Agradecemos la generosa disposición de la Profesora Patricia Castro Obando, quien es Doctora en Antropología China por la Pontificia Universidad Católica del Perú, corresponsal acreditada del diario El Comercio (Perú) en China y residente en Beijing, por compartir su artículo sobre la experiencia educativa de China al finalizar las medidas sanitarias (más rígidas) por la pandemia del Covid 19. Consideramos que es una buena oportunidad para aprender (no copiar) de otras experiencias, y escuchar sus consejos y sugerencias. Los animamos a socializar y reflexionar el mensaje de este artículo con su comunidad educativa (ahora virtual), y muy probablemente suscitará la creatividad e imaginación propias de la vocación docente.
En China, como está sucediendo en todas partes del mundo, las clases se iniciaron de forma virtual el 17 de febrero, tras las vacaciones del Año Nuevo Chino, apenas con una semana de retraso en el calendario oficial. Al mes siguiente, el 16 de marzo en adelante, las escuelas empezaron gradualmente a reabrir sus puertas para las clases presenciales, cuatro días después de finalizar el pico de transmisiones en el país. Esta vuelta al colegio ha sido en todos los casos de forma progresiva y escalonada tanto para escuelas como para alumnos. Se ha tomado en cuenta la ubicación del colegio con respecto al epicentro del virus y los casos de contagio reportados en sus respectivas provincias.
Con excepción de la provincia de Hubei que tiene un tratamiento especial, las escuelas y los alumnos de Beijing serán los últimos en reincorporarse a las clases presenciales en todo el país. Se ha previsto como fecha máxima, el 27 de abril para el grupo de estudiantes del último año de secundaria, y el 11 de mayo para el grupo de estudiantes del noveno grado, en la capital china. Se espera que las universidades abran sus puertas entre mayo y junio para los exámenes finales.
Pero, como está sucediendo en todas partes del mundo, no todos los padres están contentos con la educación en línea ni con las pensiones de los colegios. Si bien la educación primaria (6 años) y los primeros tres años de la educación secundaria son gratuitas, en los últimos tres años se cobra una matrícula. Y precisamente, son estos últimos tres años decisivos en la vida de un estudiante chino. Las familias chinas ahorran por mucho tiempo para esta última etapa y la universidad que es pública pero tampoco es gratuita. Las escuelas secundarias son altamente competitivas ya que existe un solo examen nacional de admisión a la universidad, “el Gaokao”. Por primera vez en 17 años, la prueba que se lleva a cabo durante dos días, se ha postergado un mes, hasta el 7 y 8 de julio. Nada es “totalmente gratuito” en China, mucho menos la educación o la salud.
Imagen vista en: diez.hn
En medio de esta epidemia, los más descontentos son los padres que tienen a sus hijos en las escuelas privadas internacionales en Beijing. La matrícula de un semestre puede variar entre $10.000 a $15.000 dólares y se abona por adelantado. Los padres están exigiendo reembolsos porque consideran que los profesores no han sido capacitados para trasladar la enseñanza al campo virtual, y además, las clases en línea se han convertido en una carga abrumadora pues tienen que acompañar a sus hijos pequeños durante las sesiones. En un intento por mediar a favor de estos reclamos, el Ministerio de Educación de China ha prohibido a las escuelas cobrar matrículas por anticipado. Los colegios se han negado a los reembolsos, pero están ofreciendo un descuento en la próxima matrícula, tutorías gratuitas y clases extendidas durante las vacaciones.
¿Cómo ha sido el proceso desde lo virtual a lo presencial?
- La educación no se ha detenido. Las clases online continúan hasta la reanudación de las clases presenciales. La tarea de los centros educativos cuando reabren sus puertas es reforzar lo aprendido en las clases virtuales y preparar a los alumnos para los exámenes finales. Si es necesario, se acortarán las vacaciones.
- La televisión nacional, a través de su canal educativo, emite clases para los alumnos de primaria, un total de 180 millones. Paralelamente se ha lanzado una plataforma nacional de aprendizaje en línea. El objetivo es proporcionar recursos educativos pero no reemplaza el aprendizaje en el aula virtual que está a cargo de los profesores.
- Los estudiantes de secundaria reciben 12 cursos, entre ellos uno nuevo dedicado a la salud que abarca los cuidados de prevención ante el virus. Se han incorporado 7.000 nuevos servidores, 90 terabytes de banda ancha, lo que ha permitido la conexión de 50 millones de estudiantes al mismo tiempo, aunque no ha sido suficiente, especialmente en zonas rurales.
- La reincorporación mantiene un formato: Primero los alumnos de mayor edad, y en orden descendente hasta los alumnos más pequeños, y de forma progresiva. Primero las escuelas más alejadas al epicentro del virus y con menos casos reportados, hasta las principales ciudades chinas, al final Beijing y la provincia de Hubei.
- Se ha diseñado una aplicación de salud especialmente para estudiantes. En este mini programa de WeChat los alumnos registran diariamente su temperatura corporal, su ubicación por geolocalización, y otras informaciones, lo cual ingresa en una inmensa base de datos para su verificación. El sistema de semáforo (verde-amarillo-rojo) arroja el “código QR de regreso a la escuela” que es monitoreado por los profesores.
- Las escuelas deben estar preparadas para la reanudación de las clases presenciales a través de un nuevo reglamento que limita la presencia de alumnos, profesores y un mínimo plantel administrativo. No se permite el ingreso de ninguna otra persona hasta nuevo aviso.
- Los profesores deben verificar cada mañana el código de luz verde, el control de la temperatura, el uso de la mascarilla y la desinfección de manos y zapatos, de cada alumno en la puerta de ingreso, además de rastrear el estado de salud.
Mientras esto sucede dentro del país, China continúa repatriando a sus estudiantes, en vuelos chárter. Los dos últimos aviones, que han llegado con 400 menores, proceden de Estados Unidos, donde se calcula que existen al menos 400.000 estudiantes chinos. Anteriormente se ha hecho la misma operación desde Italia, España, Reino Unido, entre otros destinos. Cada estudiante paga su pasaje y asume el costo de la cuarentena obligatoria en un hotel designado al llegar al país. Algunas familias chinas alquilaron aviones privados para traer de vuelta a sus hijos, llegando a pagar hasta 23 mil dólares por asiento. Según datos oficiales, alrededor de 90% de los casos importados son ciudadanos chinos, y casi la mitad de ellos, estudiantes chinos en el extranjero.
¡Comparte y así más docentes utilizarán estos recursos gratis! Muchas gracias.