El profesor español José Luis Murillo (Villamayor, 1958) ha dedicado 38 años de su existencia a la tarea maestro en la escuela de Sahún (Aragón), poniendo en práctica un proyecto educativo que ha servido como referencia y modelo a seguir por algunas escuelas rurales. Ya jubilado, Murillo ha publicado su libro “Metodologías activas. Recursos para el aula (o qué podemos hacer en el cole sin libros de texto, asignaturas, deberes, exámenes ni notas)”; motivo por el cual Ana Sánchez Borroy de El Diario (Aragón, 27/11/2021), le hace una entrevista, de la cual compartimos por motivos únicamente educativos y de formación permanente partes del diálogo.
Sabemos que cada uno de nosotros tenemos realidades, panoramas y espacios educativos particulares, pero es interesante escuchar su reflexión sobre los modelos educativos, como el de Finlandia, y la posibilidad de hacer -quien considere conveniente- un replanteamiento de aquella educación del siglo XVIII que tiene como objetivos el crear personas obedientes, estandarizar el aprendizaje, y el conseguir que todos los niños y niñas lleguen a los mismos listones, y luego seleccionar quiénes pasan, quiénes repiten. Ojalá les sea útil.
ANA SÁNCHEZ: ¿Qué se puede hacer en el colegio sin libros de texto, sin asignaturas, sin deberes, sin notas?
JOSÉ LUIS MURILLO: “Buena pregunta (ríe). ¿Qué se puede hacer? Compartir vidas y aprendizajes”
ANA SÁNCHEZ: ¿Eso es compatible con cumplir con los objetivos del currículo que se marcan para cada curso?
JOSÉ LUIS MURILLO: “Claro que sí, es una cuestión de marco mental y de paradigma. La mayoría hemos heredado una educación que nació en el siglo XVIII, en la que lo importante era transmitir a los niños y a las niñas unos contenidos para después medirlos y seleccionarlos. Entonces, cuando se invierte ese paradigma y se cambia el marco mental para empezar a partir de los niños y las niñas, de sus necesidades, de sus intereses, de sus intereses, de sus propuestas… te encuentras con que la escuela es un espacio de vida, en el que ocurren cosas. […] también ocurren aprendizajes. [… que] es una necesidad vital de los niños y las niñas. Cuando en la escuela se les permite aprender, no se les bloquea, llegan a adquirir los conocimientos, las competencias, las actitudes, los valores, las normas… todo lo que marca el currículo. Lo que ocurre es que cuando quitamos todo eso, de repente, el proceso hace que se lleguen a hacer los mismos aprendizajes que los demás niños y niñas, pero de otra manera. Se puede hacer disfrutando de lo que se hace”.
ANA SÁNCHEZ: ¿La escuela puede llegar a aprender a bloquear el aprendizaje de los alumnos?
JOSÉ LUIS MURILLO: “Sí, claro, esa es la misión de la escuela del siglo XVIII: crear personas obedientes, estandarizar, conseguir que todos los niños y niñas lleguen a los mismos listones, a las mismas medidas y seleccionar quiénes pasan, quiénes repiten. Esa es su misión. Entonces, la misión de todas las herramientas pedagógicas que aparecen en ese marco de escuela tradicional no es ayudar a aprender a los niños”.
Publicación relacionada:
ANA SÁNCHEZ: ¿Hasta qué edades podría aplicarse esta filosofía?
JOSÉ LUIS MURILLO: “[…] se nos ha olvidado que lo más importante de la escuela no es enseñar a los niños, sino que los niños aprendan. No se trata de ser una escuela de transmisión, sino una escuela de aprendizaje. El otro día Juan Luis Arsuaga decía que en la universidad no hay nada que enseñar. Todo lo que son conocimientos, todo lo que son contenidos de aprendizaje, en este momento, está en la red, en las enciclopedias, en los libros… En la universidad, hay que plantear dudas de lo que no sabemos, para que el alumnado investigue y busque nuevos aprendizajes. «¿Para qué voy a repetir en la Universidad lo que está ya en la Wikipedia? », decía”.
ANA SÁNCHEZ: ¿Esto casa con el anuncio de la Ministra de Educación, Pilar Alegría, de que no será necesario superar los exámenes para pasar de curso en la ESO?
JOSÉ LUIS MURILLO: “Habría que matizarlo. En España, se nos llena la boca con lo que se hace en la educación de Finlandia, pero luego no nos fijamos en todo lo que hacen: allí no repite nadie, no se examina, se evalúa. Ese es otro concepto que, por culpa de la educación que padecemos, está muy devaluado: se confunde evaluar con examinar. En Finlandia, no examinan a nadie; directamente, observan sus aprendizajes y cuando un niño o niña necesita ayuda, se le presta. […] Nuestra obligación como centro es ayudar a los niños a aprender hasta donde puedan hacerlo, ayudarles a desarrollar sus capacidades, que son diferentes en cada niño y en cada niña. No podemos estandarizar para que todos sean buenos en lengua, buenos en matemáticas… y si no, les hacemos repetir. No tiene ningún sentido.[…] ocurre a veces en nuestra educación, que simplemente se trata de maquillar datos y resultados académicos. Una cosa es decidir que no debemos examinar o hacer repetir a un niño porque mi obligación es ayudarle a aprender y no castigarle porque no aprenda. Y otra cosa sería decir que, como nuestras estadísticas a nivel internacional son penosas, por ley digo que está prohibido suspender. Y ya tengo maquillada la estadística. […] Y las editoriales y la administración van a seguir financiando los libros de texto para mantener esta educación del siglo XVIII. Entonces, soy positivo y esperanzador y miro con curiosidad los cambios que va a haber, pero, como digo, no es lo mismo cambiar porque hay una filosofía detrás, hay un planteamiento pedagógico, hay paradigma educativo diferente; que cambiar sólo los nombres, maquillar el sistema. No sé en qué quedará”.
Publicación anterior recomendada:
Miguel Ángel Santos: Es importante que no se confunda la evaluación con la calificación
ANA SÁNCHEZ: ¿Habría reticencias entre el profesorado para aplicar este paradigma educativo que usted propone?
JOSÉ LUIS MURILLO: “Lo normal es que haya inercias. El profesorado tenemos una responsabilidad muy grande al trabajar por los niños y las niñas y su educación. Es algo que no tiene garantías, no hay botones que podamos apretar para conseguir que un niño aprenda o no aprenda. Entonces, muchos maestros y maestras tienen miedo al cambio, porque les da inseguridad ese cambio. Ante esa inseguridad, prefieren continuar haciendo lo que han hecho con ellos y con ellas. A partir de ahí, sí podrían surgir algunas reticencias. Pero es más por el miedo y por la inercia a hacer las cosas como se han hecho siempre, es muy difícil de cambiar. [… Los profesores] cuando han ido a las facultades de Educación, les han seguido formando de forma tradicional. Es normal que lleguen a una escuela y que, aunque vean que hay conflicto, que hay cosas que no les gustan, llevan toda la vida con un mismo sistema educativo. Cambiar eso es difícil”.
Como les indicamos al comienzo, esta publicación solo tiene partes del artículo de El Diario (Aragón, España), por lo que les sugerimos leer la entrevista completa en este enlace: “NUESTRA OBLIGACIÓN ES AYUDAR A LOS NIÑOS A APRENDER, NO EXAMINARLES” eldiario.es