La educación entendida como un proceso que facilita el perfeccionamiento de habilidades o capacidades propias del individuo, “mediante el aprendizaje o la construcción de conocimientos, así como también de las virtudes, creencias, hábitos, u otras características del ser”, siempre ha estado atenta a las tecnologías en desarrollo como la robótica, la computación en la nube, el Internet de las cosas, y ahora último en la Inteligencia Artificial (IA), los chatbots, el Chat GPT, … que apoyan su tarea, y sobre todo porque sabemos porque sabemos todo proceso educativo es vivo, cambiante, modificable, … ya que la última palabra en educación, aún no está dicha.
Y en estos últimos tiempos de la pos pandemia, sabemos que la IA tiene un enorme potencial para el bien social, la promoción de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el desarrollo de ciencias que benefician a la humanidad, como la educación, y que nos está exigiendo una ética su uso. Todo recurso o herramienta que entre en el progreso humano, necesita pasar por el tamiz del respeto de las normas y estándares mundiales sobre la construcción de la paz y el desarrollo justo, ético e inclusivo.
Y según Audrey Azoul, Directora General de la UNESCO “la inteligencia artificial puede ser una gran oportunidad para acelerar la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. Pero toda revolución tecnológica conlleva nuevos desequilibrios que debemos prever.” Y aquí es donde se nos convoca, como educadores, a reflexionar sobre la ética y la IA.
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Más de 1000 especialistas profesionales en tecnología, han solicitado “se haga una pausa en el desarrollo de los sistemas de inteligencia artificial, incluido el chat GPT”, pidiendo a los gobiernos que estudien y busquen adaptarse a esta realidad, sin demora, y elaboren su propia recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial. Y es en este marco que por unanimidad la UNESCO ha pedido a los 193 Estados miembros de la Organización elaboren sus propias normas éticas para la inteligencia artificial. Se hace imprescindible que, desde las familias, unidas a las escuelas, aporten su propia experiencia para elaborar unas normas sobre la Ética de la IA que establezcan un marco normativo real y apropiado. No impuestos desde los escritorios de las ministerios y secretarias de educación, y menos por iluminados opinólogos y políticos.
Ya en noviembre de 2021 los estados miembros de la UNESCO, aceptaron la recomendación de aplicar las estrategias y normativas a sobre la IA. ¿Lo han cumplido? Es hora de “predicar con el ejemplo y asegurarnos de que cumplimos” con los objetivos para usar la IA, sabiendo que “desempeña un papel en la vida de miles de millones de personas. A veces inadvertida, pero a menudo con profundas consecuencias, transforma nuestras sociedades y desafía lo que significa ser humano.” La IA puede brindar apoyo a millones de estudiantes para completar la educación secundaria, cubrir 3,3 millones de puestos de trabajo adicionales”, apoyar a los especialistas en el cuidado de la salud, entre otros campos del desarrollo humano. Pero también se debe tener en cuenta que, junto a esas múltiples ventajas, estas tecnologías también generan riesgos y desafíos derivados por uso malicioso “o la profundización de las desigualdades y divisiones.” Y que necesita:
- Políticas internacionales y nacionales, así como marcos regulatorios para garantizar que estas tecnologías emergentes beneficien a la humanidad en su conjunto.
- Una IA centrada en el ser humano. La IA debe estar al servicio de los intereses de los ciudadanos, y no al revés. Cf ÉTICA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La UNESCO aclara sus objetivos sobre la ética y la IA en el documento del 202l, en el cual nos dice que el uso de la IA “influye en el pensamiento, las interacciones y la adopción de decisiones de los seres humanos y afecta a la educación, las ciencias sociales y humanas, las ciencias exactas y naturales, la cultura y la comunicación y la información, y nos ofrece también nuevas oportunidades para estimular una investigación y una innovación realizadas de manera ética que afiancen las tecnologías de la IA en los derechos humanos y las libertades fundamentales, los valores, los principios y la reflexión moral y ética. Y para eso propone estos cinco objetivos:
- proporcionar un marco universal de valores, principios y acciones para orientar a los Estados en la formulación de sus leyes, políticas u otros instrumentos relativos a la IA, de conformidad con el derecho internacional;
- orientar las acciones de las personas, los grupos, las comunidades, las instituciones y las empresas del sector privado a fin de asegurar la incorporación de la ética en todas las etapas del ciclo de vida de los sistemas de IA;
- proteger, promover y respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, la dignidad humana la igualdad, incluida la igualdad de género; salvaguardar los intereses de las generaciones presentes y futuras; preservar el medio ambiente, la biodiversidad y los ecosistemas; y respetar la diversidad cultural en todas las etapas del ciclo de vida de los sistemas de IA;
- fomentar el diálogo multidisciplinario y pluralista entre múltiples partes interesadas y la concertación sobre cuestiones éticas relacionadas con los sistemas de IA;
- promover el acceso equitativo a los avances y los conocimientos en el ámbito de la IA y el aprovechamiento compartido de los beneficios, prestando especial atención a las necesidades y contribuciones de los países de ingreso mediano bajo, incluidos los PMA, los PDSL y los PEID.
LA UNESCO Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES (02´ 30”)
Específicamente en el ámbito educativo, todos los países se comprometieron a programar acciones sobre el empoderamiento a la población y reducción las brechas digitales y las desigualdades en el acceso a la tecnología digital resultantes de la adopción a gran escala de sistemas de IA, promoviendo la adquisición de “competencias previas”, la alfabetización básica, la aritmética elemental, el desarrollo de las competencias digitales y de codificación: la alfabetización mediática e informacional, el pensamiento crítico y creativo, el trabajo en equipo, la comunicación, las aptitudes socioemocionales y las competencias en materia de ética de la IA.
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Estos programas deberían “ser accesibles tanto a los grupos técnicos como a los no técnicos, alentar las iniciativas de investigación sobre la utilización responsable y ética de las tecnologías de la IA en la enseñanza, la formación de docentes y el aprendizaje electrónico, entre otras cuestiones, “a fin de aumentar las oportunidades y atenuar los problemas y los riesgos existentes en este ámbito. Esas iniciativas deberían ir acompañadas de una evaluación adecuada de la calidad de la educación y de las repercusiones que la utilización de las tecnologías de la IA tiene para los educandos y los docentes. También velar “por que las tecnologías de la IA empoderen a los educandos y los docentes y mejoren su experiencia, teniendo presente que los aspectos relacionales y sociales y el valor de las formas tradicionales de educación son fundamentales en las relaciones entre docentes y educandos y entre los propios educandos y deberían tenerse en cuenta al examinar la adopción de las tecnologías de la IA en la educación. Los sistemas de IA utilizados en el aprendizaje deberían estar sujetos a requisitos estrictos en materia de supervisión, evaluación de las capacidades o predicción de los comportamientos de los educandos.
La IA debería apoyar el proceso de aprendizaje sin reducir las capacidades cognitivas y sin recabar información sensible, respetando las normas pertinentes en materia de protección de los datos personales. Promover la participación y el liderazgo de las niñas y las mujeres, las personas de diversos orígenes étnicos y culturas, las personas con discapacidad, las personas marginadas y vulnerables o en situación de vulnerabilidad y las minorías, así como de todas aquellas personas que no gocen plenamente de los beneficios de la inclusión digital, … y planes concretos de estudios sobre la ética de la IA, enseñanza en línea de la ética de la IA en las lenguas locales, incluidas las lenguas indígenas, y tenerse en cuenta la diversidad de los entornos, velando especialmente por la accesibilidad de los formatos para las personas con discapacidad. Invertir en la investigación, buenas prácticas, y la formación en ética públicas y privadas. Reconociendo que las tecnologías de la IA ofrecen grandes oportunidades para contribuir al avance de los conocimientos y las prácticas científicos, sobretodo en saber los beneficios, los límites, los riesgos de su utilización, así como “la concienciación respecto de los puntos fuertes y débiles de las tecnologías de la IA”. RECOMENDACIÓN SOBRE LA ÉTICA DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Hasta ahora este tema parece haber despertado un gran interés, y al mismo tiempo se siente la presencia de quienes están “cerrando las puertas de la escuela” a la IA, seguros en su “zona de confort”. Sin embargo, no podemos mirar hacia otro lado, como educadores, “uno de los desafíos más importantes para la Inteligencia Artificial es la ética en su aplicación”, opina el portal de BIU UNIVERSITY, al volverse las máquinas de alguna forma más inteligentes, y podrían llegar “a tener la capacidad de tomar decisiones y acciones autónomas.” Esto, como educadores nos reta a mirar hacia la ética en la IA, como un tema de gran importancia en la investigación, la educación y las políticas sociales, pues la IA está lentamente, pero sin pausa, “estableciendo directrices y regulaciones para garantizar que su aplicación sea tan humana como sea posible”. Conforme la inteligencia artificial se desarrolla, avanza e interviene los recursos educativos, se hace muy importante que los educadores mantengamos “un diálogo constante sobre su aplicación ética y responsable”, dada la “creciente complejidad de los datos y la información disponibles”, que han llevado a un aumento exponencial de su uso en el mundo educativo para procesar y analizar cualquier información. ¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL?: ASÍ ESTÁ REVOLUCIONANDO AL MUNDO
La IA se está convirtiendo rápidamente en una herramienta importante en nuestra tarea educativa, y “debe ser utilizada para complementar y mejorar la inteligencia humana, y no para dejarla a un lado”, por eso es tan importante que en nuestra formación permanente conozcamos las normas éticas claras y consensuadas sobre el uso de la IA, pues su impacto puede ser “tan significativo como lo fueron la creación del microprocesador, el PC, Internet y el teléfono móvil”. Y aunque existan los temores “comprensibles y válidos” frente a la IA, como cualquier recurso tecnológico “tiene sus riesgos y beneficios. Por lo tanto, es importante que la IA se desarrolle de manera responsable y se utilice para mejorar la vida de las personas. Aunque la IA puede mejorar la productividad, la atención médica y la educación, debe ser utilizada para complementar, no reemplazar, no sin antes tener un plan B …”. (cf The blog of Bill Gates)
“Lo que todos tenemos que hacer es asegurarnos de que estamos usando la IA de una manera que sea en beneficio de la humanidad, no en detrimento de la humanidad”. (Tim Cook)
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