Maestros al servicio de la educación

Teoría educativa de Carl Rogers

Carl Ransom Rogers es uno de los psicólogos más influyentes de la historia, siendo uno de los fundadores tanto del enfoque humanista psicológico – junto a Abraham Maslow –como de la psicoterapia de investigación.
Posicionado por la American Psychological Association (APA) como el sexto psicólogo más importante del siglo XX y el segundo entre los clínicos (solo superado por Sigmund Freud), a lo largo de su carrera ha recibido multitud de galardones por sus aportaciones a la Psicología y sus obras, entre los que destaca el Premio de Contribuciones Científicas Distinguidas por la propia APA.

Debido a su importancia, compartimos con fines educativos – pastorales el artículo de Flavio Mota Enciso, publcado en Blog Ineditviable a que te hablaré sobre la vida, principales teorías y obras de este reputado psicológico, autor además de algunas citas que te harán reflexionar.

La teoría educativa de Carl R. Rogers; alcances y limitaciones

Es indudable que las ideas de Rogers han tenido una gran influencia desde la década de los cincuenta y hasta nuestros días en diversos campos. Sus conceptos y métodos se han difundido en áreas como la psicología, la medicina, la industria y, desde luego, la educación. Conceptos como «vivir auténticamente»«persona de funcionamiento cabal»«respeto a la persona»«no directividad»«crecer»«autorrealización», etc., son parte ya de un lenguaje común en empresas y escuelas.

Concretamente en las áreas de psicología y educación estas ideas han dado origen a programas en el marco de lo que se ha llamado «desarrollo humano», que como su nombre lo dice, tienen como objetivo la superación de la persona. En estos programas se trabajan aspectos como el autoconcepto, la autorrealización, la formación de valores, etc. Sin duda esta temática parece ser importantísima para el campo educativo, pero los fundamentos de esta teoría (llamada también«educación centrada en el alumno» o «educación no directiva») y los fines que pregona distan mucho de una concepción de educación formal, congruente con la idiosincrasia y cultura mexicanas.

La realidad es que tras estos atractivos enunciados hay una serie de opiniones, conceptos e ideas, que es conveniente analizar detenidamente, pues representan serias amenazas a las instituciones sociales (principalmente a la familia y a la escuela), a la cultura en general y a la persona misma.

II. Objetivo

1. Evaluar la teoría educativa de Carl R. Rogers («educación centrada en el alumno» o «educación no directiva») en cuanto a su aplicabilidad en la educación.

III. Preguntas de investigación
  • ¿Quién es Carl R. Rogers?
  • ¿Cuáles son los fundamentos teóricos y filosóficos de su teoría?
  • ¿Cuál es su concepto de hombre?
  • ¿Qué es la educación no directiva?
  • ¿Cuál es la opinión de Rogers sobre la enseñanza de los valores?
  • ¿Cuál es su concepto de normalidad?
  • ¿Cuál es su concepto de realidad?
  • ¿Cuál es la importancia de la sensación y del razonamiento?
  • ¿Qué es la ciencia y la investigación científica?
  • ¿Qué piensa Rogers sobre la enseñanza de la moral?
  • ¿Qué es la autorrealización?
  • ¿Qué es el aprendizaje significativo?
IV. Exposición general
1. Su vida y obras:

Carl Ranson Rogers nació en 1902 en Oak Park, Illinois en el seno de una familia profundamente religiosa, con fuertes convicciones protestantes. Fue el cuarto de seis hijos. Cuenta Rogers que su niñez transcurrió en una atmósfera ética y religiosa muy estricta e intransigente, además de solitaria (ROGERS, Carl R. 1983: 17-18).

Se inscribió en la Universidad de Wisconsin para estudiar agricultura, pero, impresionado por una conferencia religiosa se sintió atraído por este tipo de vida, por lo que ingresó al Union Theological Seminary.

Durante el tercer año de bachillerato fue seleccionado como uno de los doce estudiantes estadounidenses que habrían de asistir como delegados de su país al Congreso de la Federación Cristiana Mundial en China. A este congreso sigue una gira por toda la China occidental en la que dictó charlas sobre temas religiosos. Esta experiencia, que duró seis meses, le hace caer en cuenta que hay diferencias importantes entre su religión y las demás. Como consecuencia de ello rompió con la doctrina de sus padres.

De allí salió para estudiar psicología clínica en Columbia, donde recibió su doctorado en 1928, y un doctorado en filosofía en 1931.

A partir de 1940 se dio un cambió radical en su vida, luego que aceptó una cátedra de psicología en la Universidad Estatal de Ohio. Es en este lugar donde empieza a desarrollar sus ideas acerca de la psicoterapia.

En 1945 se cambia a la Universidad de Chicago, donde siguió dando clases de psicología y dirigió un centro de asesoramiento. Durante este tiempo fue que escribió uno de sus principales libros: «Client-centred terapy: its current practice, implications and theory». También durante este período empezó a esbozar su teoría de la personalidad.

Para 1957 se fue a la Universidad de Wisconsin para desempeñar dos puestos: el de profesor de psicología y de psiquiatría.

En 1964 asun-dó un puesto como miembro residente del Western Behavioral Sciences Institute en La jolla, California. Allí mismo fue fundador del Centro de Estudios para la Persona, donde trabajó hasta su muerte.

Rogers aplicó sus teorías a una amplia variedad de situaciones. Durante muchos años trabajó en terapia y asesoría individual. También aplicó sus conceptos y métodos a la vida familiar, a la educación y al aprendizaje, a los procesos grupales, y en la última etapa de su vida dedicó buena parte de su tiempo a los «grupos de encuentro».

Recibió el premio por la» Contribución Científica Distinguida» (1956) y el premio por «Desempeño Profesional» (1968) de la Asociación Psicológica Americana.Visitó frecuentemente México, especialmente Taxco, en donde vacacionaba regularmente.

Murió en La Jolla, Califomia el 4 de Febrero de 1987. Por más de cuatro décadas fue la figura central de la corriente llamada psicología

Sus obras más relevantes:

  • 1942 «Counseling and psicoterapy»
  • 1945 «Client-centred terapy: its current practice, implications and theory»
  • 1961 «On becoming a person»
  • 1969 «Freedom to learn»
  • 1970 «Carl Rogers y los grupos de encuentro»
  • 1972 «Convertirse en compañeros: el matrimonio y sus alternativas»
  • 1977 «Carl Rogers on personal power» 1980 «A way of being»
2. Sus fundamentos teórico-filosóficos:

Toda teoría se construye a partir de otras teorías, o bien de algunos principios de orden filosófico, o bien de la observación empírica. Entre los fundamentos de la teoría de Rogers encontramos:

Naturalismo: Una de las influencias más notorias (probablemente la más importante) es el naturalismo, sobre todo de Rousseau. La idea de la bondad innata (ROGERS, Carl R. 1977: 414) (ROGERS, Carl R. 1983: 75-102) en el hombre es una constante que permea toda su teoría y da origen a varios de los conceptos más importantes. Esta es la base de la terapia y del aprendizaje nodirectivos.

Psicoanálisis: Recibió tanto la influencia directa de Freud, como la de algunos psicoanalistas no-freudianos, como Theodore Reich, Otto Rank y Karen Horney. Entre susprofesores de esta línea se encontraban David Levy y Lawson Lowrey (ROGERS, Carl R. 1983:20) (DICAPRIO, Nicholas S. 1992: 322). Sus conceptos como introyección, los conceptos de máscaras y fachadas, el proceso de valoración orgánica y el mismo concepto de anormalidad tienen fuertes influencias de las ideas de represión, neurosis, y del principio del placer del psicoanálisis.

Fenomenología, Gestalt y Teoría del Campo. A partir de estas teorías Carl Rogers formula algunos de sus postulados centrales. El hombre está sujeto a un continuo devenir. La realidad depende de campo perceptual, (ROGERS, Carl R. 1977: 410-412) y por lo tanto, la realidad es un concepto individual. La conciencia consiste en la percepción de mis experiencias sensoriales y viscerales. El campo perceptual deternúna el comportamiento. Su concepto de congruencia también se deriva en buena parte de estas teorías.

Existencialísmo: Rogers consideraba a Kierkegaard como un amigo personal, que continuamente le acompañaba (a pesar de los aproximadamente 100 años de distancia que los separaron). La influencia del existencialismo en la teoría de Rogers es muy amplia y notoria. Conceptos como «vivir el aquí y el ahora», el análisis existencias, «ser lo que realmente se es» y aún el mismo título de su obra «El proceso de convertirse en persona» expresan claramente la relación.

Pragmatismo: El pragmatismo norteamericano manifiesta su influencia en Rogers. Quizás su manifestación más evidente esté en el proceso de terapia y el concepto de aprendizaje significativo. Sólo aprenderemos lo que nos es útil (ROGERS, Carl R. 1983: 241-245).

Empirismo, experimentalismo: la base del conocimiento -y de la vida- es la experiencia. La experiencia es el criterio superior que debe regir la misma vida (ROGERS, Carl R. 1983: 32).

Influencias orientales: Rogers descubrió en fuentes orientales cierto paralelo con su propia obra, especialmente con el budismo zen y las obras de Lao-Tse.

3. Sobre la naturaleza del hombre

Quizás una de las ideas más representativas de la teoría de Rogers -y de la cual se derivan otras- es la de «la bondad básica de la naturaleza humana». Supone Rogers que si dejamos al niño en completa libertad para actuar, sin poner trabas a su desarrollo, todo lo que haga y aprenda siempre estará correcto y será bueno para él. Esto desde luego supone ausencia total de restricciones.

Rogers considera que toda persona tiene poderosas fuerzas constructivas en su personalidad que necesitan manifestarse y que se les dejen operar. La persona tiene una tendencia innata -por lo tanto natural- al desarrollo y a la actualización. En su libro «Psicoterapia centrada en el cliente», hacia el final de la obra, esboza su teoría psicológica. Una de sus proposiciones iniciales es:

«El organismo tiene una tendencia o impulso básico a actualizar, mantener y desarrollar al organismo experienciante» (ROGERS, Carl R. 1977: 414)

La persona necesita crecer, no que se le cultive. Solamente requiere contar con las condiciones propicias para desarrollarse. No hay que desarrollar estas fuerzas; debemos permitir que se desarrollen.

La tendencia a la actualización es inherente al hombre. Debido a ésta, el hombre se ve impulsado a ser lo que genéticamente está diseñado para ser.

Otro supuesto de Rogers relativo a la naturaleza humana es la idea del que el hombre se encuentra en un continuo devenir. Todo cambia, tanto la persona misma como su entorno.

«Todo individuo vive en un mundo continuamente cambiante de experiencias de las cuales es el centro» (ROGERS, Carl R. 1977: 410).

El hombre cambia y es bueno que cambie. Su campo «experiencial» está cambiando continuamente y con él su propio «yo». Esta idea también resulta una constante en toda su obra.

Críticas y comentarios:

La idea de que el hombre es bueno por naturaleza es una importación que hace Rogers fielmente del naturalismo de Rousseau, quien afirmaba que el hombre nace bueno y orientado al bien. Es la sociedad y sus instituciones quienes lo corrompen. En palabras de Rousseau (en: FERMOSO, Paciano. 1985: 345).

«Establecemos como principio indiscutible que los primeros movimientos de la naturaleza son siempre rectos: no existe perversidad original en el corazón humano; podríamos decir como y por dónde entraron cada uno de los vicios que encontramos en él… Se convierte en bueno o malo sólo por el uso que de él se haga y por las relaciones que se le conceden…»

El tema del naturalismo es muy amplio, pero para éste efecto basten sólo algunas observaciones.

Desde luego, el hombre aspira al bien, pero su naturaleza, dañada por el pecado original, no está inclinada en ese sentido. No se requieren de muchas disquisiciones o argumentos para demostrar este hecho que es más o menos evidente a simple vista. Para que el hombre se convierta en un verdadero hombre, un hombre sano, un buen ciudadano, un hombre de bien, requiere dominar sus inclinaciones (no dejarse llevar por ellas), poner y aceptar límites a su comportamiento, necesita de la disciplina (tanto impuesta desde fuera como autoimpuesta), requiere de un sistema de valores que le den sentido a su vida y a los conceptos mismos de «buen hombre» y «buen ciudadano». Requiere de normas fundamentadas en el «deber ser».

De entre toda nuestra experiencia elijamos cualquier ejemplo o prototipo de «buen hombre», «hombre íntegro», «hombre cabal» y veamos si los calificativos de bueno, íntegro o cabal son consecuencia de que ha obrado siguiendo todos sus impulsos o inclinaciones naturales, de que ha actuado con absoluta libertad y que no ha tenido restricciones de ningún tipo. La verdad es que este calificativo se le otorga a la persona disciplinada, que reconoce y acepta el valor de las normas, que actúa libre, pero también responsablemente.

Habría otra manera muy objetiva de probar esta hipótesis de Rogers. Consistiría en dejar a nuestros hijos o a nuestros alumnos hacer lo que quieran. Que sigan sus impulsos naturales. No se deben corregir. No se les oriente. ¿Podemos esperar que ellos se eduquen por sí mismos?

Otra observación más. Se han dado algunas experiencias educativas sobre esta línea y, desde luego, surgen las lógicas interrogantes sobre sus resultados. ¿Dónde están las generaciones de «hombres de funcionamiento cabal» formados en las «escuelas de la libertad»?, (como en el ensayo de Summerhill) ¿Dónde están los líderes, los sabios, o al menos los buenos hombres y buenos ciudadanos que destaquen por sus hechos? Se supone que ellos tuvieron la oportunidad de «actualizar sus tendencias», casi en ausencia de restricciones.

Algunas observaciones con respecto a la concepción de Rogers sobre el hombre y su entorno en un cambio continuo. La Teoría del devenir nos lleva por cuatro vertientes distintas a un mismo callejón sin salida:

  1. El hombre en un continuo proceso evolutivo y su consecuente y lógica dificultad y hasta imposibilidad de conocerlo y comprenderlo. No sólo se trata de un proceso evolutivo histórico, sino más bien de un proceso continuo de cambio personal. Día con día la persona es distinta, en un mundo muy propio. No sólo cambia lo accidental, sino también lo esencial. ¿Cómo comprender un fenómeno que se hace y se reconstruye continuamente?
  2. La imposibilidad de la ciencia, puesto que no habría verdades ni leyes objetivas e inmutables. Al igual que el hombre, la ciencia y las verdades científicas son relativas. ¿Cómo construir el edificio de la ciencia sobre arenas movedizas?
  3. El relativismo axiológico y moral, en el que no habría bienes ni valores objetivos y absolutos. El bien y el mal son relativos. Dependen de mi concepto personal de bueno y malo. Si la educación tiene como una de sus finalidades buscar el perfeccionanúento del hombre, bajo esta perspectiva será una meta inalcanzable, por la dificultad que implicaría el ponerse de acuerdo sobre los conceptos de bien y bueno.
  4. Negación de cualquier teleología: la pérdida de la finalidad, el sentido y la razón de ser de las cosas:¿Para qué la ciencia? ¿Para qué existe el hombre? ¿Por qué vivir?

El resultado último de esta postura es la idea y de un hombre sin esencia y sin trascendencia, y sin la posibilidad de acceder a la verdad (CERSÓSIMO, P. Luis Ángel. 1980).

«Sostenida la concepción de que la realidad se agota en el fenómeno y que el cambio es única y absoluta realidad, se llega a la concepción del ser humano como un ser más dentro del proceso de la naturaleza… esto lleva a posiciones, a situaciones sin salida en cuanto a que sus propias ideas carecerían de valor en el futuro, ya que serían el producto de un momento de la evolución mental o biológica del individuo, por consiguiente el resultado lógico sería el escepticismo gnoseológico y la imposibilidad de la ciencia, o a lo sumo la concepción de la ciencia como mero resultado estadístico cuya validez estaría limitada a un corto período histórico».

Analizada fríamente, esta teoría constituye un ataque frontal a la cultura en general y a la cultura occidental de manera particular. Si siguiéramos por este rumbo definitivamente no llegaríamos a ningún lado.

La argumentación del cambio continuo encierra en sí misma una contradicción: ¿Es verdad que todo está sujeto a un continuo cambio? ¿Esta verdad es inmutable?

Contraria a la teoría del devenir se encuentra la sostenida por Aristóteles y la Escolástica, sobre la substancia y accidente. Lo esencial en los seres permanece, lo occidental cambia. Lo que hace a una idea, cosa o persona ser lo que es, permanece. Las cualidades o características que le acompañan son las que pueden cambiar.

Desde luego que el hombre cambia, pero no esencialmente. Sus características y cualidades pueden ser variables, pero su ser de hombre, no.

4. Sobre la no directividad

Estrechamente relacionado con el punto anterior está el concepto de no-directividad. La misma teoría de Rogers toma el nombre de no-directiva o centrada en el cliente o en el alumno.

Este concepto lo desarrolla Rogers tomando como punto de partida dos aspectos:

  1. Hay una confianza en que el cliente (paciente, alumno) puede manejar constructivamente su vida y solucionar sus propios problemas. Este supuesto es una consecuencia directa del postulado de la bondad innata del hombre. Si se deja actuar a la persona, lo que haga, estará bien. Además, la persona es la única que puede llegar a conocer sus problemas, y, por lo tanto, la única que puede resolverlos.
  2. Por otra parte, cualquier tipo de directividad (enseñanza, orden, mandato, etc.) podría ser perjudicial para el desarrollo de la persona, puesto que estaríamos impidiendo su «crecimiento personal». En otraspalabras, no debemos decir al niño lo que debe hacer. El hará lo que quiera o sienta y eso estará bien. Ni el padre, ni el maestro, ni el terapeuta deben dirigir la conducta del niño, sólo deben «facilitarla», esto es, poner las condiciones necesarias para que se desarrolle.

«El niño… debe ser tratado como persona única, digna de respeto, con el derecho a evaluar su experiencia a su manera, con amplios poderes de elección autónoma» (ROGERS, Carl R. 1980: 19).

Desde luego, la función de los padres debe cambiar: El concepto «educar a los hijos» debe substituirse por «relacionarse con los hijos».» (ROGERS, Carl R. 1980: 19). La idea misma de «mi hijo», debe ser modificada. Los padres no son «dueños» de sus hijos. Son solamente los padres de los hijos. Son solamente los padres de los hijos.

La función del maestro será cambiante y flexible, pero definitivamente no-directiva. Debe crear un clima de aceptación en el grupo, aceptar a sus alumnos como son y ayudarles a que se acepten entre sí mismos; debe facilitar el aprendizaje ¿Cuándo? cuando los alumnos lo requieran o soliciten; deben considerarse como un recurso que el grupo puede utilizar de la manera que les resulte más significativo; debe ser un participante más del grupo. (ROGERS, Carl R. 1977:343).

En el terreno terapéutico encontramos también Hablar de padres que no educan a sus hijos o a un terapeuta que no aconseja, orienta o propone soluciones; un terapeuta que debe desproveerse aún de su propio yo con el fin de no influir – y perjudicar- al paciente.

«En la terapia centrada en el cliente, éste encuentra en el consejero otro yo genuinoen el sentido técnico y operacional, un yo que temporariamente se ha desprovisto de su propia yoidad, excepto en lo que se refiere a la cualidad de intentar comprender» (ROGERS, Carl R. 1977:49)

Comentarios y críticas:

A simple vista parece plausible y hasta digna de elogio la hipótesis en la que Rogers propone confiar en el cliente (paciente, alumno, hijo) en que puede resolver sus propios problemas y por lo tanto no requiere de la ayuda directa.

Este es, desde luego, cierto en algunos casos. Hay personas que requieren más confianza en sí mismas y que cuando sienten esa confianza que les brindan los padres, maestros, terapeutas, avanzan y hacen muy bien las cosas. Los hay además quienes hacen bien las cosas a pesar de la confianza de sus padres o maestros. Pero esto no es válido para todos los casos o personas. Algunos,por su nivel de madurez no están en condiciones de tomar decisiones por sí mismos. Otros tienen tal grado de perturbación que no logran siquiera comprender la situación que les rodea o, inclusive, comprenderse a sí mismos. Aún más, por un simple principio de economía, las orientaciones de padres y maestros pueden evitarle al hijo a al alumno trabajos o problemas innecesarios.

Concluir la no-directividad, la no-ayuda, la no-orientración basados en esta hipótesis imprecisa y parcial es un error de graves consecuencias. Todas las personas, sanas o enfermas, niños o adultos, hombres o mujeres, requerimos de ayuda y consejo. Dar y recibir ayuda es un acto de caridad y es un acto naturalmente humano. Enseñar al que no sabe, dar consejo al que lo require, es tan necesario como lógico.

Hablar de padres que no educan a sus hijos o de maestros que no dirigen o guían a sus alumnos es aún más grave. Educar y dirigir el aprendizage de los niños es un derecho y una obligación de los padres, compartida por las instituciones educativas. La directividad está implícita en el concepto mismo de educación Reeden Ryan lo expresan certeramente en su definición de Educación:

«Educación es la influencia deliberada y sistemática, ejercida por la persona madura sobre la inmadura…» (REEDEB, John D. y Francis A. Ryan. 1961:53)

Definitivamente, es imposible prescindir de la directividad en la educación. Por un momento imaginemos a una sociedad en donde ni los padres, ni la escuela, la iglesia orientan o dirigen a los niños…

En el aspecto psicoterapéutico se tendría que pensar en una relación de ayuda sin o con un mínimo de ayuda y en un terapeuta que tiene que renunciar a su propia personalidad con el fin de «facilitar el crecimiento de su cliente». ¿Realmente estaríamos hablando de un proceso terapéutico? Rogers insiste en la necesidad de ser «congruentes» o «auténticos» consigo mismo. ¿Puede un terapeuta ser congruente consigo mismo despojándose de su «yoidad»?

El problema de la no directividad lleva implícito un ataque contra la autoridad. Las pedagogías libertarlas y las no directivas pregonan la desaparición de las figuras «represivas» que violentan o impiden el desarrollo libre de la persona. Este es un error de consecuencias graves. La autoridad es tan natural como la paternidad. Es imposible concebir una sociedad sin autoridad.

5. Sobre la introyección

Introyección significa internalizar, incorporar a la persona ideas, normas o valores que no son propios, que son externos. Para Rogers, la introyección en términos generales es negativa porque puede distorsionar al yo, al aceptar valores o normas que pueden ser incongruentes con las tendencias básicas de la persona (Di CAPRIO, Nicholas S. 1992: 325 y 339). Aún más, precisamente estas incongruencias son las que provocan o determinan la enfermedad. Enseñar o transmitir las normas y valores familiares y sociales es dañino para los hijos o alumnos. Según Rogers, el procedimiento más adecuado para que una persona adquiera valores, sin que se distorsione su personalidad, es a través de su propia experiencia, a través de sus vivencias. Cada persona debe descubrir sus propias normas y valores.

Comentarios y críticas

Esta postura de Rogers resulta tan perniciosa como ingenua. Es comparable a la expresada por su maestro Rousseau en el Emilio:

«Si pudierais no hacer nada, ni dejar hacer nada; si pudierais traer sano y robusto a vuestro alumno hasta la edad de los doce años, sin que supiera distinguir su mano derecha de la izquierda; desde vuestras primeras lecciones se abrirían los ojos a la razón» (En: BOWEN, James y Peter R. Hobson. 1979: 133).

Rousseau sería un buen revolucionario, pero definitivamente, sobre este aspecto, es un mal pedagogo o psicólogo, puesto que desconoce profundamente la naturaleza humana y la psicología del niño. Pretender que no haya aprendizaje en un niño de los cero a los doce años es una utopía, es una fantasía. Pretender que el niño no adquiera hábitos en los primeros años de su vida es algo fuera de la realidad. Es en esta edad cuando el niño aprende más (cuantitativamente hablando) que en el resto de su existencia. Es precisamente cuando el niño está más ávido de aprendizaje; aprende normas, valores, conocimientos; aprende oyendo, imitando, intuyendo, razonando. Y este aprendizaje temprano sentará las bases de su vida de adulto.

Al igual que Rousseau, Rogers (psicólogo) pretende que se libre al niño de introyecciones. El problema es cómo puede lograrse esto. Aún sin quererlo, intencionadamente o no y a pesar de los padres o maestros, el niño va a aprender (introyectar) actitudes, normas y valores. Es un hecho que lo hará. El problema ahora será qué tipo de valores aprenderá, si no se le orienta.

Este concepto también atenta contra la autoridad y responsabilidad de los padres y demás instituciones sociales para educar a los niños.

Desde el punto de vista cultural, hay otros cuestionamientos importantes a esta propuesta de Rogers. ¿De qué sirve entonces desarrollar o crear valores culturales si no debemos enseñárselos a nuestros hijos o alumnos? ¿Es necesario repetir la historia en cada generación y en cada individuo para que uno por uno «redescubra» por sí solo estos valores? ¿No podemos acortar a nuestros hijos este trayecto y brindarles los deliciosos frutos ya cosechados de la cultura? ¿Y qué hay del sentido y fin de la educación de conservar, acrecentar y transmitir la cultura? ¿Y qué hay de las verdades reveladas, ni siquiera esas debemos enseñar a nuestros hijos?

6. El individualismo en Rogers

La teoría de Rogers es eminentemente individualista. Este enfoque se deriva de tres conceptos distintos:

  1. Cada persona vive en su propio mundo, que ignorada o menospreciada sólo él conoce (y no completamente porque no todas las experiencias son conscientes) (DICAPRIO, Nicholas S. 1992: 323) formado por sus propias vivencias y experiencias.
    «El mejor punto de vista para comprender la conducta es desde el propio marco de referencias del individuo» (ROGERS, Carl R. 1977: 419).
  2. La educación debe ser individual. Esto protegerá al niño de los efectos nocivos de la sociedad. El niño tiene sus propias necesidades que deben ser satisfechas. La educación individual previene contra introyecciones.
  3. Lo importante en cualquier proceso terapéutico y de «crecimiento» es que el individuo se sienta bien, a gusto consigo mismo. Los problemas de los demás, son problemas de los demás, que ellos deben resolver. Lo importante es que el individuo se sienta bien, que tenga éxito en sus empresas.
Críticas y comentarios.

El hombre es un ser sociable por naturaleza. Aunque vive sus propias experiencias, éstas no se dan aisladas, sino en el marco de lo social. Si bien cada persona es un individuo, con características particulares, antes es un miembro del género humano, que vive en un momento histórico y en una situación social concreta.

Es cierto también que la educación debe satisfacer necesidades individuales y específicas, pero entre sus objetivos primordiales está el brindar un espacio para la sociabilización o aculturación del niño y preparar a la persona para que conviva solidariamente con su comunidad y asuma sus responsabilidades sociales.

El éxito individual, el buscar la satisfacción propia, con lícitos y deseables para una persona, simpre y cuando no lesione los intereses de los demás. Asumir una postura individualista puede dar paso al egoísmo, al antropocentrismo, donde el bien común carece de sentido (o sólo lo tiene cuando convergen dos o más bienes individuales), donde está ausente la caridad en las relaciones humanas y donde la dignidad del otro opodría ser ignorada o menospreciada.

7. Sobre el concepto de normalidad

Rogers desarrolla sus conceptos de normalidad y anormalidad sobre las siguientes bases:

  1. La anormalidad se presenta por la incongruencia entre la percepción del «yo y el «yo real». (DICAPRIO, Nicholas S. 1992:323). En otras palabras: los problemas inician cuando no coincide la idea que tenemos de nosotros mismos con lo que realmente somos.
  2. La inadaptación psicológica se da cuando el organismo rechaza de la conciencia experiencias sensoriales y viscerales significativas» (ROGERS, Carl R. 1977: 432).
  3. Una de las principales razones por las que se presentan las incongruencias (y en consecuencia anormalidades psicológicas) son las introyecciones. La principal fuente de introyecciones son las enseñanzas de tipo moral o religioso. Son fuente de sentin-úentos de culpa. Pueden constituir el principio de la neurosis.
Críticas y comentarios:

Es lógico suponer que algunos problemas (no todos, por cierto) se originen en una inadecuada percepción de sí mismo, debido a problemas de muy bajo o muy elevado autoconcepto, pero el que debamos adaptar la imagen propia a lo que somos realmente tiene otras aplicaciones. De acuerdo con esto, el proceso inicial sería conocerme «tal y como soy». Después vendría la aceptación de esa realidad. Un ejemplo: puedo reconocerme como una persona agresiva e irresponsable. Me acepto como agresivo e irresponsable. ¿Esto ya me hace una persona «normal», y por ello debo sentirme bien?

Para que esto tenga sentido, lo que debería comparar es «lo que soy» con «lo que debería ser». Y lo que tendría que buscar adaptar es n-ti forma de ser con el deber ser. El deber ser es el punto de referencia. El aceptarme como soy es positivo, pero no es una búsqueda final, sólo es el punto de partida hacia lo que debo ser.

La idea de que la inadaptación psicológica se da por el rechazo en la conciencia de experiencias significativas es, con otras palabras, el concepto de represión utilizado por Freud. Esto significa que se reprimen las «tendencias naturales». También queda claro por qué las enseñanzas de tipo moral y religioso (introyecciones) serían, en el concepto de Rogers, fuentes de anormalidad y neurosis. Para funcionar «normalmente» debemos dar paso a nuestros impulsos, tendencias e instintos.

8. Sobre el concepto de realidad

La realidad para Rogers es un concepto subjetivo. El campo perceptual de una persona contiene «su realidad». Su propia conciencia es la única que puede determinar qué es lo que está dentro o fuera de su realidad.

«El individuo reacciona ante el campo tal como lo experimenta y lo percibe. Este campo perceptual es, para el individuo, la «realidad». (ROGERS, Carl R. 1977: 411).

Conforme a lo analizado anteriormente, la realidad está en un continuo devenir. La realidad es cambiante. La conducta de una persona está determinada por su actual campo de experiencia. Es por eso que importa sólo «el aquí y el ahora», vivir el presente, vivir «su realidad».

Comentarios y críticas.

Es necesario distinguir los conceptos de «realidad» de «percepción de la realidad». Son dos conceptos distintos y el confundirlos nos lleva a errores fundamentales. El sol existe, con sus propiedades particulares, y esa realidad no va a cambiar por el hecho de que yo la perciba de un modo u otro. El bien y el mal existen, es un hecho innegable, y esto es independiente de mis percepciones o inclinaciones hacia ellos. Rogers confunde y reduce toda la realidad a la percepción de la realidad. Un error de esta magnitud nos puede llevar a cualquier conclusión. Depende de mi «realidad».

Una realidad cambiante trae consigo la imposibilidad de un conocinúento permanente.

Vivir la realidad, vivir el momento, vivir el aquí y el ahora, en ausencia de planes, objetivos, metas, fines y normas, es caminar sin brújula por la vida, es quitar el sentido de la vida misma, es justificar cualquier acción, buena o mala en aras de //ganar experiencia», «vivir la libertad», «ser congruente». En este sentido, es rebajar la dignidad racional y trascendente del hombre al mundo de lo sensible, de lo placentero.

Vivir el presente es importante, pero sólo si trabajamos para la vida futura.

9. ¿Sensación o razonamiento?

A través de toda su obra Rogers plantea este problema: En el proceso de toma de decisiones, ¿qué es más importante la sensación o la inteligencia? La respuesta, que es uno de los pilares de su teoría y de su proceso terapéutico es: la sensación orgánica total es más digna de crédito que el intelecto.

«Una de las cosas básicas que tardé mucho en advertir, y que aún estoy aprendiendo, es que cuando sentimos que una determinada actividad es valiosa, efectivamente vale la pena. Dicho de otra manera, he aprendido que la percepción de una situación como organismo total es más fidedigna que mi intelecto» (ROGERS, Carl R. 1983: 31).

«He descubierto que siempre que confié en un sentido interior no intelectual, mi decisión fue prudente». (ROGERS, Carl R. 1983: 31).

«Yo mismo he resaltado la idea de que el hombre es más sabio que su intelecto, y que las personas que funcionaban bien llegan a confiar en su experiencia como una guía apropiada para su comportamiento». (ROGERS, Carl R. 1980: 170).

Críticas y comentarios.

Conviene resaltar estas ideas de Rogers. Es cierto que muchas de nuestras decisiones cotidianas no son tomadas racionalmente y eso no significa necesariamente que sean incorrectas. Pero ni son todas las decisiones ni, desde luego, las más importantes. El menosprecio por la inteligencia del hombre y la exaltación de la sensación describen una postura hedonista y dionisiaca en Rogers.

Si despreciamos la razón, la inteligencia, despreciamos asi mismo la lógica, el orden y el fin de los actos humanos. Precisamente es la racionalidad la característica esencial del hombre. Es la inteligencia la que nos permite conocemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Es la razón la que puede poner orden en el caos. Prescindir de la racionalidad es aceptar cualquier cosa. Ni siquiera podemos hablar,de libertad sin el concurso de la inteligencia.

Desde luego que este concepto de inteligencia de Rogers es congruente con todo lo que expresa en su teoría. Pero también nos explica tantas observaciones lógicas, a simple vista. Y quizás precisamente se deba a que Rogers no trabaja en el terreno de la argumentación lógica, de la racionalidad. Y cierto es que necesitaríamos bloquear nuestra racionalidad para aceptar el no educar a nuestros hijos o alumnos, y es cierto que conviene reprimirla para poder actuar conforme a nuestras tendencias e instintos, aún cuando estas acciones dañen nuestra vida social, moral o espiritual.

Realmente es peligrosa esta postura. No se trata tan sólo de una cuestión técnica o de perspectiva distinta, implica una distorsión esencial de la misma naturaleza humana.

10. Sobre el concepto de ciencia y el sentido de la investigación

Una vez conocida la opinión de Rogers sobre el papel de la inteligencia en el hombre, la pregunta que sigue es, ¿Qué es la ciencia?, ¿Cuál es su finalidad?, ¿Es posible la ciencia?, ¿Qué función desempeña la investigación científica?

En su obra, «El proceso de convertirse en persona» incluye Rogers un ensayo que le publicó la revista «American Psychologist» sobre la ciencia. De manera sintética, estas son sus ideas: (ROGERS, Carl R. 1983: 184-200)

  1. Ninguna investigación servirá para descubrir verdades absolutas; sólo puede describir las relaciones de probabilidad.
  2. No se pueden extraer conclusiones de carácter general, sólo describir relaciones entre acontecimientos observables.
  3. La ciencia sólo existe en las personas, por lo tanto es subjetiva y personal.
  4. Los hallazgos de cualquier investigación son válidos exclusivamente para el investigador. Es un error tratar de demostrar algo a otra persona.
Críticas y comentarios

Una vez conocidos estos argumentos, queda poco qué decir al respecto. ¿No hablamos de la ciencia como un conjunto de conocimientos organizados ys sitematizados, con una metodología de investigación que permite conocer la realidad de los fenómenos estudiados?. Rogers reduce el concepto de ciencia a una visión subjetiva de la realidad, a la propia experiencia.

Es una postura absurda. La ciencia para Rogers reduce el concepto antagónico de la ciencia; la imposibillidad de la ciencia.

Contrariamente a lo expresado por Rogers, Los conocimientos cientçificos están presentes de manera evidente y objetiva. Y su valor no es individual o personal, sino universal. Luz eléctrica, energía atómica, antigripales, comunicación colectiva, son productos de la investigación científica. ¿No son evidentes?, ¿No son objetivos?, ¿ No tienen valor universal?.

En el capítulo citado de Rogers, éste menciona: «En la medida en que el científico trata de demostrar algo a otra persona – error que yo mismo he comentido a menudo -, está utilizando a la ciencia para superar s u propia inseguridad personal y le está impidiendo cumplir su función verdaderamente creativa al servicio de la persona». (ROGERS, Carl R. 1983:196).

Si los hallazgos científicos son personales e intrasferibles, ¿por qué entonces publica Rogers los resultados de sus investigaciones o de su propia experiencia?.

11. Autenticidad contra normalidad. La autorealización

Según Rogers lograr la autenticidad, el funcionamiento pleno, el funcionamiento, el funcionamiento cabal, la autorrealización, es el objetivo de la psicoterapia de la vida misma. Esto sería equivalente a lograr que una persona se mantenga sana física y mentalmente. Sería igual a obtener el estado ideal de una persona.

¿Cuáles serían las características de esta persona de funcionamiento cabal? Rogers enuncia algunas. La persona de funcionamiento cabal tiene: (ROGERS, Carl R. 1983: 168-175).

  1. Mayor apertura a la experiencia. Descubrir y experimentar sentimientos, actitudes y tendencias, «vivir» los estímulos, alejarse de las actitudes defensivas, actuar en congruencia con las sensaciones orgánicas totales.
  2. Tendencia al vivir existencias. Vivir el aquí y el ahora, vivir íntegramente cada momento: «lo que yo sea y haga en el momento siguiente, dependerá de ese momento, y ni yo ni los demás podemos predecirlo de antemano». Implica y la ausencia de planeación, estructuración, rigidez control.
    Requiere abrir el espíritu a lo que está sucediendo ahora.
  3. Mayor confianza en el organismo. Lo qué yo sienta que vale la pena hacerse, vale la pena hacerse. Se debe confiar más en el organismo que en el intelecto.

DiCaprio (1992: 343) presenta un cuadro sumamente interesante que resume las características de la persona de funcionamiento cabal en la teoría de Rogers.

La autorrealización vendría como una consecuencia de ser congruente, ser auténtico, ser una persona de funcionamiento cabal.

Críticas y comentarios.

Algunas observaciones con respecto a las ideas de Rogers sobre las características de «la persona de funcionamiento cabal»:

  1. Indiscutiblemente la experiencia es importante en la vida. Aún más, para algunas situaciones concretas será imprescindible. Pero la experiencia sensible no es necesaria ni deseable en todas las ocasiones. Para muchos casos bastará con una reflexión concienzuda. Tampoco podemos estar abiertos a todo tipo de experiencia. El sentido común y los principios morales pueden prevenimos de dolorosas experiencias. Farmacodependencia, prostitución, cárcel, intentos de suicidio, miseria extrema, sida, etc., no requieren que las experimentemos, sino todo lo contrario.
  2. Vivir el aquí y el ahora tiene también sentido, pero sólo en el marco del origen y fin de la vida misma. Sólo en este presente podemos tomar decisiones y trabajar para gozar un mejor futuro, aprovechando también la experiencia que nos ha dejado el pasado. Entonces sí podremos vivir el ahora en toda su intensidad. De otra forma, tal como lo propone Rogers, seríamos una veleta que se mueve en función de las circunstancias, sin dirección fija, sin destino. ¿Habría razones para vivir de este modo? No es posible prescindir de la planeación y estructuración. Las metas son importantes.
  3. La propuesta de Rogers en el sentido de confiar más en el organismo que en la inteligencia ya se comentó anteriormente.

La síntesis presentada por DiCaprio es sumamente ilustradora. Una persona «auténtica» o que «funciona cabalmente» será aquella que es congruente en su forma de sentir y actuar. Alejarse de las apariencias (donde se incluyen las normas morales y sociales que permiten la convivencia), de las obligaciones y responsabilidades, de los «debes» y «debieras», de la disciplina, de los sentimientos de culpa (entre los que se encuentran remordimiento de conciencia por faltas cometidas) para no avergonzar el yo. Todo esto, según Rogers, es negativo para la persona. Lo positivo sería vivir el momento, no planear la vida, confiar en sentimientos y emociones, estar abiertos a la experiencia. Exactamente lo contrario a lo sostenido durante siglos por la cultura occidental.

La manera de ser auténtico, Rogers la describe por medio de los cambios operados en uno de sus clientes a través de la psicoterapia:

«Finalmente sentía que tenía que empezar a hacer lo que deseaba hacer, no lo que pensaba que debería hacer. Esto es un cambio total en mi vida … ¡Al diablo con todo! Creo que de ahora en adelante seré solamente yo, rico o pobre, bueno o malo, racional o irracional, lógico o ¡lógico, famoso o no famoso». (ROGERS, Carl R. 1983: )

¡Al diablo con todo! Esta expresión retrata exactamente las ideas de Rogers sobre autenticidad y moralidad. En el sentido expresado por Rogers, ser auténtico es sinónimo de amoralidad. Estar autorrealizado es estar exento de normas éticas y morales. Como ejemplo concreto, algunas ideas de Rogers respecto al matrimonio:

«La disponibilidad de medios de control natal eficaces significa que el matrimonio puede llegar a ser algo de la pareja puesto que la esposa no está totalmente ocupada con el embarazo y la cría de los niños. También significa que ella es tan libre como su esposo para explorar relaciones fuera del matrimonio». (ROGERS, Carl R. 1980: 29).

«Ahora ya ninguno de los dos miembros de la pareja se siente necesariamente unido al otro ‘hasta que la muerte nos separe’. Ninguno de los dos tiene ya un poder o control sobre el otro. Cada individuo tiene siempre, en la actualidad, el poder de elección sobre la conservación del matrimonio». (ROGERS, Carl R. 1980: 29).

«Enfrentarnos el dilema de que entre más centrado en la persona se vuelve el compartir sexual de una pareja, más abierto está el rompimiento; por otro lado, mientras más centrado en la persona sea, existe mayor apertura a la realización y enriquecimiento de cada uno de los miembros de la pareja» (ROGERS, Carl R. 1980: 30).

En otras palabras: control natal para poder disfrutar del matrimonio, infidelidad, desintegración del matrimonio por el divorcio. Para Rogers todo esto no solamente no es malo, sino hasta en ocasiones, deseable.

12. Aprendizaje significativo y educación formal

Las ideas de Rogers en educación son realmente revolucionarias.

  1. Por una parte la función del maestro, no ya como autoridad, sino como facilitador del aprendizaje, debe crear un clima de aceptación en el grupo. Este es más importante que las técnicas que emplea el maestro; debe ser permisivo y comprensivo y que respete la individualidad. El profesor debe aceptar al grupo y a cada uno de sus miembros como es. No debe de juzgar.
  2. Por otra parte el enfoque no directivo. No podemos enseñar directamente a otra persona, sólo podemos facilitar su aprendizaje. De este enfoque se deriva el concepto de aprendizaje significativo o vivencias. Rogers parte de la incomunicabilidad o intrasferibilidad de los saberes. No podemos comunicar o enseñar a otros nuestros conocimientos. El individuo aprenderá sólo aquello que le sea útil, significativo y esté vinculado con su supervivencia. (ROGERS, Carl R. 1983: 246-260).

Avanzando un poco más sobre esta idea, el profesor no podrá determinar con precisión cuáles son los contenidos significativos de cada alumno. Sólo el propio alumno los conocerá. Pero ni siquiera podrán ser planeados por el propio aprendiz, sino que irán surgiendo poco a poco. Si no hay contenidos precisos, no es posible establecer un currículum formal.

«Hemos descubierto que una cantidad minúscula de estructuración tiene efecto decisivo sobre la naturaleza de la experiencia del grupo en la escuela» (ROGERS, Carl R. 1977: 341).

El proceso educativo será necesariamente un proceso individualizado. Por lo tanto, sin contenidos precisos ni válidos generalmente, no hay grados, ni tampoco exámenes, pues ¿sobre qué contenidos el profesor podría examinar a un alumno si sólo él sabe lo que le es significativo? ¿Cuáles serán los parámetros para determinar el avance en grado? En consecuencia, es imposible la educación formal, tal y como se concibe actualmente.

Críticas y comentarios.

Sobre el papel del profesor y su responsabilidad en la conducción del aprendizaje del alumno, ya se han hecho algunas observaciones.

La educación formal es una de las bases más sólidas de la sociedad. Sin un currículum concreto, ¿en qué dirección se formarán los alumnos? Sin educación formal no hay avance social. Sin grados, sistemas, exámenes no hay preparación y capacitación formal. ¿Cómo se formarán los técnicos, profesionistas y especialistas? Atentar contra la educación formal es retroceder.

El problema de la incomunicabilidad está planteado de manera errónea por Rogers. Sí podemos poner en común los conocimientos. El alumno sí puede aprender lo que nosotros le enseñamos. De otra forma, la comunicación humana, y no sólo la enseñanza, sería imposible.

Cabe mencionar de manera importantísima que «las experiencias de no directividad han fracasado en las escuelas primarias, pues los niños pequeños difícilmente se pueden organizar por sí mismos». (BIBLIOTECA SALVAT DE GRANDES TEMAS: LA NUEVA PEDAGOGÍA. 1975: 111).

V. Conclusiones

Con respecto a su vida académica, Carl R. Rogers trabajó para la Universidad Estatal de Ohio, la Universidad de Chicago y la Universidad de Wisconsin. Además fue miembro del Western Behavioral Sciences Institute en la jolla, California, y fundó ahí mismo el Centro de Estudios para la Persona. Recibió varios reconocinúentos por su labor como psicólogo en los Estados Unidos. En cuanto a su vida personal resalta el hecho de haber sido educado en el seno de una familia con fuertes convicciones religiosas, principios de los que carece y con los que antagoniza, su teoría educativa.

Las principales influencias en la construcción de su teoría son: el naturalismo de Rousseau, el psicoanálisis de Freud, la teoría del devenir (tomada principalmente de la fenomenología y la teoría del campo), el existencialismo, el pragmatismo y el empirismo.

Rogers supone que el hombre es bueno por naturaleza, que tiene una tendencia básica a actualizar sus potencias y que si se le deja actuar libremente y sin restricciones, lo que haga, estará bien.

Parte del principio de que la educación no debe ser directiva. No se le puede enseñar a otro, es el otro el que debe aprenderlo. Educar directivamente resulta perjudicial para el niño.

No es válido enseñar o imponer normas o valores al niño. Esto es introyectar. Es la persona la que debe descubrir y elegir sus propios valores.

La educación es un proceso eminentemente individual, porque las necesidades son individuales. El mejor punto de vista para comprender al niño es desde su propio marco de referencia.

La anormalidad surge por las discrepancias entre el yo real y la percepción del yo. La solución es que el individuo se reconozca y se acepte tal como es.

La realidad es un concepto subjetivo. El campo perceptual de una persona contiene su realidad. El hombre actúa de acuerdo con su realidad.

La sensación orgánica total es más digna de crédito que el intelecto. Cuando sentimos que una determinada actividad es valiosa, efectivamente vale la pena.

No hay verdades absolutas en la ciencia. No se pueden extraer conclusiones de carácter general, sólo describir relaciones entre los acontecimientos observados. La ciencia sólo existe en las personas, por lo tanto es subjetiva. Los hallazgos de la investigación, son válidos exclusivamente para el investigador. Es un error tratar de mostrar algo a otra persona.

La persona de funcionamiento cabal es aquella que tiene mayor apertura a la experiencia, que vive el aquí y el ahora, que se aleja de máscaras y apariencias y de los «debes» y «debieras». Por el contrario, confía en sus intuiciones, sentimientos y emociones, sigue los caminos en que se siente bien, acepta y aprecia la verdad del yo y aumenta el respeto propio.

El alumno sólo aprende lo que le resulta significativo, útil, lo que está vinculado con sus propias necesidades. Sólo él conoce sus necesidades, por lo que la educación formal (con grados, exámenes, currículum) no responde a sus exigencias.

Respondiendo a la interrogante inicial en cuanto a la pertinencia de sus ideas en el proceso educativo encontramos muchas limitaciones:

  • Parte de una idea errónea sobre la naturaleza del niño. Por sí solo, sin guía, sin ayuda, es muy difícil que logre su propio perfeccionamiento.
  • La educación, por definición, requiere ser directiva. Educar es guiar. Y es también una responsabilidad de padres y maestros. Éstos tienen la autoridad para enseñar.
  • Sin duda, la formación de valores es una tarea imprescindible de la educación. Los valores deben ser transmitidos al niño y debe vigilarse su proceso de formación.
  • Si bien la educación tiene una dimensión personal, también posee otra dftnensión social. No se puede entender una sin la otra, con riesgo de incurrir en serios errores: socialismo o individualismo.
  • Una persona normal no puede ser definida sólo en términos de la congruencia entre lo que es realmente y lo que se piensa que es. Antes bien, una persona debería ser considerada «cabal» o «autorrealizada», en cuanto su yo real se acerque más al deber ser.
  • La realidad no puede ser considerada subjetivamente. El concepto realidad se refiere a lo real, lo que es, no lo que aparenta ser. Hay un error muy grave en Rogers al confundir la realidad con la apariencia de lo real.
  • Si suplantamos a la razón por el sentimiento, se concluye cualquier cosa. No hay verdades, no hay ciencia. Esta idea de Rogers constituye un serio atentado contra la lógica, contra orden, contra la naturaleza racional del hombre.
  • Si bien es cierto que el alumno debe encontrar o descubrir el sentido o significado de lo que aprende, esto no significa que sus intereses o necesidades sean el único criterio para elegir lo que debe aprender o no. La educación familiar sienta las bases de su desarrollo. El niño no tiene la suficiente madurez para elegir lo que le conviene.Los padres tienen la responsabilidad de orientar su desarrollo e instruirlo en las verdades fundamentales. La educación formal, aún con todas sus limitaciones, contiene los elementos básicos que un niño debe aprender para poder convivir socialmente y ser un hombre útil a sí mismo y a la sociedad.

Tras los atractivos enunciados de Rogers hay una serie de ideas y opiniones que representan serias amenazas para las instituciones sociales, principalmente para la familia y la educación.

Bibliografía
  • BOVVEN, James y Peter R. Hobson. (1979). Teoría de la educación: innovaciones importantes en el pensamiento educativo occidental. México: LINWSA.
  • CERSOSIMO P. Luis Angel. (1980). Estudio sobre la metafísica del devenir y sus consecuencias filosóficas en educación. Universidad Autónoma de Guadalajara. Tesis presentada para obtener el grado de doctor en educación.
  • Di CAPRIO, Nicholas S. (1992). Teoría de la personalidad. México: Mc. Graw Hill.
  • FERMOSO, Paciano. (1985). Teoría de la educación: una interpretación antropológica. Barcelona: CEAC. FRICK, Willard B. (1971). Psicología humanística. Buenos Aires: Guadalupe
  • PATTERSON, C. H. (1982). Bases para una teoría de la enseñanza y psicología de la educación. México: Manual Moderno.
  • PAT-IERSON, C. H. (1975). Orientación autodirectiva y psicoterapia. México: Trillas.
  • REEDEN, jhon D. y Francis A. Ryan. (1961). Filosofía católica de la educación. Madrid: Morata.
  • ROGERS, Carl R. (1980). El poder de la persona. México: El Manual Moderno.
  • ROGERS, Carl R. (1961). El proceso de convertirse en persona. Buenos Aires: Paidós.
  • ROGERS, Carl R. (1977). Psicoterapia centrada en el cliente. Buenos Aires: Paidós.

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