La alfabetización no es un lujo, es un derecho. Esta afirmación, que atraviesa el pensamiento de Emilia Ferreiro, nos recuerda que aprender a leer y escribir no debe ser un privilegio reservado para algunos, sino una garantía universal. Ferreiro dedicó su vida a investigar y transformar la forma en que comprendemos la adquisición de la lengua escrita, desafiando los modelos tradicionales y aportando una visión más profunda sobre el aprendizaje infantil.
A través de su trabajo, demostró que los niños y niñas no llegan a la escuela como una «tabula rasa», sino que ya tienen ideas previas sobre la escritura y la lectura. No necesitan que alguien les «enseñe» en el sentido tradicional, sino que requieren un entorno que les permita explorar, equivocarse y construir su conocimiento de manera activa. Cuestionó los métodos de enseñanza que ignoran este proceso natural y destacó la importancia de respetar los tiempos y ritmos de aprendizaje de cada estudiante.
Su legado también pone en el centro del debate el papel de los docentes. Para Ferreiro, la formación y profesionalización de los maestros es clave para garantizar una educación de calidad. Criticó la sobrecarga burocrática que desvía el foco de la enseñanza y abogó por dotar a los educadores de herramientas para reflexionar sobre su práctica y participar activamente en la construcción de políticas educativas.
En un contexto donde la alfabetización se reduce a indicadores cuantitativos, como la cantidad de palabras leídas por minuto, su pensamiento sigue siendo una llamada de atención. La lectura y la escritura no deben entenderse solo como competencias mecánicas, sino como habilidades que permiten el pensamiento crítico, la expresión personal y la participación en la sociedad.
Frente a los discursos que hablan de «fracaso escolar» sin considerar las condiciones socioeconómicas, Ferreiro planteó una visión más humana y contextualizada. Entendía que la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso a materiales de lectura influyen en el proceso de alfabetización. Su trabajo nos invita a repensar la educación desde una perspectiva que no culpabilice a los estudiantes, sino que se enfoque en mejorar las condiciones en las que aprenden.
Leer y escribir son construcciones sociales, afirmaba. Cada época y contexto histórico dan nuevos significados a estas prácticas. En la actualidad, con la digitalización y el acceso a nuevas tecnologías, su visión sigue siendo válida: la alfabetización no es solo aprender a decodificar símbolos, sino una herramienta para comprender y transformar la realidad.
El pensamiento de Emilia Ferreiro sigue vigente y nos interpela a quienes creemos en una educación que realmente abra puertas. Porque la alfabetización no es un lujo, sino un derecho que debemos seguir defendiendo.
Este artículo se inspira en los aportes de Virginia Pescarmona y Federico Puy, quienes han resaltado la relevancia del legado de Ferreiro en la educación actual.
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF