Una maestra de tercer grado, identificada como Rosa Isela “N”, conocida entre padres y alumnos como “maestra Rosy”, fue agredida físicamente por una madre de familia dentro del salón de clases, en la escuela primaria Benito Juárez de la colonia México, municipio de Las Choapas. La agresión ocurrió la mañana del viernes 4 de julio, frente a varios estudiantes y apoderados presentes en el plantel.
Según testigos, la agresora ingresó sin autorización al aula y confrontó a la docente por un conflicto relacionado con su hija. La discusión se intensificó rápidamente y culminó en agresiones físicas que obligaron a trasladar a la profesora al hospital general Dr. Pedro Coronel Pérez, donde recibió atención médica.
Hasta ahora, ni la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) ni la dirección de la escuela han emitido un pronunciamiento oficial sobre el caso. Tampoco se ha confirmado si la maestra ha presentado una denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado.
El hecho ha generado una profunda preocupación entre la comunidad educativa. No solo por la gravedad del ataque, sino porque se produce en un contexto de creciente tensión: semanas atrás, el mismo establecimiento fue escenario de otra controversia, cuando una madre acusó públicamente al director del plantel por presuntos actos de discriminación.
Para docentes y apoderados, la situación exige una respuesta urgente. La reiteración de hechos violentos pone en entredicho la seguridad en las escuelas públicas y expone a los profesores a riesgos crecientes en el cumplimiento de su labor.
Una tendencia alarmante
Este caso en Veracruz no es aislado. El 13 de junio, en Pachuca, Hidalgo, una madre de familia irrumpió en el jardín de niños Enrique Laer y agredió físicamente a una docente en presencia de varios menores. El hecho fue registrado en video por otros padres y se viralizó rápidamente en redes sociales, provocando una ola de indignación.
Según versiones no oficiales, el motivo de la agresión fue un rumor relacionado con la hija de la atacante. En las imágenes, se observa cómo la mujer lanza puñetazos a la maestra mientras los niños, visiblemente asustados, permanecen cerca de sus salones. En respuesta, la dirección separó temporalmente a la docente agredida —medida que ha generado controversia— y hasta la fecha no se ha emitido un comunicado oficial por parte de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo.
Padres de familia en la capital hidalguense han exigido mayores controles de acceso, personal de seguridad y protocolos claros para enfrentar casos de violencia dentro de los planteles.
¿Docentes desprotegidos?
Frente a estos episodios, voces del gremio docente y comunidades escolares han comenzado a alzar la voz, exigiendo que se respalde institucionalmente a los maestros. La recomendación entre profesores es clara: evitar atender a padres dentro del aula, buscar espacios seguros para reuniones y, en caso de agresiones o amenazas, levantar inmediatamente la denuncia.
Además, algunos docentes han sugerido que las denuncias pueden respaldar solicitudes de cambio de centro de trabajo, como medida de protección.
El silencio institucional ante estos hechos —la falta de posicionamientos claros de autoridades educativas o sindicatos— ha sido también criticado. Muchos profesores sienten que están expuestos y desamparados ante situaciones que escapan completamente de su control.
Llamado urgente a las autoridades
La reiteración de casos de violencia contra docentes en México exige una respuesta contundente del Estado y de las autoridades educativas. La labor docente se desarrolla cada vez más en contextos hostiles y con escasos mecanismos de protección.
La comunidad escolar en Las Choapas ha insistido en que se tomen medidas concretas, no solo sanciones posteriores, sino políticas preventivas efectivas: controles de ingreso a los planteles, presencia de personal especializado en resolución de conflictos, protocolos claros de atención a padres y fortalecimiento del acompañamiento institucional al profesorado.
Mientras tanto, la maestra agredida en Veracruz sigue en recuperación y el caso continúa sin resolución. Lo que queda claro es que la violencia ya no está fuera de la escuela: ha entrado al aula y frente a los alumnos, y la reacción de las autoridades no puede seguir siendo el silencio.
Redacción | Web del Maestro CMF
Hay muchas injusticias..y nadie hace nada…
Levantemos la voz …