El Papa Francisco aconsejó a los jóvenes durante su visita a Canadá que, lo que han heredado de los antepasados, de su pueblo, de sus padres, de su historia, deben trabajar para ganárselo y poseerlo, y todos “los necesitamos, necesitamos su creatividad, sus sueños y su valentía, su simpatía y sus sonrisas, su alegría contagiosa y también esa pizca de locura que ustedes saben llevar a cada situación, y que ayuda a salir del sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos en los que a veces encasillamos la vida”.
Y el camino para tratar con la juventud “que siempre está de moda” (Fernando Savater) es el de la educación y el trabajo. Dos bases de la “nueva civilización” que los educadores transitamos de manera tan singular e importante cada día, y siempre con gente diferente año a año.
El encuentro televisado entre el Papa Francisco y un grupo de jóvenes (01´ 35”)
En esta publicación compartimos algunos pensamientos desde el llamado que hizo el papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti: “Ustedes, jóvenes —sobre todo ustedes—, frente a la tendencia dominante de permanecer indiferentes y mostrarse intolerantes con los demás, hasta el punto de avalar guerras y conflictos, están llamados a «reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras»”.(FT 6), y que consideramos podría ser un buen recurso para abrir el diálogo y la reflexión sobre la importancia de escuchar, aconsejar y animar a los jóvenes, a corresponsabilizarse en la creación de una nueva civilización y del cuidado de la Casa Común, cuando dispongamos de tiempo en nuestros hogares y nuestras escuelas, para el crecimiento integral de los futuros gestores de nuestro mundo.
Estas frases han sido (algunas) adaptadas para ser un recurso educativo sin distinción de credo ni religión, recordando que los jóvenes tienen que ser escuchados, cuando “constatamos con tristeza que en muchas regiones las tensiones y las amenazas aumentan, y a veces los conflictos estallan. Pero esto a menudo sucede porque no se trabaja el propio corazón, porque se permite que en las relaciones con los demás las distancias se agranden, y de este mismo modo las diferencias étnicas, culturales, religiosas y de otro tipo se convierten en problemas y temores que aíslan, y no en oportunidades para crecer juntos. Y cuando parecen ser más fuertes que la fraternidad que nos une, se corre el riesgo del enfrentamiento».
El texto original está en este enlace: VIAJE APOSTÓLICO A CANADÁ: ENCUENTRO CON LOS JÓVENES Y LOS ANCIANOS EN LA PLAZA DE LA ESCUELA DE IQALUIT (29 DE JULIO DE 2022) | FRANCISCO
«Vemos que no son suficientes las recetas simplistas o los vanos optimismos. Conocemos el poder transformador de la educación: educar es apostar y dar al presente la esperanza que rompe los determinismos y fatalismos con los que el egoísmo de los fuertes, el conformismo de los débiles y la ideología de los utópicos quieren imponerse tantas veces como el único camino posible».
REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF