El Papa Francisco abre una nueva vía para alcanzar la santidad. Así lo ha establecido en esta carta apostólica con forma de Motu Proprio titulada «Maiorem hac dilectionem”.
Se llama «la vía del ofrecimiento de la vida”. Reconoce la santidad de quienes han ofrecido su vida por el Evangelio y por los demás y han fallecido como consecuencia de ello. Sería, por ejemplo, el caso de una persona que se ha consagrado al cuidado de leprosos, se ha contagiado y muerto por esa enfermedad.
Hasta ahora, existían tres caminos por los que una persona podría ser elevada a la categoría de beato o santo: El martirio para personas asesinadas por odio a la fe; la práctica de forma heroica de las virtudes; y, por último, la canonización equivalente, fruto de la devoción hacia el candidato y fórmula por la que el Papa confirma un culto que ya existente.
Con este Motu Proprio, Francisco introduce una nueva vía a mitad de camino entre el martirio y las virtudes heroicas. A diferencia de la vía del martirio sí requiere de un milagro atribuido a la intercesión de la persona para su beatificación y otro para su canonización.
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