La idea de establecer un sistema de clasificación de habilidades, comprendido dentro de un marco teórico, surgió en una reunión informal al finalizar la Convención de la Asociación Norteamericana de Psicología, reunida en Boston (USA) en 1948. Se buscaba que este marco teórico pudiera usarse para facilitar la comunicación entre examinadores, promoviendo el intercambio de materiales de evaluación e ideas de cómo llevarla a cabo. Además, se pensó que estimularía la investigación respecto a diferentes tipos de exámenes o pruebas, y la relación entre éstos y la educación.
El proceso estuvo liderado por Benjamín Bloom, Doctor en Educación de la Universidad de Chicago (USA). Se formuló una Taxonomía de Dominios del Aprendizaje, desde entonces conocida como Taxonomía de Bloom, que puede entenderse como “Los Objetivos del Proceso de Aprendizaje” [1]. Esto quiere decir que después de realizar un proceso de aprendizaje, el estudiante debe haber adquirido nuevas habilidades y conocimientos.
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Se identificaron tres Dominios de Actividades Educativas: el Cognitivo, el Afectivo y el Psicomotor. El comité trabajó en los dos primeros, el Cognitivo y el Afectivo, pero no en el Psicomotor. Posteriormente otros autores desarrollaron éste último dominio.
La taxonomía de Bloom es una herramienta que organiza el proceso de aprendizaje, desde recordar hechos hasta la creación de ideas, facilitando la planificación de la enseñanza efectiva.
Taxonomía de Bloom de habilidades de pensamiento (1956)
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Lista de ejemplos:
(Marco de referencia de productos que pueden usarse para demostrar la aplicación del esquema de habilidades de pensamiento)
Taxonomía revisada de Bloom (2001)
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En los años 90, antiguos estudiantes de Bloom, Lorin Anderson y David R. Krathwohl, revisaron la Taxonomía de su maestro y la publicaron en 2001 [3]. Uno de los aspectos clave de esta revisión es el cambio de los sustantivos de la propuesta original a verbos, para significar las acciones correspondientes a cada categoría. Otro aspecto fue considerar la síntesis con un criterio más amplio y relacionarla con crear (considerando que toda síntesis es en si misma una creación); además, se modificó la secuencia en que se presentan las distintas categorías. A continuación se presentan las categorías en orden ascendente, de inferior a superior y se ilustran con la siguiente imagen:
(Diagrama adaptado del trabajo de Wilson, Leslie O. 2019)
Además del cambio de sustantivos a verbos para denominar las categorías de la taxonomía de Bloom, otro aporte importante en esta revisión de 2001 fue hacer énfasis en los niveles de conocimiento, tres de los cuales ya habían sido enunciados por Bloom en 1956: fáctico, conceptual, procedimental y metacognitivo. Según Anderson & Krathwohl (2001), el conocimiento fáctico incluye los elementos básicos que cada estudiante debe saber para familiarizarse con una disciplina o resolver problemas en un área determinada (hechos esenciales, terminología, detalles o elementos); el conocimiento conceptual se enfoca en las interrelaciones existentes entre diferentes elementos básicos (conocimiento fáctico) dentro de una estructura más grande de conocimiento que permita a cada estudiante operar con ellos juntos (clasificaciones, principios, generalizaciones, teorías, modelos o estructuras); el conocimiento procedimental indica cómo hacer algo y demanda al estudiante poner en funcionamiento métodos de investigación, criterios para usar ciertas habilidades, algoritmos, técnicas y métodos generales; y, por último, el conocimiento metacognitivo está relacionado con la cognición en general, así como con el conocimiento consciente de cómo se aprende y cómo se regula ese proceso de aprendizaje (reflexividad y conocimiento de uno mismo).
La Taxonomía de Bloom original, desarrollada por Benjamin Bloom en 1956, se componía de seis niveles cognitivos:
- Conocimiento: Recordar información memorizada.
- Comprensión: Entender el significado de la información.
- Aplicación: Aplicar el conocimiento a situaciones nuevas.
- Análisis: Descomponer la información en sus partes constituyentes.
- Evaluación: Juzgar el valor de la información.
- Creación: Producir algo nuevo y original.
En 2001, un grupo de educadores liderados por Lorin Anderson revisó y actualizó la taxonomía para reflejar los cambios en la pedagogía y el aprendizaje. La taxonomía revisada, conocida como Taxonomía de Bloom revisada, incluye dos dimensiones:
Niveles cognitivos: Los seis niveles originales se redefinieron y agruparon en cuatro categorías:
- Recordar: Recuperar información de la memoria.
- Entender: Comprender el significado de la información.
- Aplicar: Usar la información para resolver problemas.
- Analizar: Examinar la información y descomponerla en sus partes.
- Evaluar: Juzgar el valor de la información.
- Crear: Producir algo nuevo y original.
Verbos de acción: Se asoció cada nivel cognitivo con un conjunto de verbos de acción que describen las habilidades y comportamientos que se esperan de los estudiantes.
La Taxonomía de Bloom revisada es una herramienta valiosa para los educadores porque les ayuda a:
- Diseñar objetivos de aprendizaje claros y medibles.
- Crear actividades de aprendizaje que promuevan el desarrollo de habilidades cognitivas de alto nivel.
- Evaluar el aprendizaje de los estudiantes de manera efectiva.
La taxonomía de Bloom: Categorías que inspiran el aprendizaje profundo.
Taxonomía de Bloom para la era digital (2008)
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Han pasado más de cincuenta años y la Taxonomía de Bloom continúa siendo, para los educadores, herramienta fundamental para establecer en las diferentes asignaturas objetivos de aprendizaje. Recientemente, el doctor Andrew Churches actualizó la revisión del año 2001 (Lorin Anderson y David R. Krathwohl) [3] para ponerla a tono con las nuevas realidades de la era digital. En ella, complementó cada categoría con verbos y herramientas del mundo digital que posibilitan el desarrollo de habilidades para Recordar, Comprender, Aplicar, Analizar, Evaluar y Crear.
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Taxonomía de Bloom asociada al modelo SAMR (2013)
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En el año 2013, la especialista en Educación y Tecnología Kathy Schrock asoció la Taxonomía de Bloom con el modelo SAMR desarrollado por el profesor Rubén Puentedura. Este modelo tiene como objetivo facilitar a los docentes la integración de las TIC en procesos educativos de manera que ayude a los estudiantes alcanzar un alto nivel de logro. El modelo SAMR sirve de guía a los docentes en el diseño e implementación de actividades de aprendizaje mediante cuatro enfoques de uso de las TIC en el aula: Sustitución, Ampliación, Modificación y Redefinición. Por su parte, la Taxonomía de Bloom sirve de guía a los docentes en el diseño de actividades de aprendizaje orientadas al desarrollo de habilidades cognitivas de orden superior.
(Diagrama inspirado en el trabajo de Rubén Puentedura, Andrew Churches & Kathy Schrock)
Este contenido ha sido publicado originalmente por Eduteka en la siguiente dirección: eduteka.icesi.edu.co | Autor: Juan Carlos López García
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Excelente artículo.
Saludos.