“La atención es la más extraña y más pura forma de generosidad”. SIMONE WEIL
La energía fluye hacia donde se dirige la atención. Nosotros los educadores debemos asegurarnos de que el estudiante esté constantemente atento. Atención significa enfoque, concentración. Un cerebro atento es capaz de recibir y asimilar todo tipo de información.
No hay materias o temas fáciles o difíciles, hay estudiantes más o menos atentos.
Nuestro cerebro utiliza como promedio sólo 30% para la atención; el 70% restante son distracciones.
Vivimos distraídos, atentos a todo, atentos a nada.
La antesala de la Atención son la Emoción y la Curiosidad
El antídoto para la distracción son la Emoción y la Curiosidad, que generan automáticamente Atención: cuando vemos u oímos algo que sale de lo normal o de lo frecuente, donde sucede algo curioso que rompe el contexto, aumentamos inmediatamente nuestra atención. Piensen en lo importante y poderoso que es prestar atención.
Lo que está escuchando o realizando el estudiante debe ser constantemente interesante,
así no habrá necesidad de requerir su atención, ella se generará automáticamente.
La atención es la esencia de una buena enseñanza y un buen aprendizaje.
La atención no puede ser exigida u obligada, tendría un “efecto péndulo”. Para que sea plena y constante, hay que despertarla.
Recordemos: El cerebro descarta lo que no lo emociona
La efectividad de nuestras enseñanzas, dependerá de cómo logramos invocar y mantener la atención de nuestro alumnado. Para nosotros los Educadores los beneficios de una atención plena y consciente se traducen en un aprendizaje más eficaz, rápido y de largo plazo y principalmente más divertido.
Sumado a las características que debería tener un recorrido de aprendizaje (ver Cap. IV), nosotros como Educadores no tenemos que olvidar que somos, ante todo, comunicadores y una comunicación efectiva de- pende no solo de lo que decimos, sino cómo lo decimos (Lenguaje No Verbal y Lenguaje Para verbal).
Cuando en el aula percibimos una baja en el nivel de Atención, ¿qué podemos hacer?
Debemos recurrir a distintas maneras de transformar la abstracción del lenguaje oral en algo real y cercano, o sea un objeto.
- Guardemos el objeto fuera de la vista de los alumnos hasta el momento en que la atención y concentración de nuestros alumnos percibimos que cae.
- El objeto debe ser de dimensiones considerables para que puedan verlo sin dificultad todos los alumnos, independientemente del lugar que ocupen en el aula.
- Hagamos circular el objeto por el aula, es decir, hacer que pase de mano en mano, evitando seguir hablando. Dejemos que el silencio en el aula hable por nosotros.
- Levantemos el objeto lo más alto que podamos para que todos los alumnos lo vean.
- Demos vida a ese objeto, con una buena historia o anécdota relacionada con lo que enseñamos.
- Mientras hablamos, fijemos la mira da en nuestros alumnos y no en el objeto.
- Cuando percibamos que hemos recuperado la atención de nuestros alumnos, dejemos el objeto en un lugar visible. Esto nos permitirá hacer alusiones durante el tiempo que dure la clase señalando el objeto, pero siempre mirando a nuestros alumnos.
- Crear expectativas y un halo de misterio también captan la atención. Tapamos el objeto, nos acercamos a él, nos alejamos mirando a nuestros alumnos, etc.
El Lenguaje No Verbal y Para verbal son otros “aderezos” que incentivan la Atención
1. MOVIMIENTO
Todo lo que es inmóvil, aburre; debemos estar constantemente en movimiento para que los estudiantes deban seguirnos con la mirada.
Donde hay Dinámica, hay Atención.
2. ACERCAMIENTO
Cuando nos acercamos a alguien creamos un efecto de atención inmediata. Toda la clase dirige su mirada hacia el acercamiento
y esto crea una recarga de Atención.
3. ENTONACIÓN
Los cambios constantes de nuestro volumen y entonación despiertan curiosidad.
Donde hay Monotonía, hay Distracción.
Este artículo es propiedad intelectual de Mario Schiavelli, editado en su libro Enseñar sin Enseñar. Manual para el Nuevo Educador, que puede Usted descargar (gracias a la generosidad de su autor) haciendo click en el resaltado con negritas.
Autor: Mario Schiavelli, de nacionalidad Italiana. |
.