Resulta crucial reflexionar sobre la cantidad significativa de horas que los profesores invierten en el intento de establecer y mantener el orden en sus clases. Este aspecto, fundamental para un ambiente de aprendizaje efectivo, merece un análisis detenido de los desafíos inherentes y las posibles soluciones para optimizar el tiempo dedicado a la enseñanza.
Podría pensarse que un buen clima en la clase o la actuación positiva continuada de los profesores pueden hacer innecesarias las reglas de disciplina, pero sería no caer en la cuenta de que esas reglas de actuación son los puntos de apoyo que hacen posible ese buen clima escolar. En efecto, el respeto a las personas y a las propiedades, la ayuda desinteresada a los compañeros, el orden y las buenas maneras exigen que todos los que conviven en un curso acepten unas normas básicas de convivencia y se esfuercen día a día por vivirlas. El buen clima de un colegio no se improvisa, es cuestión de coherencia, de tiempo y de constancia.
Son imprescindibles, por tanto, unas normas que sirvan de punto de referencia y ayuden a lograr un ambiente sereno de trabajo, orden y colaboración; un marco generalmente aceptado, que precisa los límites que la libertad de los demás impone a la propia libertad. Para que esas normas sean eficaces, es necesario:
- que sean pocas y coherentes con el Proyecto Educativo;
- que estén formuladas y justificadas con claridad y sencillez;
- que sean conocidas y aceptadas por todos: padres, profesores y alumnos;
- que se exija su cumplimiento.
Sin embargo, las normas, por sí mismas, no son suficientes. No se logra la disciplina escolar mediante una casuística exhaustiva a modo de pequeño código penal escolar y con la aplicación rigurosa de las sanciones establecidas.
La normativa de la convivencia no será nunca un “arma arrojadiza” en manos del profesor para mantener artificialmente un ambiente de orden aparente. La convivencia armónica y solidaria entre todos los que forman el colegio, es la consecuencia de un proceso de formación personal que lleva a descubrir la necesidad y el valor de esas normas elementales de convivencia; que ayuda a hacerlas propias y a aplicarlas a cada circunstancia, con naturalidad y sin especial esfuerzo, porque se han traducido en hábitos de autodominio que se manifiestan en todos los ambientes donde se desarrolla la vida personal.
A continuación compartimos un artículo publicado por el portal La Razón en donde hacen un análisis sobre cuánto tiempo pierde un docente en poner orden en clase. Esperamos que el siguiente material sea de análisis y reflexión para la comunidad docente.
Los profesores pierden una hora al día intentando poner orden en clase
El 18% de los docentes con experiencia no logra controlar a los estudiantes que interrumpen la jornada.
Tener un buen comportamiento en clase es importante para obtener un buen rendimiento de los alumnos, pero no siempre se consigue. En España, los profesores de Primaria emplean 11 minutos de clase en poner orden (18%), mientras que en Secundaria, lograr que los estudiantes estén callados y atentos a la explicación supone dedicar diez minutos (16% del tiempo),un resultado ligeramente superior al promedio de países de la UE (14%) y de la OCDE (13%). Esto supone que a lo largo de una jornada escolar, de cinco horas de clase, un profesor desperdiciaría en España una hora al día intentando hacerse escuchar. A eso se añade que hay un 18 por ciento de profesores experimentados, es decir, que llevan más de cinco años en la enseñanza, que se sienten incapaces de controlar las conductas disruptivas de sus alumnos. Entre los “novatos” en la enseñanza ese porcentaje aumenta hasta el 34%. Así, el tiempo que se dedica en el aula a la enseñanza y el aprendizaje ha disminuido en dos puntos porcentuales, tal y como se refleja en el informe TALIS (Teaching and Learning International Survey), una encuesta internacional que se realiza cada cinco años promovida por la OCDE que evalúa a nivel mundial las condiciones de enseñanza y aprendizaje de los profesores. Su objetivo es proporcionar información que ayude a confeccionar políticas educativas que favorezcan el desarrollo de una profesión de calidad. En Esta edición participan 45 países, además de siete comunidades autónomas.
Si hay algo en lo que España mejora es en clima escolar. El 96 % de los profesores se llevan bien con sus alumnos, aunque el 5 por ciento admite que hay comportamientos intimidatorios o de acoso escolar en sus centros, una proporción que es casi tres veces más alta en el promedio de la OCDE (14%). Del mismo modo, también han disminuido en seis puntos el porcentaje de directores que aprecian intimidación tanto física como verbal. En los últimos años, han resultado de gran utilidad la implantación de los planes de convivencia de los centros, que establece los criterios y objetivos, además de los procedimientos a seguir para la prevención o la actuación en momentos conflictivos.
A esta circunstancia se añaden los protocolos fijados contra el acoso escolar en las distintas comunidades autónomas, que han jugado un papel determinante para…
Profesores con 46 años
España envejece y eso se nota en la edad de los docentes que dan clase en las aulas. Cuentan con un promedio de 46 años, un poco por encima que la media de la OCDE (44) y los profesores con 50 años o más suponen el 36% (la OCDE, el 34%). Esto significa que, en una década, habrá que renovar a tres de cada ocho miembros del personal, según TALIS. Sin embargo, los directores de los centros educativos son más jóvenes en nuestro país. El promedio es de 50 años y tienen siete años de experiencia; frente a los 52 de las economías de la OCDE y los 10 años de media al frente de sus cargos.
Ahora bien, las posiciones de liderazgo las siguen ocupando mayoritariamente hombres. En España, el 49% de los directores son mujeres, frente al 62% de profesoras. Y eso que el número de féminas que se dedica a la docencia en nuestro país ha crecido en los últimos años cinco puntos porcentuales, uno de los mayores crecimientos en comparación con otros países que forman parte del estudio.
Diversidad en el aula
La bajada de la presión migratoria en España también se ha notado en las aulas, como refleja el hecho de que se ha experimentado una disminución de 16 puntos porcentuales en la proporción de docentes que trabajan en escuelas con gran diversidad lingüística. Eso no quita que la práctica totalidad de los directores de centros opine que “los niños y jóvenes deberían aprender que las personas de diferentes culturas tienen mucho en común”.
Clases más reducidas:
¿Qué pediría un profesor si le dijesen que hay un 5% más de presupuesto para cumplir sus deseos? Según ha constatado TALIS, que se redujese el tamaño de las clases con la contratación de más personal en primer lugar para ayudarles a aligerar las tareas administrativas y, en segundo, que les aumentasen el sueldo. Sin embargo, menos de la mitad de los docentes españoles señala que la mejora de los salarios es una prioridad para ellos. Y es que, en comparación con otros países, los españoles figuran entre los mejores remunerados. Éstos centran su atención, sobre todo, en que haya menos alumnos por clase, en que se les dé formación continua de alta calidad y en que les proporcionen medios y apoyo a los alumnos que tienen necesidades educativas especiales.
Más horas de clase
Según el informe, la distribución del tiempo en clase ha experimentado algunos cambios de tal manera que, en España, en los últimos cinco años, ha habido un aumento de una hora en el total de tiempo de trabajo que los profesores dedican a la enseñanza, mientras que ha disminuido en 24 minutos el tiempo que dedican a la planificación y preparación de las lecciones que van a impartir. Por otra parte, y a diferencia de los profesionales de la enseñanza en otros países, en España los profesores destacan por el hecho de que, además de las calificaciones, proporcionan comentarios sobre los avances o retrocesos de los alumnos cuando dan las notas.
Deficiente formación en TIC
En general, los profesores españoles dan clase de lo que han estudiado (68%), ahora bien, si hay algo en lo que flaquean es en preparación para el uso de las TIC en la enseñanza. El 38% de los docentes asegura que durante la carrera recibió formación en este ámbito, aunque sólo el 36 % se sentía preparado para aplicar lo aprendido (43% en la OCDE). Los docentes son conscientes de que “todavía falta desarrollar algunas áreas de formación continua, como las habilidades avanzadas en el manejo de las tecnologías de la información y de la comunicación”. Falta formación en esto y en cómo desempeñar su trabajo en entornos multiculturales o multilingües o con alumnos que tengan necesidades educativas especiales. Y es que sólo el 35% ha recibido formación durante su formación universitaria para enseñar en clases donde hay niños con distintas capacidades y apenas el 28% salió pensando que estaba preparado para enfrentarse a una situación así (frente al 44% de la OCDE). De hecho, el 25% de los directores afirman que la calidad de la enseñanza en su centro “se ve mermada por la falta de personal competente para enseñar a estudiantes con necesidades educativas especiales” (32% promedio OCDE).
Este contenido ha sido publicado originalmente por La Razón en la siguiente dirección: larazon.es
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