Sabemos que ejercer el servicio educativo, en no pocos lugares, no era fácil antes del confinamiento, se “desorientó” con el cierre de las escuelas y ahora, con la disminución de la mortalidad -aunque las variantes inestabilizan el contagio- tenemos que planificar un regreso seguro y con la riqueza de la experiencia vivida. Algunos países, gracias a las vacunas, sus economías y autoridades educativas, ya han reiniciado sus labores. Otros tienen que pensar en cómo volver a abrir las escuelas comenzando por elaborar de manera consensuada las normas, procedimientos, protocolos y lineamientos con todos los actores del proceso educativo. Están planificando un regreso seguro con las orientaciones -en primer lugar- de las autoridades sanitarias; revisar y mejorar su infraestructura y el contar con todos los recursos didácticos y pedagógicos para una nueva normalidad educativa, pues este futuro inmediato no es el mismo que se dejó hace dos años atrás; y además (con la experiencia vivida) es primordial en toda planificación el compromiso de revisar permanente el itinerario y tener la capacidad de responder a los desafíos que se presentarán, para cambiar y desaprender.
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A inicios del 2021 la Unicef elaboró un proyecto para planificar el retorno a las clases presenciales y sugirió diez recomendaciones que permitan superar el período del cierre de las escuelas en Chile, en los cuales hubo momentos de mucho estrés, desmotivación y de poca claridad, pero que poco a poco se fueron dando soluciones. Las soluciones -muchas de ellas- surgieron por las exigencias de la emergencia y algunas han resultado innovadoras y exitosas. El texto del estudio de la Unicef, que puede ser de utilidad para otras normas, siempre que ni se trate de “copiar y pegar”, sino el ser leído y reflexionado con el parecer de los tres actores del proceso enseñanza- aprendizaje; está disponible en este enlace: RECREANDO EL APRENDIZAJE EN PANDEMIA: PROPUESTAS DESDE LA SOCIEDAD CIVIL PARA UNA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE COVID-19
También el Banco Mundial, Unesco y Unicef, auspiciaron un estudio después del cierre de las escuelas para millones de niños y jóvenes, y para alguno de ellos con el riesgo de no retomar jamás su educación. Se analizaron las pérdidas de aprendizaje que no han sido iguales en todas partes, el abandono escolar, las brechas digitales, las consecuencias emocionales y mentales, entre otros temas. Y de manera especial pusieron el objetivo sobre “los riesgos para la salud de los niños y personal educativo”, y que no deben, ni pueden ser minimizados. Por lo tanto, al elaborar los protocolos de regreso, no solo es cuestión de ver la recuperación de la parte académica del aprendizaje, sino también es necesario conocer y atender las medidas sanitarias y socioemocionales de todos los actores del proceso enseñanza – aprendizaje. EL ESTADO DE LA CRISIS EDUCATIVA MUNDIAL: UN CAMINO HACIA LA RECUPERACIÓN
Ahora, a un buen número de países -que aún no han regresado a las escuelas-, se les plantea urgentemente contar con un itinerario ante la nueva normalidad educativa pos pandemia; que debe tener en cuenta (por lo menos) estos objetivos:
- sería un retorno de manera paulatina;
- deberán respetarse las medidas sanitarias y la prevención de contagios;
- elegir entre las clases híbridas, remotas y presenciales, y
- sabiendo que toda actividad pedagógica y académica dependerá a la realidad educativa propia y particular, sin dejar de tener en cuenta la incidencia de la pandemia del Covid 19 y sus variantes (ahora el ómicron).
COVID, OMICRÓN: PREGUNTAS MÁS FECUENTES (18´ 39”)
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Desde esa exigencia sanitaria, el Dr. Alejandro Macías, Médico Cirujano egresado de la Universidad de Guanajuato (México), en donde actualmente es profesor investigador; especializado en Medicina Interna e Infectología, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 3 y autor de más de 100 publicaciones nacionales e internacionales en el área de infecciones; ha publicado un artículo en The Washington Post (14/09/2021), en el cual opina que “una de las peores consecuencias de la pandemia de COVID-19 ha sido la imposibilidad de recibir educación en las aulas y fuera de las pantallas”, privándose a los niños de la necesaria socialización y la cercanía de sus maestros. Y si bien hay varias experiencias sobre el retorno a las aulas, consideramos que nos puede ser de mucho valor el conocer sus sugerencias respecto a los protocolos sobre los que se debe hacer, y lo que no se debe hacer.
Aunque no son pocos los especialistas sanitarios y educativos, que nos hablan de regresar a las clases presenciales con una seguridad razonable y con riesgo bajo de contagio de COVID-19, si se toman las medidas sanitarias adecuadas; también es importante volver a clases presenciales con las instalaciones de infraestructura en perfectas condiciones; el personal docente, administrativo y de servicio vacunados y debidamente preparados para esta nueva situación académica escolar; contar con los recursos tecnológicos necesarios al uso del sistema del internet y en número suficiente; la preparación profesional actualizada de los docentes; un nuevo compromiso de los padres de familia y, como una condición estudiada por especialistas: la preparación emocional de los todos.
Por ahora, el Dr. Macías nos propone dos listados que podrían ayudarnos a crear nuestro propio protocolo de regreso a clases con la participación de los tres principales actores del proceso enseñanza aprendizaje, para no cometer el error de los que dirigen la educación desde los escritorios de las secretarías y ministerios, y que poco sirven -tantas veces- en la realidad. También es muy importante estar de acuerdo que cualquier protocolo, no es ninguna norma definitiva ni perfecta ni se hace para siempre, por lo que debemos estar atentos a revisar y evaluar permanentemente para mejorar, cambiar o desechar lo que ya no es útil aquí y ahora.
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Con esta larga premisa, nos permitimos compartir estas sugerencias, partiendo de la propuesta del Doctor Macías:
LO QUE SÍ DEBE HACERSE:
- Protocolo consensuado. Que toda la comunidad participe en la elaboración de las normas y esté informada con claridad y con el tiempo necesario, sobre las políticas institucionales respecto al regreso a las clases presenciales.
- La vacunación de todo el personal es fundamental. Y en donde sea posible también el alumnado que sea elegible, pues “no queda duda de que quienes están vacunados tienen menor riesgo de infectarse o enfermar gravemente.
- Usar cubrebocas, mascarillas o barbijos. Hasta hoy se ha encontrado una opinión muy favorable sobre su uso y utilidad dentro y fuera de la escuela, [...] sin importar el estado de vacunación.
- Ventilar espacios cerrados. A pesar de la temperatura ambiental es necesario tener las puertas y ventanas abiertas todo el tiempo posible.
- Las actividades escolares en lugares abiertos. Se debe preferir realizar actividades en exteriores, siempre que el clima y las instalaciones lo permitan. Hay que evitar hacer ejercicio en interiores, aún cuando no requieran del uso de cubrebocas.
- Dividir los estudiantes en subgrupos y que acudan en días alternos. De darse condiciones dividir temporalmente a los estudiantes en “burbujas”.
- Facilitar el acceso a pruebas de laboratorio. Las personas que tengan síntomas o hayan tenido contacto prolongado con alguien enfermo deben someterse a análisis clónicos
- Higiene de manos. Que haya un acceso fácil y cercano para la limpieza con agua y jabón o alcohol, al ingreso, al tomar alimentos, manipular objetos sucios, y luego del uso los servicios higiénicos.
- Etiqueta respiratoria. “Consiste en cubrir la boca y nariz al toser y estornudar, generalmente con el pliegue del codo. Si se estornuda con el cubrebocas puesto, este deberá cambiarse a la primera oportunidad”.
- No acudir enfermo. “Es una recomendación lógica para el personal académico, administrativo y el alumnado”, sin que se les afecten sus ingresos o prestaciones con políticas no punitivas y pago por incapacidad laboral.
- Mantener contacto e informes sobre los enfermos por especialistas de la salud, por motivos de solidaridad y empatía.
- Limpieza y desinfección. Ventilar y hacer la limpieza normal y habitual de los espacios físicos de la escuela, y “una limpieza profunda con desinfectantes cuando haya casos detectados”.
- Plan para visitantes y proveedores de servicios. Lo mejor es mantener al mínimo necesario de dichas visitas. Contar con un protocolo para el personal y los servicios de cafetería.
- Medidores de CO2. Donde sea posible contar con una medición indirecta sobre el grado de contaminación del aire que respiramos.
- Hacer un estudio previo o diagnóstico sobre la salud mental y emocional de todos los actores del proceso educativo.
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LO QUE NO ES NECESARIO HACER:
- Colocar túneles sanitizantes a la entrada a la escuela.
- Colocar tapetes sanitizantes o tapete de charca desinfectante o pediluvio.
- Colocar termómetros digitales o “filtros” de entrada para verificar la temperatura corporal.
- Esparcir desinfectantes en los edificios y el mobiliario, o sobre las personas en su ingreso a la escuela.
- Colocar mamparas o divisiones entre escritorios o pupitres, ya que impiden la circulación del aire y empeoran su calidad.
Parte de los textos y los listados precedentes ha sido tomados de la publicación -que recomendamos leer- en este enlace: OPINIÓN: QUÉ HACER Y NO HACER EN EL REGRESO A CLASES ANTE EL COVID-19
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DIEZ CONSEJOS:
- El uso correcto de las mascarillas o barbijos de manera permanente. Mantener la distancia social establecida.
- Para ingerir alimentos o beber agua distanciarse mucho más de lo normal. Así como si tiene necesidad de estornudar.
- Que cada grupo sea una burbuja distinta y que no se mezclen esas burbujas.
- Tratar que haya cero convivencias de burbujas en los recesos. Hacer una programación para que esa burbuja que ya volvió al salón, no se mezcle con otra burbuja que acaba de salir, y eso es algo que tendrán que implementar las escuelas de la mejor manera que puedan.
- Los maestros deben procurar que no hablen todos al mismo tiempo, que no hagan coros, por ejemplo, que la voz no sea demasiado intensa tampoco para que no expulsen demasiadas partículas al aire; y
- Cuidar que a la hora de entrada y salida de la escuela no haya aglomeraciones de padres de familia en las puertas de acceso, y que también respeten las medidas sanitarias entre ellos.
- Recordemos que las escuelas no son guarderías, por ello los estudiantes deben retirarse (con sus padres o en transportes confiables de manera rápida y ordenada) y los profesores no deben permanecer más del tiempo necesario para ventilar su aula, retirarse a su domicilio o ir a alguna reunión.
- Quien no se sienta seguro de volver, que lo haga cuando se sienta seguro de hacerlo.
- Aconsejar que nadie vaya a la escuela si tiene algunos síntomas de la Covid 19, aunque sean de intensidad leve o moderada.
- Que las aulas estén siempre ventiladas. Si es posible dotarlas de ventiladores y planificar su uso en los momentos que crean convenientes. Cf REGRESO A CLASES “EN BURBUJAS”; EL ABC SEGÚN ALEJANDRO MACÍAS, ESPECIALISTA EN INFECTOLOGÍA
El Doctor Joseph G. Allen de la Universidad de Harvard y presidente del Cuerpo Especial de la Comisión de COVID-19 de The Lancet, opina que “el aprendizaje en línea no es igual al aprendizaje presencial. [...] los efectos del cierre de las escuelas van mucho más allá del rezago educativo. Estamos ante una crisis absoluta de salud mental infantil. [...] Las escuelas son el lugar donde se detectan por primera vez los problemas en casa, como el descuido y el abuso. Incluso los cierres a corto plazo tienen graves consecuencias. [...] estos efectos eran predecibles y, de hecho, se predijeron. Y no deben repetirse. [...] ¿qué debemos hacer para mantener un riesgo bajo en las escuelas en lugar de cerrarlas de nuevo?”. El reabrir las escuelas, con protocolos sanitarios consensuados, “seguirá siendo la mejor política para las escuelas, incluso si aumentan los casos”. OJALÁ QUE APRENDAMOS LA LECCIÓN: LAS ESCUELAS NO DEBEN CERRAR
“El regreso a clases deberá hacerse tarde o temprano y desde luego que incrementar las actividades aumenta los riesgos, pero también hay riesgo de no tener clases [...] Hay que dejar claro que el virus está presente y que vamos a pasar a una etapa en la que vamos a coexistir con él esperando que no cause niveles altos, un poco como hacemos cada año con la influenza”. (CIRCULO am 16/11/2021)
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