En el Ángelus del domingo el Papa reflexionó sobre el mensaje del segundo domingo de Adviento y su invitación para preparar la Navidad.
Francisco remarcó la necesidad de una conversión personal durante este tiempo de espera. Dijo que lo primoero es estar disponibles para ayudar a los demás.
“Ante todo, estamos llamados a recuperar lo que se ha perdido por la frialdad y la indiferencia, abriéndonos a los demás con los mismos sentimientos de Jesús, es decir, con esa cordialidad y atención fraterna que se hace cargo de las necesidades del prójimo”.
El Papa dijo que no puede haber una relación verdadera de amor si no se resuelven algunos puntos pendientes. Dijo que este es el momento de hacer gestos concretos de reconciliación con el prójimo.
FRANCISCO
“Se deben limar las asperezas causadas por el orgullo y la soberbia. Cuánta gente, quizás sin darse cuenta, es soberbia, es áspera, no tiene esa relación cordial. Es necesario superar esto compliendo gestos concretos de reconciliación con nuestros hermanos y pidiendo perdón por nuestras culpas”.
Recordó el ejemplo de Juan el Bautista, quien infudió esperanza en la gente a pesar de los errores y derrotas que sufrieron en el pasado.
El Papa terminó la oración pidiendo a la Virgen María que ayude a los cristianos a preparar la Navidad a través de la paciencia, sembrando la paz, la justicia y la fraternidad.
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