Pacto Educativo: para aprender al menos a la misma velocidad con la que cambia nuestro entorno (Parte II)

Según la UNESCO “1.600 millones de alumnos de más de 190 países -el 94% de la población estudiantil del mundo- se vieron afectados por el cierre de las instituciones educativas en el momento más álgido de la crisis, una cifra que hoy se ha reducido a 1.000 millones. Alrededor de 100 países todavía no han anunciado en qué fecha volverán a abrir sus escuelas. Estamos frente a una bien llamada “catástrofe educativa” causada por el coronavirus, no solo en la económica, la política, el sistema sanitario, las costumbres sociales, … sino también en todos los sistemas educativos del mundo.

No es poco decir que alrededor de 250 millones de niños en edad escolar, a causa de las medidas de emergencia tomadas por sus gobiernos, han quedado excluidos de cualquier actividad educativa, y aproximadamente otros diez millones de niños podrían verse obligados a abandonar o perder contacto con sus profesores y su escuela “a causa de la crisis económica generada por el coronavirus, aumentando una brecha educativa ya alarmante”.

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LA PANDEMIA OBLIGÓ A REPENSAR LA EDUCACIÓN DEL MUNDO (02´ 42”)

Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, presentó un informe en el que sostiene:  “La educación en tiempos de Covid-19 y más allá”, en que afirmó: “Ya nos enfrentábamos a una crisis de aprendizaje antes de la pandemia” […] “Ahora nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría despilfarrar un potencial humano incalculable, socavar décadas de progreso y agravar las desigualdades más arraigadas”, que hace necesario, no solo detener la propagación del virus, sino también “formular planes integrales para la reapertura de los centros escolares, con “un planeamiento conjunto y la celebración de consultas con docentes, padres y comunidades. La vuelta a las clases presenciales, debe hacerse previo diálogo, consulta y acuerdo de los agentes del proceso educativo. Todavía existen (lamentablemente) secretarios y ministros de educación que manejan la educación con un verticalismo inusual en el siglo XXI, y olvidan que, en cada aula, en cada hora de clase, con cada profesor, se juega el futuro de toda una nación.

Para volver a las clases presenciales, la Naciones Unidas sugiere tener en cuenta:

  • Eliminar la propagación del virus y formular planes integrales para la reapertura de los centros escolares.
  • Proteger la financiación de la educación y colaborar para atenuar las repercusiones negativas.
  • Incrementar la resiliencia de los sistemas educativos con miras al desarrollo justo y sostenible.
  • Replantear la educación y dinamizar el cambio positivo en materia de enseñanza y aprendizaje.

Las propuestas se presentan como “una iniciativa plural coordinada por diez organizaciones, entre otras la UNESCO, que se ha propuesto sensibilizar acerca de la situación de emergencia que atraviesa la educación en el mundo e instar a que se aumenten las inversiones en el sector, para construir mejores sistemas educativos, más inclusivos y resilientes, de cara al futuro”, y agregaríamos que es de vital importancia, aprovechar esta oportunidad, tan dura y difícil, para hacer una real y sincera revalorización social de la tarea docente.  cf EL SECRETARIO GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS ADVIERTE DE QUE SE AVECINA UNA CATÁSTROFE EN LA EDUCACIÓN Y CITA LA PREVISIÓN DE LA UNESCO DE QUE 24 MILLONES DE ALUMNOS PODRÍAN ABANDONAR LOS ESTUDIOS

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Somos testigos de la sucesión e inmediatez con que han surgido las innovaciones aplicadas en breve plazo y su reajuste inmediato (cuando no funcionaba), para garantizar la continuidad del aprendizaje, lo que nos demuestra que el cambio puede acontecer con suma rapidez. Estos nuevos itinerarios exigidos ante la pandemia, nos dice que el Covid 19, ha activado las condiciones para replantear la educación y construir sistemas más visionarios, integradores, flexibles y resilientes, que en otros tiempos hubiese llevado interminables y agotadoras sesiones, reuniones, simposios, seminarios. Como lo plantea el profesor Yuval Noah.

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Todo apunta a un objetivo común: la suma y concertación de opiniones y la apreciación de las experiencias exitosas, y que el pacto educativo global permitiría articular una ley educativa de consenso. Acuerdo que por fin tenga en cuenta la inclusión educativa, autonomía pedagógica, creatividad, motivación, talento y convivencia. Y esta alianza sería desterrar la opinión única de los políticos en los planes y programas educativos de los países, teniendo en cuenta a los agentes sociales implicados en la docencia, que son los que tienen una relación directa con los alumnos y pueden indicar las herramientas necesarias para crear un pacto sólido y útil.  Según el profesor José Antonio Marina, aunque apunta a la realidad española, es posible un pacto educativo global que puede ser contextualizada a cada realidad, en cuanto que “no son los partidos los que están divididos con la educación, sino la propia sociedad”, y hay que partir de una cultura de respeto y después, comprensión. JOSÉ ANTONIO MARINA: “EL PACTO EDUCATIVO ES MÁS NECESARIO QUE NUNCA PERO TAMBIÉN MÁS DIFÍCIL”.

Las soluciones encontradas, como respuesta al cierre de las escuelas, abordan sin mucha pena ni nostalgia las pérdidas de paradigmas en materia de enseñanza – aprendizaje, la búsqueda de nuevas pedagogías para motivar un nuevo modo de dar y recibir las lecciones y evitar el abandono escolar, el cuestionarse sobre los excluidos, los ignorados, los marginados, y la necesidad de velar el bienestar social y emocional de alumnos, profesores y demás personal docente. Se ha constatado, durante este tiempo de confinamiento y de lecciones online, la importancia de la mejora en cuanto a los contenidos de los currículos escolares, en el apoyo que se presta a la profesión docente, la participación de los padres de familia en la formación académica de sus hijos, la urgente supresión de las barreras que estorban la conectividad, la inversión en tecnologías digitales y la flexibilización de los itinerarios de aprendizaje. Entre otros factores propios de cada escuela y cada país.

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Las medidas sanitarias que cada país ha asumido para detener el contagio del Covid 19, ha despertado una conciencia global más clara sobre la urgencia de realizar un cambio en el modelo de desarrollo. Una educación que respetando y protegiendo la dignidad y los derechos de la persona humana, ofrezca oportunidades de la construcción de una conciencia crítica; la importancia de la independencia y de la concertación mundial; que eduque a la formación de una conciencia responsable sobre cuidado de nuestra casa común; la inclusión de los menos favorecidos a las ofertas educativas; el compartir, evaluar y mejorar  las experiencias educativas exitosas; la custodia de la paz y la sana convivencia, entre otros fundamentales factores que permitan una nueva educación pos pandemia, porque la crisis que atravesamos es una crisis global, que no se puede reducir ni limitar a un único ámbito o sector. Esta catástrofe educativa se ve como un acontecimiento general, un reto y una oportunidad. El Covid nos ha permitido reconocer, de forma global, que lo que está en crisis es nuestro modo de entender la realidad y de relacionarnos. Nuestra sociedad mundial “tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales”.

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El Profesor José A. Marina nos planteaba (ya) en el 2016 que “no podemos esperar. En todo el mundo se vive una situación de emergencia educativa. Todos los países necesitan mejorar su escuela, por muy buena que sea. ¡Hasta Finlandia está en pleno cambio! La razón es obvia. Como señala la ley de Revans, “para sobrevivir y progresar necesitamos aprender al menos a la misma velocidad con la que cambia nuestro entorno”. Y el nuestro lo hace aceleradamente. EL PACTO EDUCATIVO

En nuestros sistemas educativos “hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes”, que convoque y escuche las opiniones de “los más diversos sectores y a los saberes más variados” (Papa Francisco 15/10/2020). De esta manera, el proyecto educativo de cada país, será resultado de un instrumento pedagógico que apunta al bien común, no solo de su país, sino de la humanidad. Cada planificación educativa será la hoja de ruta “para abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos. Se trata de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social y política” (cf FT 179).  Y que se expresará en una nueva educación enriquecida con la inclusión, la equidad, la formación excelente de sus profesores, una justa y debida infraestructura, un acompañamiento científico y emocional, una presencia real y una más amplia participación de todos los agentes del proceso educativo, donde todos tengan la posibilidad de un espacio y una representación.

FRENTE A LA CATÁSTROFE EDUCATIVA (21´ 48”)

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De esta prueba, de este reto, de este desafío, de esta crisis, de esta experiencia de catástrofe educativa, todo sistema educativo saldrá o mejor o peor, pero “no saldrá igual”. Para la educación que nos espera “no son suficientes las recetas simplistas o los vanos optimismos. Conocemos el poder transformador de la educación: educar es apostar y dar al presente la esperanza que rompe los determinismos y fatalismos con los que el egoísmo de los fuertes, el conformismo de los débiles y la ideología de los utópicos quieren imponerse tantas veces como el único camino posible, nos han expresado tantos educadores comprometidos en la construcción de un mundo mejor.

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La educación pos pandemia, después de la experiencia de confinamiento, de nuevas costumbres sociales, de una economía en crisis, de desajustes emocionales y mentales, del aprendizaje urgente de nuevas TIC, la influencia de la robótica y la inteligencia artificial, …, exige que la formación inicial y permanente de los docentes debe estar atenta a cualquier camuflaje de estrategias didácticas y pedagógicas que escondan una comunicación persuasiva que impida la reflexión crítica y camufle la manipulación.

Necesitamos una nueva educación pos pandemia que no forme en serie, (como en la era industrial) o robotizada por la inteligencia artificial y los algoritmos, sino que forme ciudadanos preparados para no ser simples receptores de los mensajes; pues es necesario estar atentos porque no es posible ejercer un exhaustivo control sobre quien comunica. Necesitamos defender y educar el buen uso de la libertad, la concientización y apropiación de auténticos valores, el ejercicio de la responsabilidad según la edad, el compromiso social al cuidado del bien común, la solidaridad y el afianzamiento de una convivencia que invierta más en educación y salud, que en armas. Nueva educación que está encomendada a la familia y a la escuela, con la ayuda del Estado.

Este artículo quiere ser complemento de: EMERGENCIA EDUCATIVA: DOS DESAFÍOS EDUCATIVOS PARA REFLEXIONAR URGENTEMENTE

Para la nueva educación pos pandemia, no basta formar bien a los profesores. Con la experiencia de esta catástrofe educativa, de la que cual país parece querer salir a su modo, sin aprender de otras experiencias y con un marcado espíritu egoísta, cargado de soberbia y autosuficiencia; los educadores tenemos el deber de plantearnos una nueva educación desde un pacto educativo global: con un nuevo itinerario educativo fruto de tenga en cuenta las experiencias exitosas, que sea menos egoísta, más inclusiva y menos excluyente. Solo los buenos educadores se comprometerán a no ser cumplidores de las normas de los ministerios y secretarías de educación, sino agentes comprometidos de transformación del mundo con una educación liberadora que enseñe a aprender a cultivar el pensamiento crítico, que analice y evalúe la firmeza de los razonamientos, en especial aquellos basados paradigmas educativos aceptados como verdaderos y permanentes, y que hoy la emergencia educativa, causada por pandemia, ha derribado, carcomido, desarreglado, “desenmascarado” …  y que nos exige encontrar un nuevo itinerario educativo para el Siglo XXI pos pandemia y que lo tenemos que construir entre todos.

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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