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Albert Camus el Premio Nobel que no olvidó a su profesor

Cuando encontré la publicación de BBC Mundo sobre una carta de Albert Camus (1913 – 1960) a su profesor, se me vino a la memoria sus obras de teatro, unas de las primeras lecturas en que encontré ese deseo de seguir y seguir leyendo. Hasta que apareció algún sabio y me dijo que no tenía edad para leer a ese autor; mandato que no hizo más que despertar la curiosidad propia de esa temprana edad; y me animó a leerlo a escondidas.
Quizá la orden llegó cuando ya había escuchado a Camus decir que “la capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación”. Siempre entendí (o quise entender) ese papel vigilante de aquel educador, cuajado en otra época; pero también (creo) que ya sabía que “no hay nada más despreciable que el respeto basado en el miedo”, y menos para leer. Y fue así que, gracias a la curiosidad (espoleada) de esa edad y el poco miedo (sin perder el respeto), pude descubrir el mundo del existencialismo filosófico, y la ruta del absurdo.

Compartimos en la Web del Maestro CMF, la carta que Albert Camus escribió a su profesor, y la carta de respuesta del maestro de un niño cuyo “futuro no prometía mucho”. El maestro, Louis Germaine, “vio algo especial … se dedicó a él”, era un niño huérfano cuyo padre, fue muerto en un campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, y quedó “bajo el cuidado de su analfabeta y casi sorda madre junto con su despótica abuela”.

El profesor Louis “lo había preparado a conciencia, había vencido la reticencia de aquella familia de toneleros que se negaba a darle estudios porque necesitaba que [el] joven llevara dinero a casa; el maestro le acompañó en tranvía al examen de ingreso, esperó el resultado sentado en un banco en la plaza del instituto y luego se desvivió para que le concedieran una beca” (cf El País, España, 15/07/2012). Pienso que Camus transmitió algo de esta experiencia en un diálogo de su obra Calígula: la Pedagogía “trata de lo que no es posible, o más bien, de hacer posible lo que no lo es” (Escena X).

Respetando el pensamiento laico del Profesor Germain, y con el fin de conocerlo un poco, es que publicamos la carta “completa” (aunque tiene corchetes en todas las publicaciones a las cuales hemos podido acceder), que nos permita de alguna manera conocer y tener nuestra opinión, sobre cuánto puede haber o no influido en el pensamiento del joven Camus. Decimos esto, porque algunos especialistas opinan que “los profesores se erigen como un modelo adulto a seguir por sus estudiantes, y más en las edades tempranas, cuando el niño recién inicia su vida escolar. El maestro, sobre todo en la enseñanza primaria, se convierte en un modelo de inteligencia emocional insustituible. […] [es conveniente recordar que la herencia y el ambiente son los elementos que] «van a dar origen y a determinar la personalidad de cada individuo, en la cual influirá, además, el elemento subjetivo y el carácter activo del hombre en la construcción de su personalidad, [en la que] media la influencia social”.

Hoy “se insiste en un nuevo rol del docente, sugiriéndose su responsabilidad de actuar como mediador entre el educando y la compleja red informativa que sobre él confluye. Les sugerimos la lectura de la monografía de Mayelín García Román, Yanelys González Fernández y Rosabel Novales Ojeda: PERSONALIDAD, COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN. EL PAPEL DE LA INTERACCIÓN PROFESOR-ALUMNO EN LA EDUCACIÓN.

En 1957, cuando “Camus se convirtió en la segunda persona más joven en recibir el Premio Nobel de Literatura, por la «honestidad perspicaz» de su trabajo, que «ilumina los problemas de la conciencia humana», no olvidó los esfuerzos de su profesor. “Por eso, tras dedicarle el discurso de agradecimiento al recibir el Nobel también le escribió una carta de su puño y letra para agradecerle en primera persona todas sus enseñanzas” (Yúbal FM, MAGNET).

Querido señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido de todos estos días antes de hablarle de todo corazón.
He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted.
Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza no hubiese sucedido nada de esto.
No es que le dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser un alumno agradecido.
Un abrazo con todas mis fuerzas, Albert Camus.

El profesor Germain al recibir la carta de su querido alumno reconociendo sus esfuerzos y enseñanzas, le contestó de forma igualmente sincera y emotiva con otra carta.

Mi pequeño Albert:

He recibido, enviado por ti, el libro Camus, que ha tenido a bien dedicarme su autor, el señor J.-Cl.Brisville.

Soy incapaz de expresar la alegría que me has dado con la gentileza de tu gesto ni sé cómo agradecértelo. Si fuera posible, abrazaría muy fuerte al mocetón en que te has convertido y que seguirá siendo para mí «mi pequeño Camus».

Todavía no he leído la obra, salvo las primeras páginas. ¿Quién es Camus? Tengo la impresión de que los que tratan de penetrar en tu personalidad no lo consiguen. Siempre has mostrado un pudor instintivo ante la idea de descubrir tu naturaleza, tus sentimientos. Cuando mejor lo consigues es cuando eres simple, directo. ¡Y ahora, bueno! Esas impresiones me las dabas en clase. El pedagogo que quiere desempeñar concienzudamente su oficio no descuida ninguna ocasión para conocer a sus alumnos, sus hijos, y éstas se presentan constantemente. Una respuesta, un gesto, una mirada, son ampliamente reveladores. Creo conocer bien al simpático hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser. El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona. Tu cara expresaba optimismo. […]

He visto la lista en constante aumento de las obras que te están dedicadas o que hablan de ti. Y es para mí una satisfacción muy grande comprobar que tu celebridad (es la pura verdad) no se te ha subido a la cabeza. Sigues siendo Camus: bravo. […]

Hace ya bastante tiempo que no nos vemos.

Antes de terminar, quiero decirte cuánto me hacen sufrir, como maestro laico que soy, los proyectos amenazadores que se urden contra nuestra escuela. Creo haber respetado, durante toda mi carrera, lo más sagrado que hay en el niño: el derecho a buscar su verdad. Os he amado a todos y creo haber hecho todo lo posible por no manifestar mis ideas y no pesar sobre vuestras jóvenes inteligencias. Cuando se trataba de Dios (está en el programa), yo decía que algunos creen, otros no. Y que, en la plenitud de sus derechos, cada uno hace lo que quiere. De la misma manera, en el capítulo de las religiones, me limitaba a señalar las que existen, y que profesaban todos aquellos que lo deseaban. A decir verdad, añadía que hay personas que no practican ninguna religión. Sé que esto no agrada a quienes quisieran hacer de los maestros unos viajantes de comercio de la religión, y para más precisión, de la religión católica. En la escuela primaria de Argel (instalada entonces en el parque Galland), mi padre, como mis compañeros, estaba obligado a ir a misa y a comulgar todos los domingos. Un día, harto de esta constricción. ¡metió la hostia «consagrada» dentro de un libro de misa y lo cerró! El director de la escuela, informado del hecho, no vaciló en expulsarlo. Esto es lo que quieren los partidarios de una «Escuela Libre» (libre… de pensar como ellos). Temo que, dada la composición de la actual Cámara de Diputados, esta mala jugada dé buen resultado. Le Canard Enchaîné ha señalado que, en un departamento, unas cien clases de la escuela laica funcionan con el crucifijo colgado en la pared. Eso me parece un atentado abominable contra la conciencia de los niños. ¿Qué pasará dentro de un tiempo? Estas reflexiones me causan una profunda tristeza. […]

Recuerda que, aunque no escriba, pienso con frecuencia en todos vosotros. Mi señora y yo os abrazamos fuertemente a los cuatro. Afectuosamente vuestro.

Louis Germaine

Las publicaciones completas las puede Usted leer en: «CUANDO SUPE LA NOTICIA, PENSÉ PRIMERO EN MI MADRE Y DESPUÉS EN USTED»: LA HERMOSA CARTA DE GRATITUD DE ALBERT CAMUS A SU MAESTRO,LA CARTA QUE CAMUS ESCRIBIÓ A SU PROFESOR DE COLEGIO TRAS GANAR EL NOBEL DE LITERATURA.

Este epistolario nos recuerda que los profesores tenemos un papel protagónico en la vida de nuestros alumnos, para que no olvidemos que “puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad” (Camus).

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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