Como docentes, muchas veces percibimos que la planificación es un proceso complicado que termina convirtiéndose en una forma de control administrativo o en una tarea que se repite año a año y que se realiza por cumplimiento normativo, con lo cual pierde su real sentido.
Para otorgar a la planificación su verdadero valor, es necesario reflexionar sobre qué planificamos, para qué y por qué. De esta manera, podremos recuperar su verdadero sentido en el proceso educativo. Empecemos esta reflexión planteándonos algunas preguntas:
¿Qué es planificar?
Se entiende por planificación al arte de imaginar y diseñar procesos para que los niños aprendan. Así lo señala el Programa Curricular de Educación Inicial.
Desde esta definición, la planificación del trabajo pedagógico permite la toma de decisiones sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje. Ello implica pensar, diseñar y organizar (acciones, espacios, recursos, estrategias) para generar condiciones que permitan a los niños y las niñas el desarrollo de sus competencias. Asimismo, planificar supone que, como docentes, debemos reflexionar constantemente acerca de la intención del trabajo que desarrollamos.
En este proceso, es importante considerar las aptitudes, las necesidades, los intereses, las experiencias, los contextos, entre otros factores, de los niños y las niñas, así como prever, organizar, reflexionar y decidir sobre recursos y materiales, procesos pedagógicos y didácticos, interacciones, estrategias diferenciadas, clima de aula, contextos socioambientales, entre otros, que hagan posible el proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación para alcanzar dicho propósito.
Evaluar es un proceso sistemático en el que se recoge y valora información relevante acerca del nivel de desarrollo de las competencias en cada niño y niña, con el fin de mejorar oportunamente su aprendizaje o mejorar los procesos de enseñanza.
En ese sentido, la planificación es flexible porque se trata de una hipótesis de trabajo que puede considerar situaciones previstas o emergentes, no debe ser rígida, sino que debe posibilitar los cambios que se requieran.
Planificar y evaluar son procesos que están estrechamente relacionados y se desarrollan de manera intrínseca al proceso de enseñanza y aprendizaje. Esto se puede apreciar, por ejemplo, cuando se definen los propósitos de aprendizaje sobre la base de las necesidades de aprendizaje diagnosticadas del grupo de los niños y las niñas con el que se va a trabajar; o cuando los niños y las niñas y docentes se involucran en la identificación de avances y dificultades del proceso de enseñanza y aprendizaje, con el fin de retroalimentar y reorientar este proceso para los propósitos planteados.
¿Qué considerar al momento de planificar?
Al planificar desde un enfoque por competencias, se considera lo siguiente:
¿Qué tipos de planificación hay?
La planificación puede ser:
- Planificación anual: consiste en organizar secuencial y cronológicamente las unidades didácticas que se desarrollarán durante un año escolar para desarrollar los niveles esperados de las competencias. Muestra de manera general lo que se hará durante el año y los grandes propósitos de aprendizaje a alcanzar.
- Unidades didácticas: consiste en organizar secuencial y cronológicamente las actividades de aprendizaje que permitirán el desarrollo de las competencias y capacidades previstas en la planificación anual. En ellas se plantea los aprendizajes que se van a desarrollar, cómo se van a lograr, cómo se evaluarán, el tiempo aproximado que va a durar ese trabajo y los materiales que se van a usar.
¿Cómo planificar?
Sin importar los esquemas o estructuras que la planificación tenga, es importante concebir una lógica al planificar, la cual se describe a continuación organizada en tres procesos:
- Determinar el propósito de aprendizaje con base en las necesidades de aprendizaje identificadas.
- Establecer los criterios para recoger evidencias de aprendizaje sobre el progreso.
- Diseñar y organizar situaciones, estrategias y condiciones pertinentes al propósito de aprendizaje.
Como muestra el siguiente gráfico, estos procesos se pueden dar de forma simultánea, recurrente o iterativa. Estos procesos se desarrollan con mayor o menor medida según el tipo de planificación que se realice.
A continuación, se explica en qué consiste cada proceso considerando las orientaciones pedagógicas para el desarrollo de competencias y para la evaluación formativa, contenidas en el Currículo Nacional.
Determinar el propósito de aprendizaje con base en las necesidades de aprendizaje identificadas
En una planificación desde el enfoque por competencias, es esencial partir de la identificación de las necesidades de aprendizaje de los niños y las niñas. Esto requiere comprender las competencias, el nivel esperado de aprendizaje descrito en los estándares de aprendizaje y/o desempeños de edad, e identificar dónde se encuentran los niños y las niñas respecto de estos referentes.
En ese sentido, al planificar a largo o corto plazo, se debe reflexionar a partir de tres preguntas claves:
- ¿Qué aprendizajes se espera que desarrollen los niños y las niñas con relación a las competencias del currículo?
- ¿Qué aprendizajes previos tienen los niños y las niñas?
- ¿En qué nivel de desarrollo de la competencia se encuentran? y ¿Cuán cerca o lejos se encuentran los niños y las niñas del estándar de aprendizaje y/o de los desempeños de edad?
Establecer los criterios para recoger evidencia de aprendizaje sobre el progreso.
Una vez determinado el propósito de aprendizaje que se quiere alcanzar en un tiempo determinado –en un año, en una unidad, en una actividad– y tomando en cuenta las necesidades de aprendizaje identificadas de los niños y las niñas, se hace necesario definir –con antelación– las evidencias de aprendizaje y los criterios que usaremos para recoger información sobre el progreso del aprendizaje de los niños con relación al propósito definido.
Las siguientes preguntas guiarán este proceso:
- ¿Cómo establecer los criterios para valorar la evidencia?
- Según el propósito de aprendizaje establecido, ¿Cómo establecer las evidencias de aprendizaje?
Diseñar y organizar situaciones, estrategias y condiciones pertinentes al propósito de aprendizaje.
Teniendo en claro los propósitos de aprendizaje, las necesidades de aprendizaje de los niños y las niñas, las evidencias y los criterios a recoger, se diseñan y organizan las situaciones significativas, recursos y materiales diversos, procesos pedagógicos y didácticos pertinentes, estrategias diferenciadas e interacciones que permitan tener un clima favorable para el aprendizaje. Así los niños tendrán la oportunidad de desplegar sus capacidades para actuar competentemente en situaciones complejas para el propósito de aprendizaje
Desarrollar competencias plantea un desafío pedagógico que involucra acompañar a los niños y las niñas de manera permanente y pertinente, de acuerdo con sus necesidades. Esto implica implementar las orientaciones pedagógicas y de la evaluación formativa del Currículo Nacional.
Estas orientaciones deben ser abordadas de manera recurrente y flexible; por lo tanto, no se deben plantear de forma lineal o como listados estáticos. La implementación de estas orientaciones, plantean la realización de las siguientes prácticas pedagógicas:
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ENLACE DE LECTURA: CÓMO PLANIFICAR
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Excelente material de apoyo,para el proceso enseñanza-aprendizaje. felicitaciones por esa iniciativa de ayudar al docente en el aula de clases