[Ernesto González] ¿Cuánto falta?, ¡Corre!

No recuerdo a la hora que nací, si el día y cuando trato de recordar lo primero no me queda otra opción de preguntarle a mi madre que a pesar de los años aún lo recuerda. ¿Por qué la curiosidad se preguntará usted? Tal vez números – horas y minutos – que nos dan una cierta exactitud de algo, de alguien, pero que nos precisa el tiempo.
Siendo estudiante y luego docente aprendí que el tiempo constituye – tal vez por su importancia tan relevante en nuestras vidas – una unidad dentro del Sistema[1] Internacional de unidades, representados por las siglas (S.I.); otras lo son: el metro (m), el kilogramo (kg), el Ampere (A), Kelvin (K), mol (mol) y la Candela (Cd)[2], que en el caso del tiempo su unidad es el segundo (s)

Sería muy complejo expresar que, para una persona de 20 años, (siendo el año una unidad aceptada para su uso en el SI, equivalente a: 1 d = 24 h = 86 400 s; si el año tiene 365 días al multiplicarlo por 86 400 s (segundos equivalentes a un día) tendríamos que 365 x 86 400 = 31,536,000 segundos por cada año de vida, multiplicado por 20 (edad de la persona) la misma, su edad en segundos sería: 31,536,000 x 20 = 630,720,000 s

¿Complicado? No creo, para los que nos gustan las matemáticas, pero responder, cuando a usted le pregunten su edad en segundos equivaldría a millones; Y, ¿por qué la edad la reportamos en años? ¡Sencillo!, es una unidad más corta, menos cantidad y desde que nacimos, así nos enseñaron.

El tiempo en lo personal – después de esta larga introducción -, lo relaciono mucho a la puntualidad, valor que de todos los antes que hemos abordado (prudencia, respeto, honestidad, empatía, etc.), lo pondría en primer lugar: “La clase comienza a las 8:00 am”; “la reunión está prevista que termine a las 3:00 pm”; “debo conectarme a la 1:00 pm” Ni un minuto más, ni un minuto menos, así de sencillo.

La puntualidad se ha de considerar como un pacto entre las personas, “esta es la agenda, comenzamos a las …”; obviamente se requiere para el que organiza – el docente, la gerente, del propio estudiante – un trabajo previo: Para enviar la tarea a tiempo, antes que el sistema (plataforma diseñada para “subir” la misma) me responda: “Lo siento, no cumplió a tiempo la entrega”

Educar en la puntualidad, en ser puntual, la formación va desde la casa; llegar tarde para estar a tiempo en la escuela (para lo cual no hay excusa) con sus hijos, sería un error, aunque el menor no tenga conciencia de ello.

¿Y cuándo se es adulto y tienes “luchar”, contra un “adversario” que a veces tienes raíces bien arraizadas, profundas provenientes de una cultura[3] donde predomina la no puntualidad?

Los adultos resultan en algunas ocasiones complicados de hacerlos cambiar, sin embargo, con el empleo de herramientas – valores, como la prudencia, tolerancia, exigencia, reconocer a la persona – que una vez, o más de una fue impuntual, y ya no lo es.

La puntualidad, en la vida cotidiana, es una disciplina. Es decir, con el paso del tiempo, se puede lograr alterar un estilo de vida impuntual e ir, poco a poco, convirtiéndose a la puntualidad.

Condición “sine qua non” – locución latina originalmente utilizada como término legal para decir «condición sin la cual no»[4]-, para fortalecer nuestra personalidad y la de nuestros estudiantes como individuos de carácter, ordenados y eficientes, responsables.

Por cierto, debo terminar, ya que debo enviar estas cuartillas, se me agota el tiempo. Un abrazo.

  • [1] Establecido en 1960 en la XI Conferencia General de Pesos y Medidas (CGPM). Se abrevia universalmente como SI, del francés Le Système International d’Unités y es el sistema métrico moderno usado a nivel mundial.
  • [2] Hemos expresado entre paréntesis el símbolo de cada unidad.
  • [3] En algunas culturas, el tiempo no es tan importante como en otras y, por lo tanto, algunas personas dentro de dichas culturas se encuentran en la libertad de no cumplir con los plazos, como así tampoco con los horarios. En estas culturas no está mal visto llegar tarde a las reuniones, ni incumplir con los plazos de entrega.
  • [4] Se refiere a una acción, condición o ingrediente necesario y esencial —de carácter más bien obligatorio — para que algo sea posible y funcione correctamente.

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas, y no promociona ningún producto, servicio, marca o empresa. Sugerimos a nuestros lectores conocer la identidad de la fuente o de su autor o autores, para tener mayores elementos de juicio y la pertinencia a su realidad educativa.


Autor:
Ernesto Gonzalez , ciudadano nicaragüense, nacido en Cuba.
Experiencia laboral:
Lic. en Ciencias Pedagógicas con mención en química. 40 años de experiencia como docente en los niveles de educación media y superior; cursos de posgrado propios de la especialidad y en pedagogía; autor de libros de texto para la enseñanza media tanto en ciencias naturales, como sociales. Articulista para los periódicos La Prensa, El Nuevo Diario (nicaragüenses 2000-2008), actualmente para el periódico El Siglo 21 guatemalteco.
Correo electrónico:
[email protected]
Cuenta de twitter: @gonzlez_ernesto

.



Comparte este artículo
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También puede leer:





Se desactivó la función de seleccionar y copiar en esta página.