado como buena persona.

3. LA CULTURA

Toda huella dejada por la Humanidad a lo largo de su evolución configura su cultura, iniciada con los primeros testimonios hallados en las cuevas donde se refugió el hombre de Neanderthal. De modo que la herencia cultural de la sociedad humana se remonta a miles de años de existencia, cambiando en cada etapa histórica de desarrollo por sus posibilidades científico-técnicas para fijar el grado de comprensión de la realidad según el intelecto colectivo, y el estado de las relaciones humanas según la escala de valores predominante en cada momento. De tal modo la evolución cultural ha ido perfeccionando a la civilización y estableciendo la aparición de instituciones sociales (familia, Estado, nación…) para controlar al creciente conglomerado humano con sus alianzas y conflictos. El recuento de tal decursar es el contenido de la Historia, como disciplina social.

Como recurso para ser mejores seres humanos, el conocimiento de la cultura permite apreciar la obra, los aciertos y los errores de quienes nos precedieron, a fin de replicar los primeros y erradicar los segundos para construir una realidad y un porvenir mejores. El conocimiento de la historia local y universal, el apego a tradiciones culturales positivas, el recuento de hechos significativos para la identidad nacional, todo con el principal fin de contribuir con la obra propia a semejante aval, es un producto que se construye tanto con inteligencia como con valores.

4. LA INSTRUCCIÓN

La inteligencia, los valores, la cultura… predisponen al individuo para la culminación de su proceso formativo a fin de convertirse en un mejor ser humano. Son ingredientes del caldo social que se cuece mediante la instrucción. Esta es el resultado del quehacer educativo. Cuando se instruye se estará aportando nuevos conocimientos, valores y recursos culturales al educando, aplicando los procedimientos propios de la enseñanza en sus diferentes formas y niveles. Y por eso la instrucción, como proceso didáctico en las escuelas, sólo será válida si asegura una verdadera educación.

Corresponde a la educación –formal e informal- reconocer el tipo de inteligencia del individuo y estimular su pleno desarrollo con acciones como el planteamiento y resolución de problemas en cada esfera determinada; promover la formación en valores con el intercambio y la comunicación social basada en la empatía, el respeto mutuo, la solidaridad, la honestidad, y demás componentes de la escala de valores vigente en la sociedad; afianzar la identidad cultural desde conceptos como nacionalidad, patriotismo, internacionalismo, tradiciones y herencia histórica; implementar un proceso de instrucción que asegure la incorporación de conocimientos, valores y recursos culturales, potenciando la profesionalización en cualquier rama del desempeño social para asegurar los mejores aportes al bien común.

¡Con tales recursos la sociedad podrá proclamar que estará trabajando por la formación de mejores seres humanos!

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos e imágenes originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca o empresa. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor o autores, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia a su realidad educativa.


Autor:
Pedro Fulleda Bandera, nacido en Cuba y residente en Ecuador.
Licenciado en Comunicación Social, con experiencia laboral como periodista especializado en temas históricos y culturales. Se desempeñó como docente de especialización en el Instituto Superior de Cultura Física. Presidió la sección «Juego y Sociedad» de la Asociación de Pedagogos de Cuba. Ha impartido cursos y conferencias sobre lúdica y desarrollo humano en diversos países iberoamericanos.
Autor de artículos y libros sobre Ludología y temas de actualidad política y social.
Enlaces de interés: pedrofulleda.blogspot.com / wattpad.com
E-mail: [email protected]

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