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[Alexander Ortiz] ¿Qué hacer cuando sientas tristeza, depresión, ansiedad o angustia?

Observa tus emociones
Cuando sientas malestar, tristeza o ansiedad, observa la emoción que subyace a tu pensamiento, sentimiento o acción, por cuanto no hay acción, ni pensamiento, sin emoción.
El sufrimiento es mental. Pero el dolor es real, ya sea físico o emocional. Tú decides si sufres o no.
Trata de develar las emociones que guían tu vida: ira, rabia, orgullo, odio, soberbia, arrogancia, humildad, miedo, bondad, aceptación, compasión, amor.

En mi modelo (epistemológico) solo son tres emociones, pero en la realidad de las biopraxis humanas (ontológico), las emociones son prácticamente infinitas.

En las biopraxis humanas podemos observar como mínimo tres emociones, o tres grupos de emociones, de las cuales se derivan otras: rechazo, indiferencia, aceptación (amor).

El amor (compasión) es la emoción a través de la cual se funda lo humano. La emoción es natural, es una configuración neurobiológica, y no tienes cómo modificarla. Solo puedes modificar la configuración mental sobre ella.

No puedes modificar una emoción, ni controlarla, pero sí puedes gestionarla, es decir, cambiarla por otra, mediante la reflexión. Pero todo es emoción, incluso la reflexión, porque subyace el deseo de reflexionar, y el deseo es una emoción.

En toda acción subyacen emociones que son el origen de cómo te sientes, de lo que dices y de lo que haces.

Con tu respiración puedes canalizar tus emociones, gestionarlas, reorientarlas, cambiarlas por otras, para que no te causen daño a ti mismo ni a los demás.

Con la mente no puedes disolver tus emociones. La mente es horrorosa, terrorista y parlanchina. La mente es quien genera el sufrimiento, porque solo vive en el pasado (recuerdos) o en el futuro (visualizaciones, imaginaciones).

Tus emociones solo puedes disiparlas y cambiarlas por otras, viviendo en el presente. Pero la mente nunca vive en el presente. Solo puedes vivir en el presente cuando observas de manera consciente tu respiración. En ese instante comienzas a disolver, disipar y cambiar la emoción en la que fluyes.

La ira, rabia, orgullo, odio, soberbia, arrogancia, son venenos, máscaras del ego. Pero en estas máscaras subyacen emociones. No hay acción, ni pensamiento, ni sentimiento, ni reflexión, sin emoción.

Observar tu respiración, consciente, aquieta tu mente. A partir de la emoción que vives, emergen tres posibilidades de contemplación:

  1. Contemplación mental (pensamiento sobre el pasado o sobre el futuro).
  2. Contemplación física (ver, oír, oler, gustar, tocar).
  3. Contemplación consciente (observar tu respiración).

Esta contemplación genera una reacción (sentimiento, pensamiento, acción) de compasión/aceptación (amor), indiferencia o rechazo/destrucción.

La base de todo es la emoción. Lo que sucede es que el lenguaje es insuficiente para expresarlo. Ningún concepto es suficiente. Usamos los conceptos de manera lúdica e instrumental, según nuestras necesidades de comunicación.

Pero aquí lo más importante no es el concepto. Aquí lo más importante es comprender que la emoción en la que fluyes, determina tu vida. Y que sea cuál sea tu emoción, puedes cambiarla, a partir de la reflexión o mediante la meditación: observando de manera atenta y consciente tu respiración, observando conscientemente lo que haces aquí-ahora. De esta manera, mediante el reflexionar y el meditar, puedes configurar la bondad amorosa y vivir en la compasión, en el amar, que es la emoción que configura la paz, el sosiego, la alegría y la felicidad. Reflexionar y meditar te liberan.

Meditar

Poco a poco estoy aprendiendo a meditar. Mi mente se ha vuelto más centrada, ya no se desboca, ahora es pausada y consciente frente a todo lo que hago, digo y siento.

Me ha costado muchísimo, sobre todo desprenderme para asimilar mi realidad, mi hoy, mi inmediatez. Nuestro sentir no debe tener aprioris, ni juicios, debe vivir aquí y ahora. Si trasladas esto a tu forma de pensar, con toda seguridad te servirá para huir de la depresión.

He descubierto que cuando agradeces con profundidad y convencimiento a Dios, a la Naturaleza y a la Vida, cada vez que lo haces eso te genera una paz espiritual inmensa. Estoy lográndolo con firmeza, voluntad, decisión y determinación. Agradece mucho, mucho, y desde tu pensamiento visiona que de tu cuerpo, de tu pecho, de tu mente sale luz dorada y te envuelve, y a la vez la proyectas hacia el exterior.

Esa configuración mental de mi ser interno y su expansión a lo externo me ha dado resultados. También respiro profundo y lento. Además observo y disfruto inmensamente del cielo en el día y la luna en la noche, disfruto los árboles, los pájaros, su vuelo y su canto, las mariposas, sus colores y su olor a polen.

Disfruto de cada cosa que me ofrece la madre Naturaleza, me los apropio, los configuro, y doy gracias por ello. Esto me ha servido muchísimo. Intenta realizar ese ejercicio mental.

Ahora estoy más feliz, pero no esa felicidad que a veces es momentánea o efímera, no, siento una felicidad calmada, prolongada y profunda. Se refleja en mis acciones, sin desespero, y en el asumir las cosas para enfrentarlas y buscarles una solución sencilla, clara y oportuna. Como por ejemplo, perdonar.

¿Cómo perdonar?

Quien no perdona, se ve obligado a juzgar, porque tiene que justificar el hecho de no haber perdonado.

El verdadero perdón asume que lo que te hicieron en realidad nunca ocurrió, fue solo un pensamiento, un mal sueño o una ilusión.

El perdón no perdona algo que ocurrió, haciéndolo real. El perdón simplemente visualiza que nada sucedió.

Y desde este punto de vista, todas tus acciones quedan perdonadas, así como también perdonarás todo.

Tal como veas a los demás, te verás a ti mismo. Si perdonas a los demás, te estás perdonando a ti mismo.

Hay que quererse, valorarse, consentirse uno mismo, ¡y después a los demás! Aprender a estar solo, no depender de nadie. Auto-quererse,  auto-valorarse, aceptarse y perdonarse a sí mismo y a todos. ¡Esa es la clave! A eso le llamo Configuración Compasiva.

Tipos/Niveles  de configuración compasiva:
1. Reactiva:

Configuro de manera compasiva mi primera reacción ante un suceso que me afecta, pero sin conocer la emoción aflictiva que subyace esa reacción de enfado, dolor y malestar.

2. Responsable:

Dejo de culpar a los demás de mi malestar y de proyectar en otra persona mi estado de ánimo, acepto que yo soy el afectado por ese suceso, debo hacerme cargo de resolverlo, y soy el responsable de disolver la emoción que me hace sufrir y me causa dolor, aunque la culpa sea de otra persona. El único responsable de mi bienestar soy yo.

3. Proactiva:

Aquí se trata de disolver el patrón y configuración que genera que los sucesos externos nos afecten de manera negativa, que nos hace reaccionar y nos causan dolor y sufrimiento. Es necesario disipar la emoción destructiva que provoca nuestras reacciones nocivas.

Hay que conocer las máscaras del ego, para tratar de develar los vicios que provocan nuestras reacciones negativas y encontrar las medicinas (virtud).

Cada vicio tiene su virtud (perdón, gratitud, igualdad, humildad, verdad, compasión, alegría, fe, paz, conciencia, auto-contenido, amor). Es importante culminar el proceso de configuración compasiva contemplando la virtud.

4. Divina:

Develar qué parte de mí aún no se cree Dios, qué parte de mí aún no se cree Buda, qué parte de mí aún no ha despertado. Vivir el Nirvana, vivir despierto, consciente, atento y alegre, en paz, alegría, sosiego y felicidad. Escuchar el silencio.

El lenguaje del silencio. Escucha el sonido de tu corazón.

En tu vida no importa realmente de dónde vienes y hacia dónde vas. El verdadero origen está en tu interior, en tu corazón. No importa lo que te dice tu cerebro, son solo creencias y percepciones. La verdadera sabiduría solo emerge cuando estás en silencio.

Por eso es importante saber traducir el lenguaje del silencio al español. El silencio es la más elocuente de todas las gramáticas.

¿Has estado alguna vez en silencio?

¿Ya pudiste traducir al español el lenguaje de tu silencio?

¿O aún es muy invisible para ti su idioma?

¿Puedes ponerlo en palabras?

Si lo pones en palabras, como quizá siempre lo has hecho, rompes el silencio, deja de ser silencio. Los conceptos son no-silencio.

En mi experiencia he gestado tanto en el silencio que escucho fuerte y claro. Pues el silencio no es ausencia de movimiento, por tanto, hay comunicación. El silencio comunica. Y si tú ya estás en el silencio, y escuchas bien, podrías comunicar en español lo que te dice. Es muy interesante, verdadero, y siempre está en tiempo presente.

Pero para quienes no están en el silencio, esa traducción comunicada no es silencio, es ruido, perturbación o impertinencia. Por eso el silencio debe usarse para comprender su mensaje y vivirlo, no para comunicarlo a otros.

No existe una verdad universal. La vivencia es personal. Cada ser humano lo experimenta de manera diferente.

No hay un método. Cada uno accede a la paz y el sosiego de manera diferente.

El silencio genera paz, pero no son lo mismo. El silencio comunica, y la paz te devuelve al silencio. Yo primero generé la paz y luego entré al silencio. Así fue como lo experimenté.

El silencio es ese fragmento de vida donde no hay tiempo ni espacio, donde están sucediendo todas las cosas y nada está sucediendo, donde no hay forma y las formas son todo. Donde proviene todo. Donde todo se originó. Es la ausencia absoluta de certeza y todas las certezas ciertas. Es donde la paradoja termina o inicia, depende desde donde la mires. Es la verdad sucediendo, imposible de atrapar en palabras pero no imposible de comunicar con ellas, previniendo que no sea atrapada por el cerebro conceptual.

Vida y silencio son lo mismo. El silencio me habla, y me dice que viva, no más.

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Autor:
Alexander Ortiz Ocaña, ciudadano cubano-colombiano.
Universidad del Magdalena Santa Marta, Colombia
Doctor en Ciencias Pedagógicas, Universidad Pedagógica de Holguín, Cuba. Doctor Honoris Causa en Iberoamérica, Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa (CIHCE), Lima. Perú. Magíster en Gestión Educativa en Iberoamérica, CIHCE, Lima, Perú. Magíster en Pedagogía Profesional, Universidad Pedagógica y Tecnológica de la Habana. Licenciado en Educación.
Correo electrónico: [email protected] / [email protected]

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