El acoso escolar no es cosa de niños
El acoso escolar es un fenómeno muy frecuente en nuestros centros educativos y que puede causar graves daños a las víctimas. Según el IV Informe de la Fundación Anar y la Fundación Mutua Madrileña sobre acoso escolar, entre los motivos que los alumnos alegan para que se produzca el acoso escolar, se encuentran el aspecto físico de la víctima (56,5%) y “las cosas que hace o dice” (53,6%). Las formas de acoso más frecuentes son insultar, poner motes y hacer burlas, mientras que las agresiones físicas han descendido.
Es importante destacar que el acoso escolar no se reduce únicamente al acoso físico ni al acoso verbal. Entre las modalidades de acoso escolar se encuentran el bloqueo social (cuando se busca aislar a la víctima), el hostigamiento (desprecio, faltas de respeto, humillaciones), la manipulación (difundir rumores falsos, generar rechazo a propósito), las coacciones (presionarle para que realice acciones contra su voluntad), la exclusión social (aislamiento, aplicarle la “ley del hielo”), la intimidación o amenazas, las agresiones físicas, la extorsión o el ciberacoso. Todas estas conductas son constitutivas de acoso escolar y son una forma de violencia en la escuela, que afecta a muchos niños y niñas.
Me han comunicado que mi hijo/a ha acosado a una compañera. ¿Qué debo hacer?
Muchas familias, al recibir el aviso del centro escolar, se sienten amenazadas o atacadas, se ponen a la defensiva, no quieren creer que sus hijos sean capaces de hacer algo así (“mi hijo no es malo, no ha podido hacer eso”), y tienden a querer proteger a sus hijos ante la posibilidad de una sanción. Sin embargo, esto no beneficia en nada a sus propios hijos. En primer lugar, cometer una mala acción en la escuela o dejarse llevar por el entorno no significa que su hijo “sea malo”. Solo significa que tiene algo que aprender y ellos, como padres, pueden enseñárselo. Ellos pueden ayudar a su hijo a cultivar la empatía, la asertividad, la resolución pacífica de conflictos, a mejorar sus habilidades sociales y sus futuras relaciones interpersonales.
Como veremos después, el acoso escolar también perjudica a quien lo comete. Como padres, nuestra obligación es educar a nuestros hijos, ayudarles a mejorar y a crecer como personas y prevenir conductas violentas o incívicas. Solo así le estaremos ayudando a ser realmente un adulto capaz de resolver sus conflictos de forma asertiva y bien integrado socialmente.
Desde la Fundación Anar se han proporcionado unas pautas de actuación para los padres de los niños/as que han cometido acoso escolar.
- Trabajar la empatía. Ayudarle a ver cómo se sentiría si le hicieran lo mismo a él.
- Ayudarle a ver la diferencia entre “ser popular” por ser agresivo o acosador y ser apreciado y querido por los demás por tener una forma sana de relacionarse
- Enseñarle que existen límites en la forma de tratar a las personas y de comportarse con sus compañeros, existen límites en el humor y en las bromas, y que hay bromas que no son aceptables porque causan daño a otros. Enseñarles a reconocer la violencia, no solo física, sino verbal, psicológica, emocional.
- Enseñarle a ser solidario si presencia una situación de acoso escolar hacia un compañero. No solamente si es acoso escolar físico. También si es verbal, emocional, humillaciones, exclusión o aislamiento.
- Resolución pacífica de conflictos y logro de objetivos: Si nuestro hijo muestra actitudes violentas o manipula para conseguir sus objetivos, es necesario corregirle. Las metas deben alcanzarse por medios lícitos y nunca con violencia o manipulación.
- Enseñarle a pedir disculpas. Si ha hecho daño a alguien, debe aprender a reflexionar sobre lo que ha hecho, entender que ha causado un daño y disculparse.
- Descubre qué le ocurre a tu hijo. ¿Por qué ha actuado así? ¿Siente que necesita ser popular o aceptado? ¿Teme quedarse fuera de un grupo si no les sigue? ¿Teme ser él mismo la víctima si no actúa como los demás? Todo eso son cuestiones importantes que pueden estarle preocupando y que sus padres pueden trabajar con él. Ayudarle a expresar sus temores y preocupaciones puede prevenir futuras situaciones de acoso.
Cuando la familia recibe la noticia por parte de la escuela, es importante también no ponerse a la defensiva, sino tratar de solucionar la situación. Se puede comunicar en el centro que se hablará con él/ella y se trabajará sobre el tema. Defender a capa y espada a nuestro hijo, haya hecho lo que haya hecho, no le beneficia en nada ni le ayuda a crecer como persona.
Indagar las causas de la conducta de nuestro hijo/a
Según la web oficial del método Kiva Antibullying, existen algunas causas y factores que predisponen a un niño o niña a cometer acoso escolar.
- Reforzar su estatus social: Una de las principales causas del acoso escolar es el deseo del acosador/a de reforzar su estatus social o ganar popularidad en el grupo. Sienten la necesidad de que se les vea, se les admire y de formar parte de un grupo.
- Problemas en diferentes esferas de su vida: En ocasiones, los niños que acosan pueden tener problemas en distintas áreas de su vida (familiar, relacional, social, académica),pero esto NO siempre es así. Existen chavales con estas características que cometen acoso escolar, pero otros lo hacen por diversión, por impresionar a otros compañeros o por falta de empatía.
- Tendencia a la agresividad: Niños y niñas que tienden a utilizar respuestas agresivas, no solo físicas, sino también verbales, psicológicas o relacionales, cuando no consiguen lo que quieren o se sienten frustrados, pueden llegar a cometer conductas de acoso escolar.
- Factores grupales: Existen expectativas en el grupo con respecto al rol que tienen que adoptar cada persona. Si un miembro del grupo tiene fama de ser “el popular” o de ser “el malote”, quizá el grupo deposite sobre él la expectativa de que se comporte de una determinada manera, y el niño/a trata de cumplir las expectativas de sus compañeros y no defraudar. Puede que se sienta presionado por las expectativas grupales. El acoso también se ve influido por la cultura general de la escuela, por el grado de violencia que haya en un grupo/clase, por las luchas y dinámicas de poder entre grupos, etc.
- Cuando el acosador también es víctima. Hay un pequeño número de niños que cometen acoso escolar, y a la vez, son víctimas del mismo. Son los llamados “acosadores-víctimas”. Pueden ser niños/as con tendencia a reaccionar con agresividad cuando se sienten atacados, con escaso control e las emociones y de la ira, y que se “activan” fácilmente cuando alguien se mete con ellos. En estos casos, es complicado intervenir, ya que muchas veces los demás compañeros comprenden (o incluso justifican) el acoso y alegan que la víctima no es ningún santo. Sin embargo, nada justifica el acoso, tampoco en este caso, en el que habría que intervenir con los acosadores y con la víctima en ambos sentidos (como víctima pero también como responsable de conductas agresivas).
Consecuencias del acoso escolar para el agresor y para el resto del grupo
Todos conocemos las graves consecuencias que puede tener el acoso escolar para la víctima (secuelas psicológicas para toda la vida, depresión, ansiedad, baja autoestima, abandono escolar, autolesiones, ideación suicida, suicidio consumado). Pero no siempre se reflexiona sobre las consecuencias que el acoso escolar tiene para el agresor y para el resto de alumnos/as de la clase.
- Consecuencias para el agresor: El niño que ha cometido acoso escolar puede llegar a pensar que la violencia es un método válido para conseguir sus metas y objetivos, que el acoso le otorga poder en las relaciones y estatus social, que la víctima se lo merecía, que esta forma de relacionarse es “algo normal”. Tampoco trabaja sus habilidades sociales, la asertividad, la resolución pacífica de conflictos o el manejo de la ira o los impulsos, y esto puede llegar a perjudicar sus relaciones interpersonales en el futuro. Según diversos estudios, el acoso no cesa por sí solo cuando los niños y niñas crecen. Puede perpetuarse y convertirse en una forma de interacción social en el futuro, en el trabajo y en sus relaciones personales.
- Consecuencias para el resto del alumnado: En el alumnado del resto de la clase, también tiene consecuencias negativas. Los compañeros pueden interiorizar las pautas de conducta violentas como una forma “normalizada” de obtener poder y estatus. Pueden asumir como normal que el que manda en clase es el que maltrata al resto. Pueden interiorizar jerarquías sociales artificiales dentro del grupo/clase, llegar a creer que unas personas valen más que otras (hay unos líderes y unos “pringaos”) y que hay compañeros que merecen el maltrato. También pueden sentir miedo de ser ellos mismos los siguientes si dan un paso al frente y protestan, por lo que a veces llegan a participar del acoso o a mirar hacia otro lado (testigos mudos), con el fin de evitar males mayores para sí mismos. En todo caso, no es el ambiente más sano en el que crecer y desarrollarse.
Por todo esto, junto a la importancia de dar apoyo a la víctima, es asimismo importante intervenir con los niños que cometen acoso escolar. Las familias tienen una oportunidad de ayudar a sus hijos a crecer, a mejorar sus relaciones interpersonales, sus habilidades sociales, a resolver los conflictos de forma asertiva y a no emplear la violencia o la manipulación en sus relaciones, lo cual, sin duda, será beneficioso para su futuro.
Este artículo fue publicado, por su autora en este enlace: ACOSO ESCOLAR. ¿Y SI MI HIJO ES EL ACOSADOR/A?
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Autor: Carmen Alemany Panadero. Experiencia laboral: Trabajadora Social y Periodista. Escribo artículos de análisis sobre diversas problemáticas sociales. Publico en prensa y revistas especializadas. Correo electrónico: [email protected] Cuenta de twitter: @CarmenAlemany1 |
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