En el ámbito educativo actual, hemos presenciado una evolución desde el concepto de “nuevas tecnologías” a “tecnologías de la información y la comunicación” (TIC) y, posteriormente, a “tecnologías para el aprendizaje y la comunicación”. Estos cambios lingüísticos reflejan una transformación en la percepción de las tecnologías: de ser algo nuevo y excepcional, han pasado a ser herramientas cotidianas que facilitan la comunicación y el aprendizaje. Sin embargo, para aquellos que no son nativos digitales, la adaptación a estas tecnologías puede ser gradual.
El uso de la tecnología en la educación es valioso siempre y cuando esté al servicio del aprendizaje y se combine con la educación presencial, la interacción entre iguales, la relación con adultos y la manipulación de objetos reales. La tecnología debe servir para mejorar la competencia de los estudiantes, no para reemplazar los objetivos educativos por la tecnología.
Cuando hablamos de “evaluación con soporte tecnológico”, no nos referimos únicamente a la automatización de procesos de calificación o al almacenamiento de evidencias de trabajo. Más bien, buscamos explorar cómo la tecnología puede transformar el proceso de evaluación y, por consiguiente, el proceso de aprendizaje, ya que la evaluación guía el aprendizaje.
Este artículo se centra en la evaluación de competencias en el contexto de la educación superior, especialmente en el Espacio Europeo de Educación Superior, donde los diseños educativos se basan en competencias. La evaluación de competencias exige que los estudiantes integren y apliquen su conocimiento en situaciones concretas. En este sentido, nos planteamos si las herramientas tecnológicas pueden facilitar este tipo de aprendizaje y, sobre todo, si pueden ayudarnos en la evaluación de las competencias.
Los Diseños por Competencias: Los planes de estudio actuales se centran en el aprendizaje por competencias, que combina el conocimiento conceptual, las habilidades técnicas, las destrezas y las actitudes para el desarrollo personal y profesional. Esto implica la selección de competencias fundamentales y estrategias de enseñanza que las fomenten.
La Evaluación de Competencias: La evaluación es un proceso planificado que implica recopilar y analizar información para juzgar el progreso y la calidad del aprendizaje. Debe estar diseñada en relación con los objetivos de aprendizaje y ser coherente con la metodología utilizada. La evaluación también debe implicar a diversos agentes, incluyendo a los propios estudiantes.
La Evaluación Auténtica: La evaluación de competencias se basa en la evaluación auténtica, que se centra en la aplicación efectiva de competencias en situaciones del mundo real. Esta evaluación se enfoca en la práctica y la resolución eficiente de problemas en contextos específicos.
La Autorregulación: La autorregulación del aprendizaje implica que los estudiantes sean conscientes de sus procesos de aprendizaje, establezcan metas, planifiquen tareas, apliquen criterios de evaluación y gestionen sus propios errores. Aprender a aprender es una habilidad clave para el desarrollo de competencias.
La Retroalimentación: La retroalimentación efectiva debe centrarse en la tarea, no en la persona, y proporcionar información detallada sobre los errores y sugerencias para corregirlos. La retroalimentación de calidad es esencial para el aprendizaje.
La Tecnología para la Evaluación de Competencias: La tecnología puede desempeñar un papel crucial en la evaluación de competencias al proporcionar herramientas que faciliten la recopilación de datos, la retroalimentación y la autorregulación. Plataformas en línea, blogs, wikis, redes sociales y otros recursos tecnológicos pueden apoyar procesos de aprendizaje y evaluación auténtica.
El Cambio Cultural en la Evaluación: La evaluación para el aprendizaje requiere un cambio cultural en la forma en que se percibe la evaluación. Debe considerarse como una oportunidad para aprender en lugar de una tarea meramente calificatoria. Los estudiantes deben participar en el proceso de evaluación y reflexionar sobre su propio aprendizaje.
En resumen, la evaluación de competencias en la educación superior se beneficia de la tecnología al facilitar la recopilación de datos, la retroalimentación, la autorregulación y la evaluación auténtica. Los educadores deben utilizar las herramientas tecnológicas de manera coherente con los objetivos de aprendizaje y fomentar un cambio cultural que vea la evaluación como una parte integral del proceso de aprendizaje. La combinación de tecnología y pedagogía puede mejorar significativamente la calidad de la educación y la evaluación en la educación superior.
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