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¿Qué son las pausas activas en el aula? ¿Son útiles?

Las pausas o descansos activos son periodos cortos durante la jornada escolar en los que se detiene la actividad escolar más intelectual y sedentaria (explicaciones, preguntas, debates o ejercicios) para realizar una actividad física como bailar, saltar o estiramientos. Es muy común que se realicen entre clase y clase, más o menos cada 50 minutos.
Se han propuesto numerosos beneficios de las pausas activas, entre ellos uno muy atractivo que es el de la mejora del rendimiento escolar. Inicialmente, resulta paradójico que la interrupción regular de las actividades en las que se adquieren y consolidan los contenidos escolares vaya a producir una mejora del aprendizaje. Este fenómeno se suele explicar aludiendo a las funciones ejecutivas: el descanso activo potenciaría las funciones ejecutivas, entre las que se encontrarían la inhibición cognitiva, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, que ayudarían a resistir a las distracciones, procesar información de forma consciente y cambiar de actividad sin perder la concentración.

La idea es atractiva por distintas razones: el beneficio que promete, lo sencilla que es su realización al no necesitar materiales especiales o una gran preparación y porque se conecta con experiencias personales. Seguramente todos hemos experimentado cómo un descanso nos ayuda a volver a concentrarnos tras un rato prolongado de esfuerzo intelectual.

Por otra parte, a veces nos encontramos que las propuestas de pausas activas se acompañan con explicaciones con apariencia pseudocientífica como que “activan más áreas cerebrales”. Incluso hay quien propone que la actividad física se integre en asignaturas escolares como las Matemáticas o el aprendizaje de idiomas.

¿Qué sabemos sobre la eficacia de las pausas activas en el aula? ¿Aumentan realmente el rendimiento escolar? ¿Mejoran la función ejecutiva? ¿Podrían ser sustituidas por otras formas de descanso en las que no se realice una actividad física enérgica?

Quizá no sea posible responder a todas esas preguntas, pero tenemos algunos datos recientes que nos pueden ayudar a aclararnos. Para empezar, en los últimos años se han realizado unas cuantas investigaciones sobre la influencia de la actividad física en la función ejecutiva, incluso se han publicado algunos estudios de síntesis. Varios meta-análisis, publicados entre 2015 y 2020 concluyen que la actividad física produce un efecto positivo en el rendimiento en pruebas de evaluación de la función ejecutiva. Las mejoras parecen darse en personas con trastornos del neurodesarrollo, especialmente con TDAH, más que en participantes con desarrollo típico y se encuentran tanto en con ejercicio físico momentáneo como con ejercicio físico regular.

Las pausas activas se han investigado fuera del entorno escolar, como forma de prevenir el sedentarismo, por sus posibles beneficios en el metabolismo, evitación de dolores crónicos o mejora de la productividad laboral.

Pero lo que aquí nos interesa más es que se han publicado algunas síntesis que estudian específicamente el uso de las pausas activas en la escuela. Con una sencilla búsqueda he encontrado cinco meta-análisis o revisiones sistemáticas, un número considerable si se tiene en cuenta que el número de estudios primarios que revisan está entre 11 y 22. A continuación, vemos qué información nos proporcionan.

Efecto de las pausas activas sobre la actividad física

En la revisión Masini et al. (2020) la mayor parte de los estudios sobre la actividad física encontró que el uso de pausas activas la incrementaba, según las medidas realizadas con acelerómetros o podómetros. Colella et al. (2020) coinciden con esa idea, interpretando que los resultados de los estudios muestran una mejora media en los niveles de actividad física moderada o vigorosa de los participantes. En cambio, no perciben que se produzcan mejoras en el estado físico cardiorrespiratorio o en el índice de masa corporal.

Efecto de sobre la función ejecutiva

Xue et al. (2019) han realizado un meta-análisis de estudios experimentales sobre intervenciones de ejercicio físico regular. La actividad física regular parece tener un pequeño efecto positivo en medidas generales de función ejecutiva y en el control inhibitorio, especialmente en el alumnado con mayor índice de masa corporal. Este efecto se percibe con deportes y programas de actividad física, normalmente extraescolares. También resulta significativo cuando la actividad física es parte del currículo escolar (asignatura de Educación Física), pero los resultados son prácticamente nulos al combinar los 11 estudios en los que se realizaba actividad física integrada, en los que se incluían las pausas activas y actividades y tareas escolares que implicasen ejercicio físico.

Masini et al. (2020) localizaron cinco investigaciones sobre el efecto de las pausas activas sobre medidas de función ejecutiva. Los resultados fueron variados en medidas de atención y no se encontraron efectos significativos en otros tipos de medida, por lo que las autoras de la revisión consideran que no se pueden establecer conclusiones.

Pastor-Vicedo et al. (2021) indican que 10 de los estudios que revisaron muestran una mejora en atención, mientras que uno obtiene un resultado nulo. Esta afirmación resulta un poco extraña si se tiene en cuenta que en la revisión hay un gráfico que indica que la atención y la concentración se evaluaron solo en siete de las investigaciones revisadas.

La síntesis de Infantes-Paniagua et al. (2021) trata específicamente sobre el efecto de las pausas activas en la atención. Al agrupar sus resultados según los distintos tipos de medidas se encontró que el efecto de las pausas activas no fue significativo en inhibición, concentración y cambio. Sí se encontró un efecto significativo en atención selectiva.

Comportamiento e implicación

Masini et al. (2020) encontraron que las pausas activas mejoraban el comportamiento en el aula que normalmente se medía como el tiempo que el alumnado estaba atendiendo a las explicaciones o realizando sus actividades. No obstante, en su meta-análisis solo pudieron combinar los resultados de dos de los siete estudios que valoraban el tiempo que el alumnado pasaba atento. El resultado combinado de esos dos resultados fue positivo, pero no significativo.

Colella et al. (2020) indican que cuatro de los estudios revisados encuentran mejoras en implicación, atención a la actividad, autoeficacia o comportamiento en el aula, mientras que solo uno presenta resultados no significativos.

Rendimiento escolar

Cuatro de los estudios localizados por Masini et al. (2020) evaluaban el rendimiento en pruebas de lectura o matemáticas, pero los resultados eran variados, sin que se pudiese apreciar ninguna tendencia.

Colella et al. (2020) también analizan el rendimiento académico, pero parece haber un error en el párrafo que dedican a ese análisis, que comienza hablando de las pruebas utilizadas para evaluarlo y, a continuación, presenta resultados sobre el incremento en la actividad física.

Pastor-Vicedo et al. (2021) mencionan cinco estudios en los que se encuentra una mejora en el rendimiento académico y otros tres estudios en los que no se halla ese beneficio.

Algunas consideraciones prácticas

Por si a alguien le resulta útil, en estas revisiones podemos encontrar algunos detalles sobre cómo se han realizado las intervenciones de descansos activos. Vemos dos orientaciones sobre su temporalización y su contenido.

  • ¿Cómo distribuir en el tiempo las pausas activas? Colella et al. (2020) observan que en las investigaciones que revisan hay dos formas de organización: por una parte, sesiones de más de 10 minutos de duración, realizadas una o dos veces al día dos o tres veces por semana. Por otra parte, sesiones con una duración de 3 a 5 minutos, realizadas diariamente entre 3 y 5 veces al día.
  • ¿Qué se hace en las pausas activas? Algunos de los trabajos consultados indican el contenido de las pausas en las distintas investigaciones revisadas. Podemos encontrar algunas descripciones bastante vagas como “actividad física bilateral”, “estiramientos”, “equilibrios”, “juegos cooperativos” y otras descripciones más concretas como: “correr mientras se escucha una canción y realizar o detener algunas acciones al escuchar determinadas palabras”, “simular una carrera sin desplazamiento”, “dar saltos”, “saltos con separación de las piernas” “pasarse un balón”, “sentadillas”, “correr (entre 250 y 750 metros)”, “movimientos fáciles y repetitivos de aeróbic”, “imitar vídeos de Just dance” o “juegos de pilla-pilla”.

Algunas de las actividades anteriores pueden parecer poco adecuadas para realizar en el aula y el motivo es, sencillamente que en algunas investigaciones las paradas activas se realizaban fuera de la clase.

En conclusión

La investigación disponible sobre las pausas activas en la escuela muestra generalmente efectos positivos en la actividad física del alumnado y también parece mejorar la atención o el trabajo en el aula. En cambio, no está claro que produzcan un efecto beneficioso sobre la función ejecutiva ni sobre el rendimiento escolar. Por otra parte, muy raramente se encuentran resultados negativos.

Lo anterior podría justificar su uso en la escuela, pero convendría evitar presentar las pausas activas como una propuesta bien fundamentada, que mejora la función ejecutiva o con resultados positivos sobre el rendimiento escolar, sino como una simple alternativa de descanso.

 Referencias

  • Colella, D. , Monacis, D. y Limone, P. (2020) Active breaks and motor competencies development in Primary School: A systematic review. Advances in Physical Education, 10, 233-250.
  • Infantes-Paniagua, Á., Silva, A. F., Ramirez-Campillo, R., Sarmento, H., González-Fernández, F. T., González-Víllora, S., y Clemente, F. M. (2021). Active school breaks and students’ attention: A systematic review with meta-analysis. Brain Sciences, 11(6), 675.
  • Masini, A., Marini, S., Gori, D., Leoni, E., Rochira, A., & Dallolio, L. (2020). Evaluation of school-based interventions of active breaks in primary schools: A systematic review and meta-analysis. Journal of Science and Medicine in Sport, 23(4), 377-384.
  • Pastor-Vicedo, J.C., Prieto-Ayuso, A., López-Pérez, S. y Martínez-Martínez, J. (2021). Active breaks and cognitive performance in pupils: A systematic review. Apunts Educación Física y Deportes, 146, 11-23.
  • Xue, Y., Yang, Y., y Huang, T. (2019). Effects of chronic exercise interventions on executive function among children and adolescents: a systematic review with meta-analysis. British Journal of Sports Medicine. 53(22), 1397-1404.

Este contenido ha sido publicado originalmente por GIUNTI en la siguiente dirección: giuntipsy.es | Autor: Juan Cruz Ripoll.



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