Convertir problemas matemáticos en cuentos

Las matemáticas es una de las materias más importantes en la escuela, pero también es una de las materias que más se puede complicar. Y sobre todo estas complicaciones se hacen patentes con los problemas de matemáticas.

En muchas ocasiones los niños son capaces de entender números, de hacer operaciones, comparaciones, etc. Pero cuando tienen que resolver problemas de matemáticas la cosa es mucho más complicada. Es muy importante enseñar a los niños a resolver problemas de matemáticas, para que puedan integrar todos esos conceptos y entrenar su capacidad de resolver problemas.

Es por eso que compartimos la publicación del portal educativo Elige Educar (Chile) en donde Camila Londoño cuenta es que cómo una profesora comparte las dos iniciativas innovadoras que le permitieron darle un giro a la forma de enseñar matemática.

A continuación compartimos con fines educativos la publicación y esperamos que sea de gran utilidad para la comunidad docente.

Convertir problemas matemáticos en cuentos. La estrategia de una profesora de inglés

Cuando niña, Amy Schwartzbach-Kang odiaba las matemáticas, y paradójicamente, le tocó enfrentarse a éstas cuando decidió convertirse en profesora. Como maestra de inglés, tuvo que enseñar trigonometría, dado que la escuela donde trabajaba estaba enfrentando un complicado déficit de profesores. No fue fácil… tal como le sucedió a ella, muchos de sus estudiantes, odiaban a la matemática, no entendían el propósito de ésta y creían que no eran buenos en ella.

Pero frente a la dificultad, Amy decidió darle un giro a la lección y muy pronto, trigonometría se convirtió en una de sus clases preferidas.

Enseñaba inglés y lectura, así que aprovechó su experiencia en otras áreas para proponer algo diferente. “Cuando eres nuevo en algo, tienes una perspectiva fresca”, dijo Amy en un artículo de Edutopia. “Te atreves a tomar riesgos, te animas a probar cualquier cosa porque nos sabes bien cómo deberían hacerse las cosas”, agrega. Entonces, la profesora trabajó en conjunto con su colega para crear una serie de lecciones diferentes que permitieran a los estudiantes vivir y entender la matemática de una manera diferente. Pero antes de hacerlo, detectó los problemas que enfrentaban los alumnos, por ejemplo, la frustración de pensar que sólo hay una respuesta correcta.

Pero, ¿como le dio un giro a la asignatura?

Amy se inspiró en libros de un autor de cuentos infantiles llamado Chris Ferrie. Libros comoRelatividad general para bebés o Física óptica para bebés. Junto a sus alumnos los leyó para ver cómo Ferrier utilizaba el lenguaje y las ilustraciones para explicar temas complejos. Esto, basado en la idea de que solo se sabe algo 100%, hasta que se puede desglosar para que sea entendido por un niño. Entonces los estudiantes de Amy trabajaron en grupos, discutieron, definieron pasos para resolver una ecuación y vieron la manera de explicar la solución de la forma más simple posible, tal como se hace en los libros de Ferrier. Posteriormente, escribieron sus explicaciones para crear libros cortos usando cartulinas y lápices de colores. Para esto, trabajaron en grupos pequeños con quiene desarrollaron ideas para ilustrar sus libros.

“Compartir con otros estudiantes les ayudó a explicar sus ideas de una forma nueva y esto les permitió desarrollar una comprensión más profunda. Los estudiantes fueron impulsados a pensar de una forma metacognitiva para explicar sus pensamientos y sus proceso a otros compañero”, dijo Amy. “La clase, en su conjunto, obtuvo acceso a diferentes perspectivas en matemáticas al escuchar los procesos de pensamiento de sus compañeros. Y todos estaban emocionados de ver cómo podían usar habilidades de escritura y arte de una manera auténtica en la clase de matemática”, agregó.

La segunda parte de la propuesta de Amy tiene que ver con la relación que existe entre la matemática y la narración de historias más elaboradas.

La profesora invitó a los estudiantes a trabajar en grupos pequeños para revisar un capítulo en su libro de texto de matemáticas y recopilar pequeñas historias que narran problemas matemáticos.Luego de seleccionar dichos problemas y escribirlos en tarjetas, tuvieron que agruparlos para ver si algunos coincidían de alguna manera. Seleccionaron cinco similares y pensaron en ideas comunes que pudieran conectarse. A partir de esto crearon historias más desarrolladas, creando personajes e identificando desafíos o razones por las cuales los personajes deberían resolver los problemas. Finalmente, combinaron los problemas que habían creado y desarrollaron una narrativa más larga para conectar los múltiples escenarios.

“Cuando usaron habilidades de escritura creativa para desarrollar problemas de historia matemática sobre cosas que les interesaban, los estudiantes se involucraron más”, dice Amy. Querían leer las historias de los otros grupos y trabajar en las matemáticas porque habían invertido mucho en el resultado final. Las historias ayudaron a los estudiantes a encontrar motivación porque crearon una respuesta a la pregunta: ‘¿por qué necesitamos aprender esto?’”.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Elige Educar (Chile) en la siguiente dirección: eligeeducar.cl



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