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[Ernesto González] El ser ordenado, ¿es una virtud?

El principio de cada actividad tiene su momento en el día o en la semana… y cada objeto su sitio. Todo tendrá sentido si ponemos orden. Existe en la disciplina de Física, un término que se estudia en termodinámica denominado Entropía, y el mismo se define como la tendencia al desorden, por citar un caso en la vida práctica, si bien somos miles los que de una forma  otra insistimos en que los problemas se solucionan comunicándose, cediendo, equilibrando, el planeta Tierra se escapa de ello y muchos son los conflictos vinculados a la guerra (por causas económicas, contradicciones en lo religioso, etc.)

Luego si bien tratamos de descansar, después de una jornada dura de trabajo – algo desesperado porque llegue el sábado chiquito – y tender al mínimo esfuerzo, relajarnos y olvidarnos un poco de los problemas, algo más sencillo y posiblemente al otro día que abramos los ojos, ya encontrará usted su propio desorden, en su propio hogar ¿cuáles? La ropa tirada en cualquiera de los muebles de la sala, los zapatos fuera de su lugar, las llaves de la casa solo recuerdan que cerró la puerta, en fin, un total desorden.

Y pensará usted – con parte de la razón -, pero le recuerdo que estamos planteando que el ser ordenado es una virtud (significado de virtud: eficacia para conservar o restablecer; recto en el modo de proceder; poder o potestad de obrar), lo cual implica el establecimiento de una diferencia, por lo que podemos carecer de ese “don” en cuanto a poner las cosas en su lugar, en establecer prioridades. Hay personas que consideran que pueden ser desordenados, pero que siempre encuentran lo que buscan, sino se lo cambia de sitio (¡simpática respuesta!, porque basta que se tenga un familiar: esposa, abuela, suegra que tenga la virtud de ser ordenada, y ya se le perdió el mundo)

El ser desordenado/a va estrechamente relacionado con la pereza, entiéndase la falta de esfuerzo, luego ya vamos por dos anti- virtudes que se encuentran como los polos Norte y Sur del cualquier imán, simplemente inseparables. Pero acaso ¿el desordenado nace o se hace?

En muchas ocasiones los padres permitimos o incentivamos el desorden, por ejemplo: que cada hijo tenga su televisor en su cuarto; lo anterior se empeora si le permitimos que puedan alimentarse en la cama, viendo la tele. Y para colmo cuando papá o mamá no están seguros de cómo van sus hijos/as en la escuela y simplemente se justifican porque ya el niño o la niña tienen 22 años y son responsables de sus propias acciones (no olvide que siempre ellos  requieren de su atención)  Una responsabilidad importante, la cual debe ser asumida por los padres es que nuestros hijos/as dejen de ser entrópicos = desordenados, pero si bien algunos/as lectores/as pueden pensar que los ejemplos citados resultan nimiedades, tonterías en una palabra, les argumentaría que: “Esta vida está llena de «tonterías», detalles insignificantes que sumados son capaces de dar al traste con una familia entera”

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Autor:
Ernesto Gonzalez , ciudadano nicaragüense, nacido en Cuba.
Experiencia laboral:
Lic. en Ciencias Pedagógicas con mención en química. 40 años de experiencia como docente en los niveles de educación media y superior; cursos de posgrado propios de la especialidad y en pedagogía; autor de libros de texto para la enseñanza media tanto en ciencias naturales, como sociales. Articulista para los periódicos La Prensa, El Nuevo Diario (nicaragüenses 2000-2008), actualmente para el periódico El Siglo 21 guatemalteco.
Correo electrónico:
[email protected]
Cuenta de twitter: @gonzlez_ernesto

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