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Francesco Tonucci: Una escuela que se dedique a actividades de recuperación, será siempre una escuela hostil, aburrida, poco amada

Desde hace buen tiempo, no pocos profesores y en algunos países, después de la experiencia de la educación a distancia, a causa de la pandemia del Covid 19, hemos tenido cursos, seminarios y actualizaciones que han abordado el tema de la educación en la diversidad o inclusión escolar, y nos han dejado muy claro que la inclusión escolar no es sinónimo de integración escolar, tampoco es una nueva modalidad de la educación especial. El experto español Gerardo Echeita, asesor de la UNESCO y la OCDE opina que “una de las dificultades que nos encontramos a la hora de delimitar los avances y retrocesos en la “educación inclusiva” es que no siempre se comparte un mismo significado o, al menos, los principios que la fundamentan.

Es necesario, al iniciar esta publicación, ponernos de acuerdo que cuando hablamos de educación, estamos refiriéndose al derecho universal de todos los niños y jóvenes a educarse en las escuelas de su comunidad, con una educación de calidad que respeta las diferentes necesidades e identidades de cada uno, promoviendo una convivencia en el pluralismo, la cooperación y el entendimiento mutuo, trabajo que no solo debe realizar la escuela, sino que debe entenderse que “es un trabajo entre todos, es decir medios de comunicación, funcionarios, familias, todos los miembros de la comunidad estamos educando, todos somos referentes”, como opina la profesora argentina Liliana González.

AYUDEMOS A DESCUBRIR EL ‘JUGUETE PREFERIDO’ DE CADA NIÑO (04´ 34”)

Definir la educación inclusiva, debe ser uno de nuestros desafíos a la hora de planificar y construir cualquier andamiaje educativo, pero ¿Cómo hacerlo si, desde un principio, no compartimos un mismo horizonte?, y si no nos planteamos sobre el ponernos de acuerdo que se trata de derechos humanos, convivencia, pluralismo, cooperación y entendimiento mutuo, porque estamos hablando de todo el alumnado y no únicamente de un determinado grupo de estudiantes. “Es cierto que hay alumnos que han sufrido situaciones de clara exclusión, como son los niños y niñas, adolescentes o jóvenes en situación de (dis)capacidad y otros en situaciones de vulnerabilidad y, por lo tanto, es de justicia que la preocupación por mejorar su situación educativa sea una prioridad.[…] se ha desvirtuado y reducido a pensar en qué hacer con el alumnado especial, raro o “diverso”, como si diversos solo fueran algunos y no esa cualidad común que nos define a todos.” Cf GERARDO ECHEITA: «EDUCACIÓN INCLUSIVA ES HABLAR DE TODO EL ALUMNADO Y NO ÚNICAMENTE DE UN DETERMINADO GRUPO DE ESTUDIANTES»

Quizá somos testigos que en algunos lugares han aparecido nuevos movimientos dirigidos al cambio de la concepción de la escuela, enmarcados bajo denominaciones tales como escuela “compresiva”, escuelas “eficaces” o escuelas “inclusivas”. Estas distintas denominaciones -en algunos casos- han sido planteadas desde enfoques diferentes de trabajo, pero con numerosos puntos en común, como el pretender construir u organizar una escuela más eficaz y una educación lo más humana posible, para cada uno de los estudiantes que acuden a ella, con independencia de si tienen o no discapacidades, o pertenecen a una cultura, raza, o religión diferente. El profesor Tonucci opina que una escuela es inclusiva cuando logra que “cada niña y cada niño desarrollen lo máximo posible sus propias aptitudes naturales y su peculiar y particular inteligencia. Y para que esto pueda ocurrir, el profesor y la escuela han de ser capaces de poner en práctica las técnicas educativas adecuadas. Así pues, la escuela aprueba no por mérito de los alumnos, sino por mérito de la escuela. No porque sean buenos los alumnos, sino porque es buena, capaz y competente la escuela. […] Pero ¿cómo será posible este cambio? […] Las leyes no son capaces de modificar las praxis, las leyes no son capaces de modificar la escuela. Una buena ley nunca será capaz de inducir a un mal maestro a hacer una buena escuela, ni nunca una mala ley podrá obligar a un buen maestro a hacerlo mal. […] estos eran los grandes objetivos del método natural de Celestin Freinet, de la pedagogía de los oprimidos de Paulo Freire y de la palabra a los últimos de don Lorenzo Milani. […] No necesitamos buenas reformas, sino buenos maestros. LA DIVERSIDAD COMO VALOR EN UNA ESCUELA QUE CAMBIA

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Tonucci, recuerda que la reforma educativa que él experimentó fue el de una escuela que se ofreció para todos, pero se aplicó sin ningún cambio; “se cerró la formación profesional que tenía aspectos muy interesantes, como talleres y laboratorios. Y, claro, ofreciendo a todos lo que se había preparado para unos pocos, la mayoría fracasó; lo hicieron los estudiantes de las clases sociales más bajas y así seguimos. De esta forma, la escuela no consigue su resultado fundamental que es equilibrar las desigualdades de nacimiento. La escuela debería reflexionar sobre “cómo puedo ser para todos” y reconocer la existencia de distintas inteligencias, para ofrecer diferentes lenguajes. […] Creo que los colegios del siglo XXI deben ser lugares donde cada uno pueda reconocerse y pueda desarrollarse, donde cada uno encuentre lo suyo, porque propone un amplio abanico de lenguajes”. FRANCESCO TONUCCI: “SÓLO LOS BUENOS MAESTROS PODRÁN SALVAR LA ESCUELA”

“Si la escuela es obligatoria, no puede recaer sobre los alumnos la responsabilidad de que les genere interés. Los colegios tienen que ser los encargados de aportar soluciones a los estudiantes que se aburren. Lo peor de todo es que esta realidad la consideramos normal, ya que nos conformamos sabiendo que nuestros padres también se aburrieron en clase, e incluso asumiendo que algunos profesores tampoco disfrutan ejerciendo su profesión. […] las metodologías que se han seguido no han sido las adecuadas, han resultado un fracaso. Y no se trata de una opinión personal: lo dicen los niños … [… Ahora] Las distintas plataformas que nos brinda la tecnología son instrumentos que favorecen la comunicación como nunca antes lo habían hecho. En mi caso, he mantenido cientos de entrevistas durante el confinamiento a través de pantallas. Las herramientas pueden ser buenas, pero el uso que se hace de ellas en las escuelas no es el adecuado”.

LA ESCUELA LA PUEDEN SALVAR LOS MAESTROS (01´ 25”)

Si actualmente nos quejamos del uso excesivo de las pantallas, por parte de nuestros estudiantes, en no pocos casos se debe porque algunos profesores lo hacen para seguir su horario de trabajo y porque para ganar su sueldo tienen que justificar las mismas horas que antes, y esto aporta nada bueno para aprender más y mejor, “pero si no me equivoco, no han sido la mayoría. Tener un buen docente debería ser un derecho fundamental de los niños, pero la escuela hasta ahora está consiguiendo más bien todo lo contrario. La única esperanza es que algunos profesores transformen su mentalidad, porque no necesitamos nuevas reformas: hay que cambiar la práctica. […] Tenemos que tener la garantía de que los maestros son buenos, […] En las escuelas debería suceder lo mismo, pero casi nadie se preocupa, ya que existe la percepción de que lo que no funciona es culpa de los niños o niñas, que no se esfuerzan lo suficiente. [Mientras que en realidad] la escuela sigue sus programas, pero que, en realidad, no se entera de lo que afecta a los niños”.

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El profesor, formado, capacitado y siempre entusiasmado para mejorar sus conocimientos y sus itinerarios educativos, siguen siendo la base de la sociedad que se quiere construir. Cuantas más habilidades tengan para manejar los recursos pedagógicos en permanente cambio y más empoderados estén para hacer los cambios que perciben necesarios para su realidad educativa, estaremos más seguros de las urgentes transformaciones que necesitan las escuelas, para no excluir, ni ignorar a ningún estudiante.  Aunque es un tema complejo, según la opinión de Tonucci, todo debería empezar por ellos, desde su formación inicial docente, pues están muy cercanos y bastante tiempo con los estudiantes, valorando su singular tarea, y reconociendo socialmente su profesión económicamente, si queremos una nueva civilización. Y lo más cuestionarte, en algunos países, es quemuchas veces los profesores no tienen aptitudes adecuadas para la enseñanza, muchos no han podido hacer lo que les gustaba y han tirado por este camino. Es decir, no querían ser docentes, pero lo han sido porque no les quedaba otra opción. En estos casos, es comprensible que no sean buenos maestros”.cf FRANCESCO TONUCCI: «TENER UN BUEN DOCENTE DEBERÍA SER UN DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS NIÑOS»

Si en verdad nos interesa la educación de nuestros niños y jóvenes, cerciorémonos de poner nuestros estudiantes en manos de profesores sanos, creativos, desafiantes y provocadores. Docentes que se planten en el aula -como dice la profesora González- “con autoridad pedagógica no sólo del saber, sino del saber-hacer. Que tenga como objetivo generar alumnos investigadores, críticos y expresivos. Basta del docente dando clases magistrales para que el alumno las reproduzca en una evaluación. Hoy el aula debería ser un laboratorio para que los alumnos puedan hacerse buenas preguntas e investiguen, porque cuando uno se hace buenas preguntas, es una aprehendiente de por vida. […] Para ello, hay que acotar el uso y el tiempo de las pantallas y habitar entornos reales más que virtuales. La convivencia implica mirarnos, escucharnos y hablarnos aceptando que el otro es mi semejante-diferente. Semejante en lo humano y diferente porque siente, piensa y desea distinto a mí. La mirada humaniza y es vehículo del amor.” Cf LILIANA GONZÁLEZ: NECESITAMOS DOCENTES QUE SE PLANTEN EN EL AULA CON AUTORIDAD PEDAGÓGICA

Partiendo de su experiencia, el profesor Tonucci recuerda a su mentor, el profesor Mario Lodi, quien escribió una carta a los padres de sus alumnos en la que les decía: “Después de haber pasado una semana con los niños, estoy en condiciones de afirmar que todos tienen una inteligencia normal, con todas las diferencias de cada uno. Por tanto, salvo sucesos impredecibles de gravedad excepcional, puedo asegurar desde ahora que todos los niños son aprobados hasta el quinto año de primaria, con la garantía de que alcanzarán la preparación mínima que los programas escolares requieren. Si esto no sucede, el maestro y la escuela serán los responsables por no llevar a la práctica las técnicas educativas idóneas para desarrollar al máximo las aptitudes naturales y de inteligencia de los niños y de las niñas”. FRANCESCO TONUCCI: «EL AULA IDEAL ES LA QUE NO EXISTE»

Ojalá nos sea útil:

  • “La educación escolar es competencia de la escuela y su obligación es ayudar a las familias a entender por qué se hacen o no se hacen algunas cosas.”
  • “La escuela propone poco. De hecho, propone casi solo lengua y matemática como disciplinas que deciden la suerte y el destino de los niños, con lo cual, si encajan en esto, si lo aprenden, si tienen buenas notas en esas dos materias, son salvos, van para adelante, sus trayectorias serán excelentes. Y viceversa, no importa si son excelentes en dibujo, baile, artesanía, investigación.”
  • “La escuela tiene que ayudar a la familia a entender por qué y cómo lleva adelante la educación de sus hijos.”
  • “Creo que una escuela con pocos recursos significa un estado que se preocupa poco por su futuro. La escuela debe tener recursos, podemos ahorrarlos en armas o en ejércitos y dedicarlos a la escuela.”

Francesco Tonucci tiene la esperanza que todos los países, y no solo los que ocupan excelentes notas de evaluación en comprensión lectora, matemática y ciencias, realicen “una selección de docentes muy exigente, ya que para alcanzar la profesión necesitan muchos méritos y demostrar que tienen una actitud adecuada para la enseñanza” (cit FRANCESCO TONUCCI: «EL AULA …). Consideramos, luego de escuchar al profesor Tonucci, que es muy provechoso el no olvidar que hoy todavía existen profesores tan inteligentes  que aprenden de la experiencia de los demás (cf Voltaire), y que agradecemos a tantos hombres y mujeres cercanas a la educación por la generosidad de compartir sus experiencias, sueños y sugerencias y que hacen posible y actual la frase de don Miguel de Unamuno: “Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos”, esos no nacieron para profesores de aula.

“Los maestros deberían aprovechar los momentos de libertad y juego de los chicos para observarlos, ver los aspectos de su carácter y las actitudes que normalmente en clase no se revelan. (…) no para usarlas contra ellos, sino para conocerlos más”.

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, por motivos únicamente educativos y de formación permanente. No necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca o empresa. El título ha sido tomado de su autor. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia a su realidad educativa.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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