Un estudio reciente liderado por la doctora Lorena Ortega, investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) y académica del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile, evidenció una menor participación de las niñas en interacciones con sus docentes en clases de matemáticas. Para ello, se utilizó una metodología innovadora de visualización de redes de interacción, técnica común en las ciencias sociales, que permitió analizar el impacto del género en la dinámica de aula.
La investigación, titulada «La inclusión de las niñas en las aulas de matemáticas chilenas», fue desarrollada en colaboración con los doctores Ernesto Treviño y Denisse Gelber, del Centro de Justicia Educacional de la Universidad Católica. Los hallazgos revelaron que las docentes interactúan significativamente menos con las estudiantes mujeres en comparación con sus compañeros varones. En términos numéricos, las niñas recibieron un 23% menos de interacciones totales iniciadas por los docentes. Cuando se analizaron exclusivamente interacciones pedagógicas, la diferencia a favor de los niños fue del 21%, incluso cuando se tomaron en cuenta factores como rendimiento académico y proximidad al profesor en la sala.
Otra de las conclusiones destacadas fue que las interacciones iniciadas por los docentes con los niños eran, en mayor medida, personalizadas y privadas. Esto significa que los estudiantes varones recibieron más atención individualizada, mientras que las niñas interactuaban más en un contexto grupal. Además, el rendimiento académico sólo moderó estas diferencias en las interacciones iniciadas por los estudiantes, mientras que el sesgo en desmedro de las niñas se mantuvo en aquellas iniciadas por los docentes, especialmente en el caso de alumnas con alto desempeño.
El estudio también desmitificó la idea de que la composición de género en el curso o el sexo del docente afecten la inclusión de las niñas en la interacción. Se encontró que las alumnas no participaban más en clases dirigidas por profesoras, ni en cursos donde predominaban estudiantes mujeres.
Una oportunidad para el cambio
Si bien la investigación constató la existencia de un sesgo de género en la mayoría de las aulas estudiadas, también identificó casos donde las docentes promovían una participación equitativa. «Esto demuestra que los patrones de interacción no son inamovibles y que es posible aprender de las aulas que logran una mayor inclusión», señaló la doctora Ortega.
El análisis se realizó a partir de 79 clases de matemáticas de enseñanza básica y media, impartidas en 43 establecimientos, en su mayoría municipales de la Región Metropolitana. Se trabajó con una muestra de 2.295 estudiantes y 57 docentes, aplicando una metodología de videograbación y codificación de interacciones. Estos resultados serán publicados en la revista internacional «Infancia y Aprendizaje».
El uso del análisis de redes sociales en la educación es una innovación que ha permitido estudiar fenómenos como la influencia de las amistades en la participación de comportamientos de riesgo o la selección de carreras universitarias. Sin embargo, esta es la primera vez que se aplica para examinar patrones de interacción en el aula desde una perspectiva de género. «Esta herramienta permite a los docentes visualizar sus propias prácticas y detectar sesgos inconscientes», afirmó Ortega.
Repercusiones en la equidad de género
Las interacciones en el aula no solo reflejan las expectativas de los docentes, sino que también impactan en la motivación, aspiraciones y desempeño de los estudiantes. La investigación sugiere que la menor inclusión de las niñas en las clases de matemáticas podría reforzar estereotipos de género y contribuir a las brechas de aprendizaje. Esta desigualdad en la interacción puede afectar el desarrollo académico de las estudiantes y limitar sus oportunidades futuras.
«Para eliminar estos sesgos es clave visibilizarlos y concientizar a los docentes, idealmente desde su formación inicial», enfatizó Ortega. Si bien existen numerosos estudios sobre la importancia de la interacción en el aprendizaje, este trabajo aporta un enfoque novedoso al analizar la inclusión o exclusión de grupos específicos dentro del aula.
Finalmente, la investigación plantea una nueva interrogante que abordará en futuros estudios: ¿Cómo influye esta menor inclusión de las niñas en la ampliación de la brecha de género en matemáticas a lo largo de la escolaridad? Un desafío pendiente que, sin duda, impactará en el diseño de políticas educativas para promover la equidad de género en el aula.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF