La comunicación entre los padres de familia y los profesores, no puede quedarse en que “es un pacto roto”, sino en buscar por todos los medios reparar “los puentes” de entendimiento y colaboración.
El especialista en educación León Trahtemberg, propone “establecer políticas y normas claras para que haya una comunicación fluida y oportuna entre padres y docentes,…”. Le recomendamos esta reflexión y enriquecerla con el diálogo.
Compartimos con fines únicamente educativos – pastorales el artículo publicado en su página oficial y en algunos diarios.
Padres que hacen de colegios espacios caóticos
Asombroso. En las reuniones que tengo con directores, un tema recurrente es el de la intromisión nociva de algunos padres de familia a cuyas actitudes problemáticas hay que dedicarles cada vez más tiempo, a veces más que a sus propios hijos. Sumemos a ello las quejas de padres que nacen de que se interprete como bullying casi cualquier desavenencia entre alumnos.
Este desborde de algunos padres se ha incrementado además porque los padres de comportamiento adecuado con su silencio o indiferencia les dejan la cancha libre a los ansiosos u obsesivos, lo cual no ayuda al trabajo tutorial. Los más peligrosos por supuesto son los padres que tienen patologías severas, que a su actitud negadora respecto a cualquier problema ocasionado por sus hijos se suma su necesidad histérica hacer público su problema para conseguir el “apoyo moral” de esa mayoría silenciosa que aunque no esté de acuerdo con ellos, tampoco les hace frente.
¿Cuál es el resultado (además del chisme que debilita al colegio)? La conversión del colegio en un espacio caótico, donde la norma y la autoridad dejan de serlo por las constantes trasgresiones de los padres.
Los colegios que quieren ser complacientes con los padres terminan suicidándose como instituciones educativas. Los profesores contratados que quieren asegurar la renovación de sus contratos abandonan la educación para dedicarse a las relaciones públicas. Los colegios que quieren frenar a los padres para que no interfieran se convierten en indiferentes a aquellas demandas que pueden ser legítimas por parte de los padres. ¿Quién pierde? Los alumnos, sus hijos. De un colegio “ring de box” no puede salir nada educativo.
¿Qué hacer? Establecer políticas y normas claras para que haya una comunicación fluida y oportuna entre padres y docentes, y a la vez establecer límites claros para la disciplina de los padres, que incluya la sanción a los trasgresores. No puede haber respeto a la autoridad y disciplina entre alumnos si no la hay entre los padres y el colegio. Para lograr eso, es importante que los demás padres hagan causa común con el colegio y no hagan eco de los irresponsables.
Si no es posible, es mejor cambiar de colegio, buscando uno en el que se pueda educar bien a los hijos.
Este contenido ha sido publicado originalmente por León Trahtemberg en la siguiente dirección: trahtemberg.com