Maestros al servicio de la educación

Claves para convertirte en un docente innovador

A pesar de los avances tecnológicos, el profesor sigue siendo la figura más importante en el proceso de enseñanza, sin embargo, su rol ha quedado un poco relegado ante las innovaciones en materia de educación, a pesar de que su conocimiento es importante para desarrollar en los estudiantes las habilidades en el uso de las herramientas tecnológicas.
En la educación, este hecho pone a los docentes frente a una permanente adaptación a los distintos contextos, tanto en el ámbito escolar como en el social. En la educación actual es muy importante formar profesores creativos, competitivos, flexibles y en especial innovadores, capaces de crear proyectos significativos que inviten a sus alumnos a querer formar parte de este cambio. Para que esto sea posible es necesario conocer las distintas herramientas digitales que podrán aplicar luego a este fin.

Innovar es pensar críticamente. Implica llevar a cabo nuevas propuestas a los problemas pedagógicos existentes, seleccionando las estrategias y las Tics para que sus alumnos se relacionen cooperativamente y sean constructores de su propio aprendizaje.

A continuación compartimos con fines educativos – pastorales la publicación del portal Educa con TIC escrito por Salvador Llopis en donde explica la Tipología del docente TIC. Esperamos que sea de utilidad para la comunidad docente.

El docente innovador y el creativo. Tipología del docente TIC

A menudo, consideramos la actitud innovadora y la creativa como una virtud que todo docente debe poseer intrínsecamente para conseguir unos resultados espectaculares en el aprendizaje de sus alumnos. Basta con haber pasado por un centro educativo, ya sea como alumno o como profesor para darse cuenta de que no es así. Ni todos los docentes son innovadores, ni todos son creativos. No al menos como lo esperamos. Los docentes, como todos son intrínsecamente innovadores y creativos, pero desarrollamos o enfocamos nuestras capacidades de forma distinta y hacia distintos intereses.

La irrupción de las TIC en el ámbito educativo vino de la mano de una tipología específica de profesionales, capaces de innovar, de transformar el estilo docente, y de crear nuevas herramientas y materiales. Por imitación, aquellos que se acercaban a los «nuevos métodos» lo hacían emulando a los precursores, sufriendo en algunos casos la frustración de no poder crear algo novedoso o haciéndolo con dudosos resultados finales, lo que muchas veces se traducía en el abandono de líneas interesantes de trabajo.

Hoy más asentadas las cosas, somos conscientes de que no todos tenemos por qué crear constantemente de la nada, inventar o innovar, sino que a partir de lo ya creado, desarrollamos, evolucionamos y sobre todo ponemos en práctica, lo que nos permite enfocar nuestro potencial creativo en otros aspectos de la práctica docente.

El docente Innovador:

El innovador: busca nuevos métodos para trabajar, que no se limitan a su trabajo sino que invaden su vida personal. Suele acumular gran cantidad de aparatos porque adquiere las últimas novedades que ya son antiguallas cuando se popularizan, pero es incapaz de deshacerse de ellas. Para él es necesario buscar nuevas soluciones, no tiene reparo en utilizar lo último de lo último, a veces corre el riesgo de que no funcionen, pero nunca tiene la sensación de haber perdido el tiempo porque lo considera una inversión. Intenta convencer a sus colegas de lo útiles que son las nuevas herramientas, el trabajo que le ahorrarán y los beneficios que le acarreará, claro que normalmente no valora las capacidades que él mismo atesora y que su colega tendría que adquirir para que esa evolución no le supusiese un trabajo extra.

El profesor innovador está presente en todos los recovecos de la red, es un «humano 2.0», su perfil está diseminado por todos registros de todos los servicios habidos y por haber, es experto en registrarse, su correo se llena a diario de noticias sobre actualizaciones o novedades, es consciente de lo «efímero» de algunos servicios 2.0, se entera al instante de todo gracias a las RSS, a las redes sociales y por supuesto su teléfono es un smartphone.

Hablando con un profesor innovador siempre tienes la sensación de llegar tarde a todo lo que para ti es una novedad.

El profesor creativo:

La creación, la capacidad para modificar o transformar el mundo, de generar nuevas ideas o conceptos o nuevas asociaciones entre los ya conocidos tiene otra connotación. El profesor creativo TIC usa las tecnologías como un medio útil para conseguir un fin pero de forma simultánea con métodos efectivos hasta ahora, adaptando unos y otros para crear una nueva forma de docencia.

El docente creativo, modifica su entorno, lo adapta en su beneficio y en el de sus fines. Fruto de ese ejercicio en su mente nacen nuevas técnicas y materiales cuya versatilidad le permite apoyarse en diferentes plataformas, aplicaciones o prácticas, sin depender explícitamente de una u otra tecnología.

El profesor creativo se adapta, y lo hace porque tiene capacidad para enfrentarse a los imprevistos, no se le ponen los pelos de punta cuando se va la luz y acepta e integra al momento un texto que un alumno ha obtenido de internet en el que cuestiona aquello que el día anterior enseñó en clase. En palabras de David Sánchez-Barbudo Miranda, un entusiasta de la creatividad en la enseñanza, el docente creativo, conoce al alumno, le saca una sonrisa, no es individualista, nunca lleva la clase cerrada, promueve la participación, es colaborador y es generoso con sus materiales porque no los considera suyos, sino una evolución de lo que otros crearon para él.

Tipología del docente ante las TIC:
  • El necesitado: siempre necesita material, no tendría suficiente con todo Silicon Valley, todos los medios disponibles son insuficientes y a menudo se pierde entre configuraciones y conexiones.
  • El «manitas»: es el caso contrario, se apaña con aquello que tiene y es capaz de sacar petróleo de lo que los demás han desahuciado, nunca pide nada y con él sus alumnos aprenden lo que es la «supervivencia tecnológica». Cuando les llega un equipo nuevo suelen decir «si este me iba como un tiro, lo tenía optimizado…»
  • El que siempre pide horas: toda labor tiene que tener una compensación horaria. Enchufar un proyector o hacer una copia de seguridad tiene que estar reflejado en su horario, aunque perder información le suponga no poder continuar con un ejercicio.
  • El inconsciente: más conocido por «sólo puse las manos aquí y la pantalla se volvió azul». Tiene una capacidad extraordinaria para apretar las teclas que empiezan por «F» cuando se inicia un equipo.
  • El tecnófobo: muestra una alergia tópica al plástico y desarrolla con asiduidad conjuntivitis crónica cuando tiene que hacer la programación o la memoria. El «formato» de un texto es un concepto desconocido para él. Sufre una mutación extraña cuando es capaz de abrir un PDF para ver el resultado del concurso de traslados.
  • El que cree que no es capaz de nada «el isi»: Para él, las TIC son eso que siempre falla. Cuando se les muestra algo aplican de manera virtuosa la Ley de Murphy y desmontan cualquier intento de convencerles de que las cosas no tienen por qué no funcionar.
  • El maquero: conocidos por sus frases estrellas llenas de suficiencia «esto con mac no pasa» o «con lo sencillo que es esto en un mac». Cada vez que las pronuncian te dan ganas de desaparecer por el hueco del usb pero acabas contestando «ya pero es lo que tenemos».
  • El 386: normalmente de edad madura, no para de comentarte el avance que supuso cuando llegó el primer 386 al centro «eso sí que fue una revolución» afirman mientras buscan en Google.
  • El escéptico: «…Es que esto no lo veo para mi materia…» Nada de lo que les propongas le servirá para su materia. Creen que las TIC son para materias como la plástica, la música o las ciencias naturales, pero no para «materias serias» «porque no terminaríamos el currículo».
  • El calculador: hace en hojas de cálculo hasta la lista de necesidades del departamento y se ofrece en los claustros a confeccionar una para cualquier cosa que suponga más de un dato.
  • El daltónico: tiene grandes problemas para visualizar el color rojo que subraya las palabras desconocidas cuando procesa un texto.
  • El cursero: hace suya la frase «el saber no ocupa lugar», excepto en su carpeta de certificaciones, claro. Hace todos los cursos, presenciales u online que se le ponen por delante, pero los acaba con la frase «todo esto está muy bien, pero luego en clase es otra cosa, si tuvieras a mis alumnos…»
  • El figuras: también conocido como «el acróbata». Experto en el uso de transiciones, animaciones y combinaciones estridentes de color, hace un alarde de figuritas con las presentaciones a la menor ocasión. La visión de las mismas en los presentes provocan graves efectos secundarios.
  • El transportista: cuando compró el portátil no leyó el apartado de las especificaciones técnicas referidas al peso del aparato, porque simplemente, no le importa. Carga con él constantemente y le acompaña a todas partes, por lo que tiene que cambiar de funda antes que de ordenador.
  • El flash: no dudará un momento en mostrarte hasta por el pasillo camino del aula el flash que se curró la noche anterior para que los alumnos aprendan la tabla de multiplicar.
  • El 112: siempre una mano amiga. Generoso hasta el infinito, siempre tiene un minuto de una hora para solucionarte un problema de red, o levantarte un equipo mientras sentencia «no te preocupes…, si antes me ayudaron a mí».

Este contenido ha sido publicado originalmente por Educa con TIC en la siguiente dirección: educacontic.es



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