José Antonio Marina, filósofo, pedagogo y escritor español, reconocido por sus investigaciones en el campo de la educación y la inteligencia, ha dedicado gran parte de su trayectoria a comprender cómo aprenden las personas y qué papel juega la motivación en este proceso. En una de sus reflexiones más directas, aborda un error común en padres y docentes: intentar crear motivos artificiales para que un niño se interese por lo que a los adultos les parece importante.
Partir de los deseos existentes del niño
Marina explica que cuando intentamos motivar a un niño, muchas veces en realidad queremos que le gusten cosas que a él no le gustan, pero que nosotros consideramos valiosas. Sin embargo, no se pueden inventar deseos nuevos. La clave está en comenzar siempre desde los intereses reales que ya tiene el niño.
El autor recuerda que a los niños les gusta aprender, pero no necesariamente estudiar, y que la labor del educador es tender un puente entre esa curiosidad natural y el valor que tiene el estudio como herramienta de desarrollo.
Tres grandes motores de la motivación infantil
Según Marina, todo niño comparte tres deseos fundamentales, que son la base sobre la cual se puede construir una motivación efectiva para aprender:
El deseo de pasarlo bien.
Para despertar el interés por un contenido académico, se debe encontrar la forma de enlazarlo con experiencias agradables o con algún tipo de recompensa que el alumno valore. No se trata de convertir cada lección en un juego, sino de que el proceso de aprendizaje tenga elementos atractivos que inviten a la participación.El deseo de ser reconocido socialmente.
El reconocimiento de compañeros, docentes y familia es un motor poderoso. Marina señala que uno de los mayores incentivos para un niño es que su aprendizaje se traduzca en aprecio y valoración por parte de su entorno, convirtiéndose así en un logro visible.El deseo de sentir que progresa.
Los niños quieren sentirse capaces, demostrar avances y recibir validación por ello. Frases como “Mamá, mira lo que hago” son una clara manifestación de ese impulso. El educador debe crear situaciones en las que el alumno perciba sus avances, por pequeños que sean, y pueda compartirlos con orgullo.
El papel del educador: conectar, no imponer
La tarea esencial de padres y docentes no es imponer sus propios intereses, sino conectar lo que el niño necesita aprender con estos tres motores naturales. Cuando el aprendizaje logra vincularse con el disfrute, el reconocimiento y el progreso personal, el interés surge de manera más auténtica y sostenible.
En palabras de Marina, motivar no es empujar desde fuera, sino encender desde dentro. Y ese encendido no nace de inventar deseos inexistentes, sino de aprovechar los que ya habitan en cada niño.
Si le tema le interesa, seguro que disfrutará de estos videos de propiedad de Biblioteca UP. José Antonio Marina, colgados en YouTube, y que compartimos con fines únicamente educativos.
1. Los secretos de la motivación: los mecanismos de la motivación
2. Los secretos de la motivación: el cambio de conducta
3. Los secretos de la motivación: los tres grandes deseos
4. Los secretos de la motivación: sesión de entrenamiento
“El fin de la educación no es desarrollar su inteligencia, socializarle integrándole en una cultura, capacitarle laboralmente. Es eso y mucho más. El objetivo es ayudar al niño para que desarrolle una personalidad triunfante, capaz de aprovechar sus posibilidades, elegir bien sus metas, esforzarse por conseguirlas, disfrutar con las oportunidades y soportar los conflictos”.
5. Los secretos de la motivación: toma de decisiones comienza la deshumanización
6. Los secretos de la motivación: la motivación para la tarea
7. Los secretos de la motivación: la personalidad bien motivada
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Recordemos siempre que, según Marina, que los deseos que tenemos, tanto los adultos como los niños de: pasarlo bien, ser reconocido, apreciado y sentir que se progresa, son aspiraciones que pesan mucho en la motivación educativa. El filósofo, ensayista y pedagogo español, “no nos habla sólo de cómo motivar a nuestros hijos para que estudien o hagan lo que creemos que les resulta conveniente, sino que continúa con su proyecto de “inteligencia triunfante”, formando personalidades abiertas, capaces de enfrentarse a sus propias limitaciones sin que éstas resulten una pesada carga que impida un crecimiento pleno y una inteligencia crítica, cuestionadora y resolutiva.
“Aprender a ver y a valorar lo que se tiene —lo bueno y lo malo— es una regla imprescindible para tomar decisiones adecuadas.”
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF
