No hay nada como al despertar – seguido por una taza de café – o tras al regreso del trabajo o en un momento de descanso darle lectura a temas que nos haga reflexionar y posiblemente revisarnos a nosotros mismos o compartir con la familia, amigos, hijos, la importancia de los valores. ¿Comenzamos?
Todo niño o niña normal nace con el potencial necesario para alcanzar la salud mental, siendo indispensable para lograr este objetivo el poseer una autoestima elevada, que se fundamenta en el derecho del niño o niña de ser digno de amor y que importa por el hecho de existir, sintiendo que se valora y respeta su individualidad.
El niño o la niña poseen cualidades y recursos internos suficientes para gustarse a sí mismo. Desde muy pequeño aprende a percibir el cómo le ven las personas que le rodean. Su imagen la construye en función del lenguaje verbal y corporal, de las actitudes y los juicios que sobre él emiten las personas que considera importantes.
¿Alta o baja autoestima? Evidentemente las cualidades de una u otra deberán ser antagónicas: La autoestima alta surge de las experiencias positivas, produce en los niños y niñas seguridad, propia aceptación y la confianza suficiente para poder realizarse en todas las áreas de la vida, Las expectativas sobre sí mismos serán apropiadas, alcanzando en el futuro la estabilidad emocional; por el contrario la autoestima baja da lugar a la inseguridad, una escasa resistencia a la frustración, un bajo sentido de quien es y provoca ansiedad. El niño o la niña se sienten inepto y carece de motivación para relacionarse de forma positiva o comenzar nuevos aprendizajes. Suele ser una de las principales causas de las conductas desadaptadas en la infancia ya que cuando el niño o la niña tiene un concepto negativo de sí mismo, cree ser «malo» y adecua sus comportamientos a ese juicio.
¿Qué hacer nosotros los padres y madres en este sentido? Él y ella deberán considerarse aceptados y amados incondicionalmente. No basta con que les demos todo nuestro amor, debemos asegurarnos que ellos lo sientan y experimenten. Tendrán que percibir que se respeta y acepta su individualidad. Aceptar al niño o la niña significa sobre todo no confundiendo el valor de su existencia con el de su comportamiento, tendrá que sentirse valioso, útil y capaz, vinculado a los grupos que pertenece (familia, clase, etc.) y recibir de éstos seguridad y confianza; interiorizando formas de conducta positivas; debe desarrollar seguridad interior para afrontar con éxito las dificultades que se le presenten.
Para ello se le pedirá que concluya las tareas que comience, se le asignarán responsabilidades en función de su edad y capacidad, no se hará nunca por el niño o la niña aquello que sea capaz de hacer solo, se le ayudará a aceptar las consecuencias de sus acciones y a medir sus posibilidades antes de comenzar una actividad; otra forma de lograr elevar su autoestima, será a través de su confirmación como individuo donde cada niño o niña es único e irrepetible y necesita sentirse distinto a los demás. Finalmente, deberá adquirir pautas de conducta y una escala de valores personales que le sirvan de referencia para que su forma de pensar y actuar adquiera coherencia, para que aprenda a distinguir el bien del mal. Los padres, las madres y posteriormente los educadores, serán las personas cuya estima y aprobación buscarán con más esfuerzo, ya que posiblemente serán los modelos que intenten imitar. ¿Ha valorado usted, si sus hijos son de alta o baja autoestima?
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