A lo largo de la historia, diversos eventos han modificado el rumbo de la humanidad, desde el uso del fuego, la rueda, la revolución industrial, la bomba atómica, los vuelos tripulados, la era espacial y la aparición del internet; sin duda, todos ellos confrontaron el desarrollo de la humanidad y la obligaron a redefinirse. La presencia del virus SARS-CoV-2 en el mundo ha traído consigo incertidumbres, desafíos y aprendizajes que del mismo modo han obligado a todos los sistemas aprendientes a redefinirse.
Ante este escenario cabe señalar que antes de la pandemia ya existían problemáticas en todos los ámbitos de la vida, y la aparición de este virus hizo más evidente las brechas de desigualdad que han afectado especialmente a la población más vulnerable.
En el sector educativo a nivel mundial, más de 1,200 millones de estudiantes dejaron de asistir a clases presenciales, de ellos 160 millones en América Latina (CEPAL/Unesco 2020), y específicamente en Puebla desde marzo del 2020, casi dos millones de alumnos centraron sus esfuerzos por continuar sus estudios a distancia. En este escenario, las disparidades se han hecho evidentes, las limitantes de comunicación con las y los aprendientes que sostuvieron comunicación intermitente e inexistente, han puesto en riesgo la adquisición de los aprendizajes, su permanencia y con ello el Derecho a la Educación.
Los acontecimientos que se han experimentado por la pandemia confrontaron las formas de organización de las instituciones educativas, las formas de relación, el diseño del proceso de aprendizaje, los métodos, los recursos y las propias finalidades que se perseguían. La educación se tuvo que expandir hacia los hogares, y ante esto, la labor educativa se pudo concretar mediante el uso de diversos medios y recursos tecnológicos portables, viables y pertinentes, al enfrentar la gran diversidad de realidades educativas de las y los aprendientes en el Estado de Puebla.
En este mismo sentido, algunas de las orientaciones emergentes que la Secretaría de Educación del Estado puso en marcha fueron: priorizar los aprendizajes esperados, implementar la metodología de aprendizaje situado y reconocer la diversidad social y cultural de las y los estudiantes; además de implementar diversas estrategias: como guías de aprendizaje, transmisión de programas por tv, radio, plataformas en línea como recursos digitales para docentes y estudiantes (Classroom y Nearpod); asimismo, se publicó la adaptación de los criterios normativos de evaluación para resolver asuntos como la promoción de estudiantes, dando énfasis al enfoque de evaluación formativa que ya prevalece en el Estado para centrar los esfuerzos en el monitoreo y retroalimentación de los aprendizajes como parte fundamental del proceso educativo.
La educación en la modalidad a distancia y lo acontecido en ella, ha permitido reconocer, por un lado, el esfuerzo de las y los educadores, estudiantes y padres de familia para adaptar el proceso de aprendizaje a nuevos espacios, medios y recursos para acortar la distancia y optimizar el tiempo; sin embargo también en dicha modalidad se ha reconocido la importancia de todo aquello que sucede en la presencialidad, la interacción, la socialización y la retroalimentación; es decir, la mediación pedagógica como mecanismos clave y detonador del proceso educativo que no puede ser sustituido por medios o recursos tecnológicos. Del mismo modo, se ha evidenciado la necesidad de formar a las y los educadores en habilidades digitales, garantizar el acceso a internet y la incorporación de metodologías en entornos virtuales, así como la necesidad de brindar apoyo a los colectivos docentes y a las y los aprendientes en el aspecto socioemocional.
Ante este escenario, para el ciclo escolar 2021-2022, es necesario replantear y resignificar los paradigmas, esquemas y prácticas educativas. Después de un ciclo escolar en modalidad a distancia y de valorar todo lo aprendido, ¿a qué regresar a las escuelas?, ¿qué deberán aprender las y los NNAJyA?, ¿qué y cómo construir el conocimiento?, ¿con qué medios, recursos y para qué? En este sentido, vale la pena recuperar los aprendizajes derivados del confinamiento por la pandemia y de un ciclo escolar en modalidad a distancia. Cuidar de uno es cuidar del otro, por lo que los procesos de solidaridad y colaboración son medulares para hacer sustentable la vida en este planeta; los procesos vitales y los procesos de aprendizaje son indisolubles, por lo que la experiencia, sensaciones y sentimientos son parte de los mismo procesos cognitivos; los aprendizajes son significativos y relevantes en la medida que responden a una necesidad y se movilizan para hacer frente a algún tipo de desafío; es decir, se aprende a partir de lo real por lo que aprovechar las vivencias en la educación es un imperativo; el aprendizaje tiene que ser encarnado, encajado, en activo y extendido. (Pozo, 2020)
El fin del Modelo Educativo Híbrido en el Estado de Puebla es responder a las diversas realidades educativas que se enfrentan, al ser un Modelo Híbrido busca superar las dicotomías de las dos modalidades educativas de los últimos años: la presencial y a distancia; es híbrido por ser un modelo que busca conciliar e integrar tres elementos fundamentales: los momentos presenciales, a distancia y el trabajo autónomo. En este contexto, dicho modelo llega para quedarse y transformar los procesos educativos, ya que éste responde no sólo a una época de cambios, sino más bien a un cambio de época, de paradigma.
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