Maestros al servicio de la educación

Estos son cinco pilares de la felicidad en el niño

Alberto Guzmán Ortega es Psicólogo y Terapeuta de Conducta. Su actividad profesional se viene desarrollando tanto en el ámbito de la Psicología Clínica como en la terapia individual y familiar.
Ser padre, así como trabajar con niños y jóvenes, ha contribuido a reforzar la valoración que este momento vital representa para él.Como él mismo Alberto Guzmán Ortega señala: “la única oportunidad honesta que tenemos de viajar al futuro, aparece cada vez que colaboramos con el bienestar y el desarrollo del niño”.

El libro que se dispone a leer va dirigido a padres, educadores, profesionales, cuidadores y cualquiera que esté interesado en conocer y afrontar la tarea de educar con solidez, potenciando las naturales capacidades de los niños y siempre con la vista puesta en su larga etapa de adultos.

No es un manual de autoayuda ni es un salvavidas mágico.

Es un libro lleno de ciencia, pedagogía, sentido común, sin innovaciones ocurrentes y escrito para personas reales que viven en el mundo real.

En estas páginas hallará algo de conocimiento del que ya disponía, también algo nuevo, pero, sobre todo, encontrará un camino seguro por el que transitar dentro de la incertidumbre que todo proyecto de futuro atesora.

Es muy importante que aborde su lectura sin prisas, meditando cada frase que le resulte llamativa o novedosa.

Encontrará enlaces a la web  para ampliar conocimientos y convertir este espacio en un lugar de trabajo, donde profundizar en la tarea de educar al niño de forma inteligente, productiva y sin ambigüedades.

Para empezar, estableceremos varias consideraciones previas, un acuerdo entre nosotros en pro de la eficacia:

  • La felicidad que buscamos para nuestros hijos, para los adultos del futuro casi inmediato, es un estado relacionado con la satisfacción global, el equilibrio, el logro y la adaptación con el entorno y consigo mismos
  • Nuestro objetivo tiene vocación de continuidad. Queremos niños sanos y felices pero sabiendo que serán niños solo unos pocos años y luego serán adultos durante muchas décadas. Por tanto, trabajaremos conectando el presente con el futuro
  • Los hijos son responsabilidad de los adultos, pero no de su propiedad. Mucho menos del Estado, del colegio o de la sociedad. Cada niño es una persona libre, única e irrepetible y por amor los educamos generosamente para una feliz y larga vida. Esto implica el principio bá- sico de educar para la independencia emocional e intelectual
  • El conocimiento es necesario pero no suficiente. Es decir, para cambiar las cosas no basta con saber como hacerlo, hay que movilizar re- cursos en la dirección adecuada

Partiendo de estas premisas vamos a seguir un camino en el que quiero que reflexione, evalúe y actúe con amor, sin miedo y disfrutando de la apasionante aventura de acompañar al niño hacia una vida de adulto feliz.

¿Contribuye la crianza a la felicidad?

Francisco Javier Leal Quevedo, Pediatra filósofo nos recomienda que todos queremos ser felices y que nuestros hijos lo sean. Ello es posible en gran medida si nuestra familia nos ha ayudado a serlo, desde el comienzo de nuestra vida y luego en nuestra niñez y adolescencia, aportando las condiciones favorables para el desarrollo de nuestra personalidad y ayudándonos a encontrar respuestas a nuestras búsquedas y a cumplir nuestros sueños. Se dice que en el adulto feliz hay siempre un niño feliz o, por lo menos, un niño con quien se hizo un esfuerzo continuado y coherente para que tuviera todo lo necesario y fuera todo lo que humanamente le era posible ser, para que desarrollara sus potencialidades a plenitud.

Recomendaciones

Finalmente, he de crear en mis “sujetos de crianza” estas habilidades:

  1. Disfrutar del momento presente. Vivir disfrutando el aquí y el ahora, ello nos ayuda a descubrir esa felicidad que está en las pequeñas cosas, a sentir lo que nos rodea y a agradecer lo que la vida nos ofrece. Pero el presente debe estar abierto al futuro.
  2. Tener relaciones personales de calidad. Amar y sentirme amado es uno de los pilares de la felicidad. Tener buenas amistades, relacionarme con asertividad y empatía con el resto de las personas, tratándonos desde el respeto y la confianza. Dar amor sin expectativas de retorno es un sello característico de una persona feliz.
  3. Estar bien con uno mismo. Las personas felices se quieren a sí mismas y se sienten en paz interior con ellas. Es importante que te conozcas muy bien.
  4. Tener una buena actitud frente a la vida. Nuestra felicidad no puede depender de nuestras circunstancias, sino de la actitud con la que nos enfrentamos a ellas. Eso hace que esté en nuestras manos llevar el timón de nuestra vida. La clave está en hacer del pensamiento positivo y la actitud proactiva un hábito. Siempre el humor será una ayuda.
  5. Ponerle pasión a todo. Asegúrate de que todo lo que haces te apasiona, y si no es así, prepara un plan de acción para cambiarlo.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Periodista Digital en la siguiente dirección: periodistadigital.com



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