Redactar un texto de forma correcta es un proceso que requiere cierta complejidad, mucha precisión y la formación adecuada para llevarlo a cabo. Si bien prácticamente todo el mundo es capaz de elaborar un texto que se comprenda y que transmita un mensaje, en muchas ocasiones se aleja de lo que podemos considerar un texto bien escrito. Incluso en los medios de comunicación actuales podemos encontrar una cantidad elevada de incorrecciones, aun siendo textos de periodistas o personas con la formación adecuada.
En el terreno de la traducción, los textos traducidos deben ser profesionales y correctos, ofreciendo al cliente la calidad que requiere este tipo de servicio. Es por ello que los traductores profesionales ponen toda la atención en cada detalle del texto final que pasa por un proceso de corrección y revisión hasta considerarse como definitivo para la entrega. Pero, ¿qué entendemos por un texto bien escrito? ¿En qué consiste la corrección y la revisión?
Cuando se es escritor, con frecuencia uno se pregunta: ¿Qué es lo que me inspira para escribir? ¿qué es lo que mejor me funciona? ¿de cuáles temas puedo hablar? y, de la misma manera, muchas cosas más.
¿Es algo normal?
Desde luego, hacerse estas preguntas está muy bien, porque ellas forman parte del normal desenvolvimiento del trabajo de un escritor, ya sea que escribas libros, artículos o cualquier otro tipo de textos (en periódicos o páginas Web, o por cualquier otro medio). Pero más allá de eso, una pregunta importante que -como escritores- nos haremos, será: ¿Cuál es la mejor manera de abordar los temas acerca de los cuales deseo o debo hablar? ello nos lleva a darnos cuenta que la estructura es, con total certeza, una de las cosas más importantes a la hora de dedicarnos a la escritura en cualquiera de sus facetas.
¿A qué te refieres con estructura?
Simplemente al hecho de saber la temática que estás abordando y centrarte en ella sin irte demasiado por las ramas, a mantener el pensamiento lo suficientemente centrado en el tópico que abordas a fin de no desviarte en subtópicos sin importancia que no refuerzan ni aportan valor a lo que estás tratando de explicar.
Pero además, cuidar la estructura de un texto, se refiere a ir plasmando en forma comprensible, lógica y ordenada las ideas que conforman la temática que abordas, para irlas puliendo, reforzando, mejorando y priorizando de manera apropiada.
Muy importante
Quizás, el mejor consejo que se puede dar a la hora de estructurar nuestros textos, sea el de plasmar todas las ideas que tenemos respecto a los mismos en un papel o archivo digital y, posteriormente, ir leyéndolo varias veces, ordenando y agregando nuevas ideas y conceptos asociados que vayamos considerando en el camino. Porque -de hecho- es algo curioso, a medida que que revisemos nuestras ideas de esta forma, iremos viendo y considerando nuevas ideas o elementos que tendremos que ir agregando a nuestros textos para irlos haciendo mejores y más comprensibles.
Consideración adicional
Estructurar las ideas de los textos no es algo que quede al gusto o capricho del escritor respectivamente, y aunque es cierto que no hay reglas fijas en este sentido, es muy importante saber que no dar suficiente importancia a la estructura de un texto, es algo que juega en contra de su presentación y comprensión por parte de los lectores. Es decir, una persona puede tener muchos conocimientos acerca de los temas que aborda en sus escritos, pero si no los estructura de manera adecuada, no serán comprendidos por los lectores. No lo olviden.
LA ESTRUCTURA DE LOS TEXTOS
Para leer eficientemente cualquier texto es necesario saber cómo está construido. Un texto (artículo periodístico, ensayo o «essay») consta generalmente de:
- un título,
- una introducción (uno o dos párrafos iniciales);
- un cuerpo textual (varios párrafos dentro del texto); y
- un final o resumen (últimos parrafos). Los conceptos de «línea» y «párrafo», son también importantes en la explicación de la estructura de los textos.
Título
Las palabras de los títulos pueden hacer referencia directa al tema central del texto. Pero, también pueden referirse al tema central del texto de modo, indirecto e irónico o, simplemente, indicar lo contrario de lo que tratará el texto. Por ejemplo, el título «El Padre de Las Casas» del ensayo de José Martí, de la lista de lectura de este curso, es un título que indica directamente el tema tratado en dicho ensayo: la personalidad (aspectos físicos y psicológicos) del religioso que revelan al orador vehemente que defendío en sus discursos y escritos a los indígenas de América. Por el contrario, el título del ensayo de Rosario Castellanos «La liberación del amor», también incluido en este curso, es un título que dice lo contrario o contradice el tema central del texto, el cual es que el amor no libera sino esclaviza.
Introducción
Generalmente en los párrafos iniciales del un ensayo se introducen el tema central o las ideas principales que se discutirán a lo largo de todo el texto. La idea principal suele aparecer en el primer o segundo párrafo en una oración completa o en varias oraciones. Por lo tanto, el papel del lector activo de un artículo, es encontrar el tema central del texto para así lograr una lectura eficaz que no le ocasione frustración, sino gratificación .
Por ejemplo, en el ensayo «El primer descubrimeiento de la obra poética», que consta de cinco secciones tituladas, el autor Dámaso Alonso decide presentar su tema central de discusión en las siguientes cuatro oraciones que aparecen en los tres primeros párrafos de la primera secxción: (1) «Dos son los conocimientos normales de la materia literaria… de la poesía»; (primer párrafo); (2) «A ambos lados de la obra literaria hay dos intuiciones: la del autor y la del lector»; (3) «la obra principia en el momento que sucita la intuición del lector» (segundo párrafo); (4) «El primer conocimiento de la obra poética es, pues, el del lector y consiste en una intuición totalizadora» (tercer párrafo).
Cuerpo textual
En estos párrafos internos del texto se suele explicar, discutir y argumentar el tema central o las ideas principales que ya se han presentado en los párrafos introductorios. En la argumentación de estas ideas se puede emplear opiniones, hechos, razonamientos, ejemplos, 2
pensamientos parecidos o contrarios, conclusiones, etc. Dicha argumentación se puede desarrollar en forma directa o en forma de comparación o en forma de narración de un evento peculiar; a través de preguntas retóricas (preguntas que no exigen respuestas) o puede resultar de la mezcla de estas u otras formas. En el ensayo «El primer descubrimeiento de la obra poética» la argumentación se desarrolla principalmente a través de razonamientos (secciones 2, 3); preguntas retóricas (secciones 1, 2, 4); ejemplos (sección 4); y conclusión (sección 5).
Para realizar una lectura eficaz de un texto se debe saber diferenciar entre opiniones y hechos. Las opiniones suelen ser introducidas con frases (como «yo creo», «en mi opinión», «quizás», «se dice», «se puede pensar», «parece que», etc) que explican claramente las opiniones del autor. Los hechos, por el contrario, se refieren a hechos normales, socioculturales, históricos o científicos verificables y a cifras estadísticas.
El final
Los ensayos suelen terminar con una conclusión que se presenta en el último o en los dos últimos párrafos. En general, en los últimos párrafos se hace una recapitulación o resumen de las principales ideas expuestas en el texto, o se termina el texto con comentarios generales, sin resumen, o se retoma o recuerda uno de los temas con los que se abrió el artículo. El primer tipo de final se denomina final formal; el segundo, final abierto; y el tercero, final circular. Claro que hay otros tipos de finales pero éstos son los principales.
El ensayo de Dámaso Alonso tiene un final circular porque la última frase del texto retoma el tema de la intuición del autor y del lector que fue el mismo que le sirvió al autor para empezar su artículo: «A ambos lados de la obra literaria hay dos intuiciones: la del autor y la del lector» (primer párrafo); «La intuición del autor, su registro en el papel; la lectura, la intuición del lector. No hay más que eso: nada más» (último párrafo).
Este contenido ha sido publicado originalmente por Steemit en la siguiente dirección: steemit.com | Escrito por: José Quintana
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