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[Alexander Ortiz] ¿Podemos aprender mientras estamos dormidos?

Al estudio de los procesos cognitivos se han consagrado muchos investigadores que difieren por su formación psicológica y por sus enfoques para el estudio de esta área. En este sentido existen tres grandes tendencias en la psicología cognitiva que han marcado importantes pautas en su desarrollo.
Estas tendencias son:
  • La teoría del desarrollo histórico-cultural, elaborada por Lev Semionivich Vygotsky y continuada por sus discípulos y seguidores (A. N. Leontiev, S. L. Rubinstein, 1965, 1967; A. R. Luria, V. Davidov, P.Ya. Galperin, L. Zankov, Nina Talízina, 2000; Petrovski, Elnikov, Bozhovich, 1976; Majmutov, entre otros).
  • La Escuela de Epistemología Genética fundada por Jean Piaget (psicólogo suizo) con su teoría constructivista del desarrollo espontáneo.
  • La Psicología Cognitiva de Occidente con su enfoque del procesamiento de la información en el estudio de los procesos cognoscitivos, postulado inicialmente por Neisser (1976) y Haber (autores norteamericanos).

En la actualidad, investigadores de los diferentes enfoques y tendencias confluyen en un movimiento en ascenso que trasciende los límites de la ciencia psicológica, por cuanto al estudio y comprensión de los mecanismos de la mente humana que revelan el conocimiento se vinculan otras ciencias como la antropología, la lingüística y las neurociencias. De esta manera, en el horizonte científico actual se estrena un nuevo campo de investigación denominado ciencias de la cognición.

¿Qué es la cognición?

La cognición es el acto o proceso de conocer. Como proceso del desarrollo humano está presente en las discusiones tanto de la psicología, la ingeniería, la lingüística, como de la educación. Se ha convertido en un saber interdisciplinario que explica procesos como la percepción, memoria, atención, entre otros. Cualquier cosa que conozcamos acerca de la realidad, tiene que ser mediada, no sólo por los órganos de los sentidos, sino por un complejo de sistemas que interpretan y reinterpretan la información sensorial.

La palabra «cognición» corresponde a la etimología latina de los términos conocimiento y conocer. El significado de la palabra conocer es captar o tener la idea de una cosa, llegar a saber su naturaleza, significado, cualidades y relaciones, mediante los procesos mentales. El término «cognición» es definido como los procesos mediante los cuales el input sensorial es transformado, reducido, elaborado, almacenado, recobrado o utilizado. Los términos sensación, percepción, imaginación, recuerdo y solución de problemas, se refieren a etapas o aspectos hipotéticos de la cognición.

La cognición es el conjunto de procesos mentales que tienen lugar entre la recepción de estímulos y la respuesta a éstos, son las funciones complejas que operan sobre las representaciones perceptivas o recobradas de la memoria, es decir, las estructuras mentales organizadoras que influyen en la interpretación de la información, influyendo en la configuración con la que se fija y evoca la información en la memoria determinando en alguna medida la respuesta conductual humana.

Ahora bien, debemos analizar la cognición además desde la Neurobiología. Según el núcleo de la teoría de Rodolfo Llinás, que es la oscilación neuronal, como la de las cuerdas de una guitarra o de un piano cuando las pulsamos, las neuronas tienen una actividad oscilatoria y eléctrica intrínseca, es decir, connatural a ellas, y generan una especie de danzas o frecuencias oscilatorias que él llama «estado funcional».

Por ejemplo, los pensamientos, las emociones, la conciencia de sí mismos o el «yo» son estados funcionales del cerebro. Como cigarras que suenan al unísono, varios grupos de neuronas, incluso distantes unas de otras, oscilan o danzan simultáneamente, creando una especie de resonancia.

Según este autor, la raíz neurobiológica de la cognición, o sea, de nuestra capacidad de conocer, es la simultaneidad de la actividad neuronal (es decir, la sincronía entre esta danza de grupos de neuronas), y aunque el estado interno que llamamos mente se rige por los sentidos, también es generado por esas oscilaciones dentro del cerebro, por lo tanto, la realidad no está sólo allá afuera sino que el ser humano vive en una especie de realidad virtual.

Para Rodolfo Llinás, las representaciones fragmentadas de las propiedades de estímulos individuales, observadas en las áreas sensoriales primarias del cerebro, se pueden amalgamar para formar un estado funcional único: la cognición.

Y a estos patrones reconstituidos se les dará significación internamente de acuerdo  con el contexto prevalente en el momento, es por ello que la cognición depende también de la afectividad y que los procesos afectivos y emocionales del ser humano, determinan el curso de los procesos cognitivos.

¿Qué es un proceso o configuración cognitiva?

La adaptación de la conducta al ambiente está mediada por procesos perceptivos, cognitivos y de organización motora. El sistema biológico al cual llamamos mente o cerebro, debe “procesar” los estímulos del ambiente, comparar el resultado de ese procesamiento con el conocimiento anterior y organizar un “output”, mediante lo cual configura en sus áreas y estructuras, en forma de redes y circuitos neuronales, esos procesos cognitivos.  Los procesos cognitivos son los procesos psicológicos relacionados con el percibir, atender, memorizar, recordar y pensar, constituyen una parte sustantiva de la producción superior del psiquismo humano.

Si bien son el resultado del funcionamiento del organismo como un todo, suponen la especial participación de ciertas áreas cerebrales. Son procesos estructurales que derivan de experiencias del pasado y/o del propio funcionamiento interno del cerebro, facilitan la interpretación de estímulos y afectan la dirección de conductas futuras. Los procesos cognitivos, vistos desde la creación de redes y circuitos neuronales, constituyen las configuraciones cognitivas.

¿Cuáles son los principales procesos y configuraciones cognitivas?

A pesar de las diferencias o similitudes que los diferentes enfoques o corrientes puedan presentar, coinciden en exponer similares procesos cognitivos. Desde las informaciones o los datos aportados por los órganos de los sentidos (sistemas de representación), o datos de entrada (input), pasando por todas las etapas internas de re-traducción, elaboración y almacenamiento (proceso) para su eventual utilización posterior (output), la Psicología ha descrito una serie de etapas interdependientes, que definen diferentes momentos del procesamiento.

Estas etapas pueden agruparse para efectos de su estudio, en procesos cognitivos simples o básicos, y procesos cognitivos complejos o superiores. Dentro de los procesos cognitivos básicos o simples tenemos los procesos sensoriales y los procesos representativos. Los procesos cognitivos superiores o complejos son los procesos racionales. Los principales procesos sensoriales son la sensación, la percepción, la atención y la concentración. Los principales procesos representativos son la memoria, la imaginación e incluso el sueño. Los principales procesos racionales son el pensamiento, el lenguaje, la inteligencia y la creatividad.

Aprendemos durmiendo

Independientemente de que estos procesos se clasifican como cognitivos, en este artículo argumentamos la idea de que todos ellos, pero con más fuerza los procesos racionales, están mediados por los procesos afectivos y motivacionales, emocionales. A pesar de que éstos son los procesos cognitivos generalmente aceptados por la comunidad científica, Rodolfo Llinás propone un nuevo proceso cognitivo: el sueño, al afirmar que “el estado cerebral global conocido como soñar es también un estado cognoscitivo, aunque no lo es con relación a la realidad externa coexistente, dado que no está modulado por los sentidos”

Durante los sueños el cerebro se caracteriza por un incremento de la atención hacia su estado intrínseco, el cual, en general, no es afectado por los estímulos externos, es decir, que las imágenes características de los sueños prescinden casi por completo del entorno, y en ese sentido la información sensorial durante el sueño es temporalmente independiente de la actividad del cerebro, o sea que el sueño como proceso cognitivo no necesariamente debe estar precedido inmediatamente de sensaciones.

Con esta propuesta revolucionaria se imponen a la educación nuevos retos por cuanto ese estado cerebral global es generado o a partir de las experiencias pasadas almacenadas en el cerebro, o por el trabajo intrínseco del mismo cerebro, lo cual nos lleva a pensar que se puede aprender durmiendo y en ese sentido debemos considerar al cerebro como una entidad viva que genera actividad concreta, definida y autocontrolada. En el contexto amplio de redes neuronales, dicha actividad es la mente.

La mente humana representa aquellas actividades que “coinciden con la representación del mundo externo, con el estado del mundo que nos rodea mientras lo observamos y que lo reconstruyen, lo transforman y modifican” (Rodolfo Llinás). De ahí que, al soñar, cuando el cerebro no depende de los sentidos, genera actividad creadora de mundos imaginarios y posibles, en un proceso que quizá se asemeja al pensamiento. El cerebro humano es creativo, innovador y disruptivo. ¡Increíble!

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, y no se hace responsable de las opiniones expresadas.


Autor:
Alexander Ortiz Ocaña, ciudadano cubano-colombiano.
Universidad del Magdalena Santa Marta, Colombia
Doctor en Ciencias Pedagógicas, Universidad Pedagógica de Holguín, Cuba. Doctor Honoris Causa en Iberoamérica, Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa (CIHCE), Lima. Perú. Magíster en Gestión Educativa en Iberoamérica, CIHCE, Lima, Perú. Magíster en Pedagogía Profesional, Universidad Pedagógica y Tecnológica de la Habana. Licenciado en Educación.
Correo electrónico: [email protected] / [email protected]

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