La educación es el camino propio para instruir a nuestra sociedad ante los cambios climáticos, que cada día se manifiestan con más alarmantes calamidades, consecuencia de los malos hábitos que los seres humanos tenemos en el trato con la Naturaleza. Nuestros estudiantes lo ven a diario en los noticieros o acaso lo han vivido o lo sufren cercanamente. Es una exigencia social el educar en la responsabilidad ambiental, para convencer a tener mejores comportamientos para el cuidado directo o indirecto del ambiente.
Los educadores podemos llegar a los padres de familia y a los niños, con mejores recursos que las campañas publicitarias, para una justa convivencia y para evitar un mayor deterioro de la Naturaleza. “Por eso, no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá́ provocar violencia y destrucción recíproca” (LS 204).
La educación necesita tener el enfoque ambiental como una estrategia didáctica que integra todas las áreas de aprendizaje, empezando por los problemas locales y luego concientizar sobre su repercusión global. “Se trata de una conceptualización de la relación existente entre la sociedad, su entorno y la cultura, fomentando la conciencia crítica en los y las estudiantes. La educación con enfoque ambiental se refleja transversalmente en la gestión escolar, tanto a nivel institucional como pedagógico, orientada al desarrollo sostenible” (MINEDU, Perú). “La educación será́ ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza. De otro modo, seguirá́ avanzando el paradigma consumista que se transmite por los medios de comunicación y a través de los e caces engranajes del mercado” (LS 215).
El cambio de paradigmas educativos ambientales, como un modelo innovador que suscite un aprendizaje crítico y un cambio real de hábitos en los estudiantes, y por transmisión, a sus familias, comienza por “la transversalidad del enfoque ambiental [que] en la gestión escolar se implementa a través de Proyectos Educativos Ambientales Integrados (PEAI), que involucran a la comunidad educativa con el objetivo de lograr instituciones saludables y sostenibles” (MINEDU, Perú). Necesitamos una educación ambiental que estimule el desarrollo de un pensamiento crítico reflexivo con capacidades para la resolución de problemas; relacionando las causas y los efectos que impactan en la naturaleza y en la sociedad, hacia la consolidación de una conciencia ambiental corresponsable, que no sólo “informe”, sino que induzca a crear hábitos saludables. Este nuevo paradigma puede tener un mejor impacto en el estudiante, si le ayuda a madurar en su responsabilidad personal ante este desequilibrio ambiental, de tal manera que, entienda que la educación “coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida” (LS 213).
“La pérdida de biodiversidad es un indicio revelador del desequilibrio persistente entre las necesidades humanas y la capacidad de sustentación de la Tierra. Este desequilibrio es resultado de un modelo de desarrollo insostenible, desde el punto de vista ambiental, económico y social.
Hoy, más que nunca, la educación ambiental cobra particular importancia, y surge como una alternativa para abordar la problemática asociada con el consumo excesivo e insostenible de los recursos naturales.
En un intento por influir en la conducta humana, la educación ambiental debe actuar incansablemente hasta lograr una transformación radical en nuestra visión del mundo. Planteando soluciones viables e innovadoras a la crisis ambiental, la educación es una opción prometedora para lograr el cambio de paradigma que el desarrollo sostenible requiere, definiendo una nueva relación ser humano-naturaleza.
Con determinación debe delinearse el rumbo, las estrategias para lograr el cambio, realistas en lo social y aceptables en el ámbito de la vida.
Ante el incesante ritmo de abusos hacia el planeta al que nos hemos mal acostumbrado, es necesario detenerse y mirar hacia atrás, imaginarnos los callejones sin salida en donde la biodiversidad sucumbió hasta casi extinguirse por completo. Luego, reflexionar hoy sobre dónde estamos, lo que hemos perdido, lo que nos queda. En este punto, pensar y repensar el mañana que queremos y decidir si seremos partícipes del cambio”, sostiene la bióloga María Alejandra Maglianesi.
Como institución educativa busquemos, dentro de nuestras posibilidades, un nuevo diseño del ambiente físico nuestras escuelas, integradas por áreas verdes y ambientes limpios, para la recreación e investigación al aire libre; así como aulas creativas que apuesten un clima de estudio, camaradería y equidad.
Como profesores tenemos la importante tarea de educar, a los hombres y mujeres que mañana vivirán en este mundo que estamos usando hoy, y que esperamos sea habitable, por lo que se impone un dialogo con nuestros estudiantes, motivarlos para el desarrollo de sus capacidades de creatividad en la búsqueda de mejores caminos para cuidar nuestra “casa común”, compartir sus conocimientos y experiencias particulares, aportarles recursos motivadores para lograr su consecuente responsabilidad ambiental, y vivir la corresponsabilidad de cuidar el medio ambiente desde la escuela.
¿La educación ambiental es un eje trasversal en la programación de su centro educativo? ¿Qué tan comprometida está su escuela con la educación ambiental? ¿Los ambientes de su escuela reflejan la responsabilidad ecológica?
Sugerimos la lectura de nuestra fuente, para completar la información de este contenido con el artículo de la Magister Maglianesi, publicada en La Nación de Costa Rica: EDUCACIÓN PARA UN CAMBIO DE PARADIGMA
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF
Muchas gracias soy un investigador de la teoría cuántica aplicada a programación mental en procesos psicopedagogicos