Conoces algún docente chismoso: Seis consejos para acabar con el chisme en el colegio

En la mayoría de grupos de la vida cotidiana, existen personas dañinas para la sana convivencia, personas que con su envidia y sus chismes, acaban con el ambiente ameno que los otros pretenden vivir.
El chisme o rumor suele ser utilizado siempre de la misma manera, sale de la boca de un mal intencionado para que el chismoso lo difunda y el inocente se trague el cuento; lastimosamente, este fenómeno solo termina cuando llega a los oídos de alguien que es lo suficientemente inteligente para saber que esto no es nada provechosos y por ende no merece respuesta alguna.

En el ámbito de la comunicación, el rumor es utilizado como uno de los mecanismos efectivos a la hora de conocer determinados puntos de vista respecto a un tema en la organización o grupo de trabajo.

Naxio nos cuenta de algunos estudios que a lo largo de la historia se han desarrollado respecto al chisme “En un libro publicado en 1947 por el psicólogo social Gordon Allport titulado “La psicología de los rumores” se nos explica algo realmente curioso: los chismes sirven a diversos grupos de personas para cohesionarse entre sí y posicionarse frente a alguien. A su vez, estas conductas les son placenteras, liberan endorfinas y logran combatir el estrés”.

Por lo tanto, es importante ser conscientes de que el chisme se ha acomodado en la sociedad y en vez de ser el portador de este, debemos convertirnos en el oído inteligente que lo detiene, que se convierte en el muro que no se puede sobrepasar.

A continuación compartimos con fines únicamente educativos la publicación del portal Píldoras de Fe en donde nos otorgan 6 consejos para aplicar y reflexionar.

6 consejos para controlar la lengua y acabar con el chisme

Enseguida, se describen 6 consejos para leer y tratar de aplicarlas a nuestro diario hablar para así controlar la lengua acabar con el chisme que tanto daño hace a nuestras comunidades y a nuestra propia alma.

1. Pensar antes de hablar

Santiago dice que debemos estar listos para escuchar y lentos para hablar. Por lo tanto, evitemos la impulsividad. ¡Piensa antes de hablar!

¿Cuántas veces hemos hablado con la efervescencia del momento, sin reflexionar, hiriendo a la persona y teniendo que pagar las consecuencias?

Pocos han lamentado por mantener el silencio, muchos por haber hablado de más.
2. La Regla de Oro

Recuerden esta preciosa y poderosa máxima de Jesús: «Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti» Así podemos aplicar esto a la oración:

Di a los demás lo que quieras que te digan.
3. ¡El Silencio!

Las madres, muy a menudo enseñan a sus hijos esta gran lección que debemos tener presente pro el resto de nuestra vida:

Si no tienes nada bueno que decir, entonces no lo digas.

Esto si que es un ¡Gran consejo!

4. ¿Agitado?

En los momentos de agitación, lo mejor es evitar el habla. Es mejor retirarse, calmarse, y después entrar en una conversación tranquila y serena.

5. ¡Ánimo!

Aprende a decir palabras de aliento. Todos necesitamos esas palabras, de aliento, afirmación y apoyo.

Sé un Bernabé. Él fue uno de los últimos Apóstoles y su nombre significa «Hijo de consolación». ¿Por qué no formar un club «Bernabé»?
6. ¡Perdón!

Cuando fallen en su discurso perjudicando al prójimo, reúnan la suficiente humildad y el coraje para expresar dos palabras muy difíciles: «¡Lo Siento!«

Shakespeare dio en el clavo cuando dijo: Errar es humano, perdonar es divino.
Las 3 preguntas: verdad, bondad y utilidad

Cuenta la historia que un día un conocido de Sócrates le preguntó:

  • ¡Sócrates! ¿Sabe lo que acabo de escuchar de uno de sus estudiantes?
  • Espera – dijo él – antes de que me cuentes nada me gustaría hacerte tres preguntas. La primera está relacionada con la verdad, ¿estás seguro de que lo que vas a contarme es cierto?
  • No – respondió el conocido – acaban de contármelo.
  • Vaya, no sabes si es cierto no, de acuerdo, ahora la segunda pregunta. Está relacionada con la bondad, lo que vas a decirme de mi estudiante, ¿es algo bueno?
  • No… – respondió.
  • Así pues – interrumpió Sócrates – vas a decirme algo malo de otra persona sin saber si es verdad o no. Veamos, la tercera pregunta está relacionada con la utilizad, lo que vas a contarme, ¿será provechoso para alguien?
  • En realidad… no…
  • Bien, bien – respondió el filósofo – quieres contarme algo que no sabes si es verdad, tampoco es bueno y no sirve de provecho. Entonces, ¿por qué hablar sobre ello? ¡Vete de aquí con tus infundios y bulos!

Sin duda alguna, Sócrates era un hombre inteligente.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Píldoras de Fe en la siguiente dirección: pildorasdefe.net



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