Apropósito del mes del encuentro de nuestros antepasados con los europeos, quienes se creían superiores, todavía se lee y escuchamos en los medios de comunicación, octubre, Día de la raza o algo parecido, como si viviéramos petrificados en el pasado. A pesar de que la ciencia y la tecnología han experimentado un rápido avance, aún existe un dilema que ha persistido durante siglos: la creencia en la existencia de la raza humana. Estas ideas falsas han sido el combustible fundamental que ha inducido a la discriminación entre las personas.
En los espacios de las escuelas y en los hogares donde se forjan el pensamiento del individuo, el término, razas humanas, están presentes en sus interrelaciones cotidianas y rotulan la superioridad e inferioridad de las personas. En vista de esta problemática, según los expertos, la educación tiene el reto de persuadir a los individuos que no existe razas entre seres humanos. Como se ha demostrado en el Proyecto Genoma Humano en el año 2000, los seres humanos somos idénticos en un 99.9%, y sólo existe una diferencia de 0.1% que podría ser el tono de nuestra piel.
Por la dignidad humana, resulta crucial que la formación científica respalde las concepciones de que no existe la raza humana, lo cual resulta imperioso incluir en los programas curriculares a fin de empoderar la dignidad y los derechos de cada persona. Es fundamental enseñar a los estudiantes acerca de la genética y la biología humana, recalcando que las disparidades físicas no justifican ningún tipo de discriminación.
Igualmente, es esencial impulsar la empatía y el respeto entre los estudiantes. Al fomentar la comprensión y la tolerancia entre las personas de diversas culturas y etnias, se pueden eliminar estereotipos y establecer caminos de comunión. El experto antropólogo alemán, afincado en México, Günther Dietz, dice que los maestros debemos pedagogizar a la diversidad y desarrollar las competencias interculturales en los estudiantes que les permita nuevas formas de convivencia armoniosa.
Con el fin de fortalecer lo expuesto previamente, el Diccionario de la lengua española, describe la raza como “Cada uno de los grupos en los que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia”. En efecto, ningún ser humano pertenece a esta definición, ya que somos Homo sapiens y homo solidarius en constante cambio, haciendo de nuestra cotidianeidad una vida más interesante gracias a nuestra diversidad.
Abandonemos la creencia en la raza y fomentamos la equidad y la justicia en todos los ámbitos de la vida. Esto es un llamado a la acción colectiva, con el objetivo de edificar un mundo que preserve la diversidad humana y que ninguna persona es superior a los demás.
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 Autor: David Auris Villegas (Perú, 1975) Escritor, pedagogo, editor, columnista, profesor universitario y teórico de la pedagogía ética, educación ciudadana, cultura de paz. Experiencia laboral: Licenciado en educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y máster en educación por la Universidad de la Habana. Ha sido profesor capacitador en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor de posgrado en varias universidades peruanas. Ha publicado: “Cuentos de medianoche”, “Mañana al despertar piensa en mí”, “Estrategias didácticas de comprensión lectora para la vida”, “Cómo redactar artículos científicos” y “Minicuentos para soñar”. Antologado en: A Orillas del río Ichu y en, Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras, y ha aparecido en las revistas: La Tortuga Ecuestre, Némesis y Entre paréntesis. Publica sus artículos pedagógicos cada semana en varios portales del mundo. Correo electrónico: [email protected] Cuenta de Facebook: david.aurisvillegas.77 |
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