Tanto los maestros como los profesores son personas normales con vidas normales. Personas como tú y como yo que pueden cometer errores y aprender de ellos para mejorar la versión de sí mismos. Quizá recuerdes a tus profesores de infancia con cierto cariño o estima y que ahora con los maestros y profesores de tus hijos, recuerdes cómo eran los docentes con los que creciste.
A continuación vamos a contarte algunas cosas que quizá no sepas del maestro o profesor de tu hijo… ¡y que quizá no sabías de los profesores que tú tuviste en su momento!
A los maestros generalmente no les gustan las pruebas estandarizadas. Creen que crea presiones innecesarias adicionales sobre ellos y sus estudiantes.
15 datos que desconoces sobre el maestro de tus hijos:
1. Tiene una jornada laboral de 7 horas diarias, reconocidas por la ley. Cinco de ellas en el centro (esto en Educación Primaria, ya que en Secundaria son más), con excepción de los días para la acción tutorial y días de guardia (en las que suele completar las 7), y las restantes en casa. Si bien es cierto, que muchas veces son más y algunas menos, tiene la suerte de poseer unas horas que destina al teletrabajo, muy necesario para proporcionar calidad educativa. Si no te han dado las cuentas porque los profesores están en guardias de transporte o de comedor, por ejemplo; espero que no seas de esas personas que creen que cuanto más esté en el centro el profesor de tus hijos, mejor. Ese valiosísimo tiempo, es el que resta de preparar sus clases. Y sí, probablemente llegará el día en el que el profesor de tus hijos tenga que estar toda su jornada en el centro, y ese día la calidad educativa perderá todo lo que es a día de hoy.
2. Tiene una responsabilidad civil para con tus hijos ya se encuentre en el colegio o instituto, en su aula, en el baño, en una excursión o en la luna.
3. No tiene por qué trabajar siempre en un colegio. De hecho puede trabajar en un hospital, en un centro para drogodependientes, en la cárcel, en educación para adultos, en un centro específico para alumnos con necesidades de apoyo educativo, viajando con un circo, etc. Y no, lo del circo no es una hipérbole como lo de la luna, en el punto anterior.
4. Pasados los primeros 6 años de profesión tiene más de 100 horas de formación “obligadas”, aunque realmente suelen ser muchísimas más. Los profesores son de los profesionales más formados permanentemente. De hecho existe una plataforma para la formación de los docentes, en donde los recortes son ya agujeros negros, pero ahí está.
5. Hace una programación anual de todo lo que va a realizar en el aula de tus hijos durante un curso escolar. Independientemente de la ley de turno que le toque (lo cual, te digo de antemano, dificulta mucho el corta pega) diseña por adelantado toda su práctica docente y entrega esta labor para que esté en conocimiento del equipo directivo y del inspector educativo de la zona, así como de la comunidad educativa. Te puedo decir por propia experiencia, que el aspecto burócrata en la labor docente es cada día más amplio, lo cual pone trabas en la mejora educativa. Por no hablar de lo que resta en libertad de cátedra, pues debes contextualizar de antemano sin conocer el futuro de la acción con el grupo clase.
6. Lleva a cabo proyectos de dinamización de la lingua, o la llengua o de la hizkuntzaren, de dinamización de la biblioteca, de actividades extraescolares, de huertos escolares, de innovación educativa, del grupo de teatro o del coro escolar, de tantas cosas… muchas de ellas desde el punto de vista del incremento de la carga horaria que ha sufrido en los últimos años. Así que, no te voy a mentir, probablemente las horas que dedica a estas empresas las resta a su tiempo de ocio.
7. Cumple con un horario de guardias que se emplean para cuando un compañero falta al trabajo, y de verdad que no, no son horas que emplee para tomar el café. Cuando no tiene que sustituir a un compañero, ese horario lo emplea en planificar clases, corregir pruebas o buscar información y revisar contenidos, las dinamizaciones de las cuales hablo en el punto 6, etc.
8. Durante su período de vacaciones, esas taaaaan largas, está a disposición de la administración para las labores que ésta considere. ¿Te imaginas estar a disposición de tu jefe en tus días libres? Sí, al maestro de tus hijos lo pueden llamar para ir a trabajar en julio, y en diciembre también. Y una vez más, si eres de los que consideran que un recurso como el maestro de tus hijos es una buena baza para la conciliación, de verdad que no estás empleando bien tus cartas en esta partida.
9. Tiene altas probabilidades de padecer estrés laboral o burnout según estudios de diversas fuentes.
10. Siempre trata de ahorrar, pues es consciente de que sus presupuestos son cada vez más reducidos. Aunque esto parezca bueno no lo es, pues se dejan de planificar actividades (no siempre de expresión artística) por considerarlas de coste elevado o para la que se necesitarían materiales “caros”.
11. Tiene constantes reuniones para coordinar con sus compañeros todos los aspectos organizativos tanto de su docencia como del funcionamiento del centro. Es realmente organizado y cada paso que da, está medido y estudiado.
12. No le gusta castigar a tus hijos sin recreo, pues esto supone que también él se queda sin descanso. Y en caso de que se quede con ellos, no lo suele hacer como recurso para que aprendan por las malas; sino para trabajar conceptos que no han quedado claros, siendo estas las menores de las veces. Los años del castigo en el aula ya han pasado. Te lo digo de verdad, si piensas que a tus hijos los castigan sin causa o porque les tienen manía, te recomiendo que te replantees las reuniones de tutoría con el maestro de tus hijos, porque no estás entendiendo el funcionamiento del colegio en la actualidad. Pide una tutoría y que te lo expliquen antes de mostrarte crítico, es un beneficio que les concederás a tus hijos.
13. Para acceder a su puesto de trabajo tuvo que pasar un proceso de selección bastante más duro que la simple entrevista de trabajo de cualquier docente finlandés, para que luego se les llene la boca a los políticos españoles que piden un MIR para maestros. ¡Ya existe, señores! Se llama oposición. Y a veces, las comparaciones, son odiosas. Aunque las mejores notas de la selectividad llegaran a magisterio, esto no sería ni una milésima parte del recorrido que les quedaría a nuestros jóvenes estudiantes para llegar a ser docentes. La oposición para maestro y profesor es más dura, mucho más, que un examen de selectividad; pero los medios de comunicación y los políticos, ya se encargan de hacerte creer que el maestro de tus hijos no es el mejor, que el mejor es el que estudió medicina.
14. Y hablando de esto, el maestro de tus hijos, estudió una carrera denostada y desprestigiada de la cual dicen es la más fácil de todas las habidas y por haber. Y probablemente lo sea, pero ese maestro tiene algo que no se aprende en ninguna facultad, vocación para educar a los tuyos.
15. Esto, y mucho más… Se fue un día llorando a casa porque se enteró de que ese niño con TDAH, lo padece porque su madre drogodependiente consumía durante el embarazo. Decidió jugársela a una demanda, llevando en su propio coche a un alumno del PROA por las tardes, para que pudiese mejorar en sus estudios. Es el que decidió ser valiente y llamó a Asuntos sociales, por aquel caso de abandono. La que recibió a la policía cuando se llevaron a aquel chaval acusado de hurto. El mismo que le da de comer a aquel niño que no trae merienda y no lo sabe nadie. El que paga la excursión del que no tiene recursos. Es aquella que sin pensárselo dos veces se llevó al alumno al hospital en lugar de esperar la ambulancia, y ahora, ¿sabes qué?, tiene una demanda por negligencia.
Es aquel al que privaron de recursos humanos en una clase de 25 más dos repetidores. Es al que asesinaron en el aula, portada de los medios en un día y gran desconocido a día de hoy. También es el que ganó un concurso de micro relatos y el que está doctorado, probablemente con Cum Laude. Es ese que nominaron para el Nobel de los docentes, tanto como ese otro que simplemente acude feliz a su trabajo, porque es lo que más le gusta en la vida. ¡Es el que les enseñó a leer! Y no nos olvidemos del que se emociona con la obra de teatro de su tutoría, y del que llora cuando despide a los que pasan de etapa. Es aquel que los quiso nunca como tú, pero sí como una madre, como un padre. Es ese padre de cientos, esa madre de mil.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Atención Selectiva en la siguiente dirección: atencionselectiva.com
tema muy interesante, los docentes merecen todo nuestros respeto y admiracion.