La investigación educativa, como cualquier proceso, viene marcada por unas pautas, fases o etapas. Si bien, estas difieren al hablar de una metodología de la investigación cuantitativa y cualitativa, como hacen ver Rodríguez, Gil y García (1999).
Desde la tradición empírico-analítica y en cualquiera de sus enfoques y tipos de investigación (descriptiva, correlacional o experimental; no experimental, cuasiexperimental o experimental), el investigador seguirá las pautas que a continuación se detallan (Arnal, Del Rincón y Latorre, 1992; Colás y Buendía, 1992; Fox, 1981; Kerlinger, 1985; Van Dalen y Meyer, 1981):
- Planteamiento del problema a estudiar.
- Revisión literaria: búsqueda de información sobre el problema, extrayendo un modelo explicativo o teoría.
- Establecimiento de hipótesis sobre las relaciones que se esperan encontrar entre las variables a estudiar.
- Diseño de investigación.
- Recogida de datos.
- Análisis de datos y contraste de hipótesis.
- Elaboración de conclusiones.
Por otra parte, aunque se asume que la investigación cualitativa se refiere a una metodología de estudio humanista e interpretativa que permite la flexibilidad y apertura a lo largo de todo el proceso, se sigue un esquema central o columna vertebral, unas fases y etapas que se encuentran estrechamente interrelacionadas de modo tal que los límites entre unas y otras pueden llegar a confundirse e incluso desvanecerse (Rodríguez, Gil y García, 1999).
El proceso da comienzo con la fase preparatoria, donde se darán la etapa reflexiva y de diseño. La primera de ellas hace referencia al momento en que el investigador, bajo su formación investigadora, sus conocimientos y experiencias sobre los hechos educativos; bajo su ideología, lleva a cabo el planteamiento del problema o tópico de interés, concluyendo con el establecimiento del marco teórico-conceptual desde el que parte la investigación. La segunda etapa, o de diseño, corresponde con el momento en que el investigador toma decisiones en lo relativo a las actuaciones a seguir durante las siguientes fases. De esta forma, el diseño podría tomar forma de documento escrito donde tuvieran cabida, entre otros: 1) Marco teórico-conceptual; 2) Cuestiones de investigación; 3) Objeto de estudio; 4) Método de investigación; 5) Triangulación; 6) Técnicas e instrumentos de recogida de datos; 7) Análisis de datos; 8) Procedimientos de consentimiento y aprobación. De esta forma, el investigador podría concluir con la aportación de un documento base como el que a continuación se muestra (ibíd., 1999, p. 71):
1. Página de título
- Título completo del proyecto
- Director/coordinador encargado de la ejecución
- Dirección de contacto
2. Página de autoría
- Listado de investigadores: afiliación, teléfono y dirección
3. Páginas de resumen del proyecto
- Introducción
- Propósito u objetivos
- Estado de la cuestión
- Importancia del proyecto
- Relevancia del proyecto
- Consecuencias del proyecto
- Cuestión de investigación
- Marco conceptual
- Método/s de investigación
- Modalidad de estudio de casos
- Técnicas de recogida de información
- Análisis de datos
- Protección de la intimidad
- Temporalización
- Presupuesto total
4. Referencia bibliográficas
5. Apéndices
- Currículum vitae de los investigadores
- Resumen de los currículum (dos páginas por persona)
- Formularios de consentimiento
- Ejemplos de instrumentos
6. Publicaciones del equipo investigador
- Generales
- Relacionadas con la investigación
Entrando en la fase de trabajo de campo, esta hace referencia al momento en que el investigador ha de tomar decisiones en relación al acceso al campo, a la recogida productiva de datos y al abandono de este. La primera etapa, o de acceso al campo, supone el período en que el investigador accede progresivamente a la información necesaria para su estudio, mientras que en la segunda, la recogida productiva de datos, se da la luz, el orden y la comprensión de todo cuanto va aconteciendo; es la etapa donde más decisiones, modificaciones, cambios, alteraciones o rediseños del trabajo se produce.
Para la fase analítica o tercera fase, se considerarán como tareas prioritarias la reducción de datos, la disposición y transformación de estos, así como la obtención y verificación de conclusiones (Rodríguez, Gil y García, 1999, p. 206).
En un primer punto, la tarea de reducción de datos consistirá en “la simplificación, el resumen, la selección de la información para hacerla abarcable y manejable” (Rodríguez, Gil y García, 1999, p. 205). En esta tarea se considerarán actividades como la separación de unidades, entendiendo esta como la segmentación en elementos singulares y significativos a través de la consideración de criterios temáticos, los más frecuentes en investigaciones de este tipo y que se ajustan a los tópicos de interés que aquí se pretenden indagar.
La identificación y clasificación de unidades o codificación/categorización corresponde con otra de las actividades a considerar en la reducción de datos, y quizás la más conocida. En esta se procede a la clasificación conceptual de las unidades que son cubiertas por un mismo tópico, así como a la asignación a cada unidad de un indicativo (código) propio de la categoría en la que se considera incluida. De esta forma, la categorización y codificación giran en torno a la decisión sobre la asociación de cada unidad a una determinada categoría. (Rodríguez, Gil y García, 1999)
También corresponde a la tarea de reducción de datos la actividad de síntesis y agrupamiento, por la que se sintetiza en una metacategoría la información contenida en varias categorías que tienen algo en común, o se definen metacódigos que agrupan a un conjunto de códigos. En resumen, se asumen como tareas en este primer momento la puntualización de códigos descriptivos (unidades), de categorías y de códigos analíticos (Gibbs, 2012).
En un segundo punto, la disposición y transformación de datos corresponde a la tarea de organización de la información y de presentación de manera ordenad, abarcable y operativa d cara a la resolución de las cuestiones de investigación, considerándose la transformación de datos al hacer un cambio en el lenguaje utilizado. Son numerosos los procedimientos posibles a usar, si bien destacan los gráficos, diagramas, matrices, sistema de redes, entre otros.
Todo ello permitirá advertir las relaciones y el contraste entre los diferentes datos que, junto a la comparación con los resultados de otros escenarios, casos, situaciones, etc. similares, llevará a la obtención y verificación de conclusiones.
El proceso de investigación educativa termina con la presentación y difusión de los resultados (fase informativa) a través del informe de investigación, pudiéndose considerar dos enfoques para el mismo: a) como si fuera el lector quien estuviera resolviendo el problema de investigación; b) a modo resumen de los principales hallazgos y con la presentación de los resultados que apoyan las conclusiones.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Gibbs, G. (2012). El análisis de datos cualitativos en Investigación Cualitativa. Madrid: Morata.
- Latorre, A.; Del Rincón, D., y Arnal, J. (2005). Bases metodológicas de la investigación educativa. Barcelona: Ediciones Experiencias.
- Rodríguez, G.; Gil, J., y García, E. (1999). Metodología de la investigación cualitativa. Málaga: Aljibe.
- Nieto, S. (2010). Principios, métodos y técnicas esenciales para la investigación educativa. Madrid: Dykinson
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