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[Mario Schiavelli] Incentivar la conversación “Club de Oradores”

“El que callar no puede, hablar no sabe”. (Séneca)
Desde que nacemos, nos educan a cómo comer, cómo cuidar nuestra higiene personal, cómo hablar, pero nadie nos indica cómo conversar. Razón por la cual nuestros niños crecen con una visión estrecha de las conversaciones, creyendo que se refieren principalmente al habla, al intercambio de información, al comunicar a los demás lo que pensamos. Las conversaciones, a cualquier edad, no son sino monólogos autobiográficos a intervalos. Mientras que las verdaderas conversaciones deben ser dinámicas, interactivas e inclusivas.

Ellas incidirán en la forma en que ese niño se relacione e interactúe en la sociedad. Las palabras son símbolos y representaciones que ellos utilizan para procesar su percepción de la realidad y son el medio para que puedan compartir esa información con otros, pudiendo así conformar un maravilloso intercambio de experiencias, recuerdos, sueños, ideas y proyectos.

TODOS NECESITAMOS APRENDER A HABLAR EN PÚBLICO (04´ 32”)

La Inteligencia Conversacional hay que desarrollarla desde muy temprana edad para que sea uno de los tantos hábitos saludables de esos niños que al crecer serán integrantes fructíferos de las sociedades donde vivirán.

Aprender a escuchar y hablar es extremadamente importante para ampliar el conocimiento, mejorar la comprensión y construir el concepto de comunidad entre nuestros alumnos.

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¿Nosotros Educadores, cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes a convertirse en mejores oradores y oyentes?

1. Ayudemos a desarrollar la Empatía

Otro elemento que nadie nos enseña. Estar y compartir con los otros alumnos juegos, fiestas, estados de ánimo, siempre atentos a las buenas maneras: saludar, agradecer, escuchar, dejar hablar.

2. Modelemos buenas conversaciones…

Tengamos interacciones de uno a dos minutos, uno a uno, unas cuantas veces a la semana con los estudiantes. Compartamos información acerca de nosotros mismos y mostremos interés en el estudiante haciéndole preguntas sobre sus intereses.

Utilicemos potenciadores como:

“¿De verdad?”

“¡Guau!”

“Eso es interesante” “¡En serio!”

“¡Muy bien!”

“Te felicito”

“¡Es fantástico!”

3. Incluyamos lenguaje no verbal y paraverbal…

Una conversación que incluya lenguaje no verbal y paraverbal apropiados.

4. Identifiquemos y modifiquemos los comentarios negativos…

Por ejemplo, si un estudiante dice: “Creo que lo que ella hizo fue realmente estúpido”, desafiemos con “¿Cómo puedes decir eso sin ser hiriente?”. Si el estudiante no parece estar consciente, enseñémosle una alternativa como “No estoy de acuerdo con eso”. Pidámosle al estudiante que repita lo que dijimos y luego pasemos a:

“¿Qué te ha hecho sentir así?”

“¿Cómo habrías manejado las cosas de manera diferente?”

“¿Crees que sólo hay una respuesta correcta, o podría haber más?”

5. Formulemos y enseñemos a formular preguntas abiertas…

Preguntas que estimulan la discusión y pueden ser una manera muy poderosa de reforzar la idea de que hay diferentes puntos de vista sobre un tema o un conjunto de creencias que pueden ser igualmente válidas.

6. Coloquemos “el pensar” delante de “el saber”…

No aceptemos como respuesta “No lo sé”. Transmitamos a nuestros estudiantes que antes de “saber” está el “pensar”. Enseñémosles cómo preguntarse en voz alta, cómo especular, cómo adivinar o cómo dar la mejor respuesta que puedan.

7. Creemos conversaciones informales…

Antes de comenzar la clase o en el pasillo, preguntemos a los estudiantes acerca de sus otras clases, qué piensan sobre un evento actual, un estreno de cine o cómo se sienten acerca del resultado de un juego.

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8. Hagamos contacto visual…

Cuando un estudiante está hablando en clase y nosotros estamos escuchando, incluyamos el contacto visual. Sin embargo, de vez en cuando dirijamos nuestra mirada y movimientos hacia otros estudiantes. Esto hará que el orador redirija su conversación hacia sus compañeros, e indirectamente invitará a sus compañeros a involucrarse en la charla.

9. Fomentemos el respeto a los turnos…

Utilicemos un objeto, el que nosotros creamos conveniente, como señal para establecer turnos en las conversaciones. Los estudiantes solo pueden hablar cuando tienen el objeto, mientras que los otros escuchan atentamente y pacientemente y esperan su turno.

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, no se hace responsable de las opiniones expresadas y no promociona ningún producto, servicio, marca o empresa. Nosotros hemos agregado el video y sobresaltado en negritas algunas frases del original. Este artículo es propiedad intelectual del profesor Mario Schiavelli, autor del libro fuente de esta publicación (pag 104-108), que puede Usted descargar (gracias a su geneosidad docente). Les sugerimos, si desean, acceder al libro original (e Book) lo pueden hacer en el siguiente enlace ENSEÑAR SIN ENSEÑAR. MANUAL PARA EL NUEVO EDUCADOR,

“Muy raramente sucede que las palabras afirmativas y seguras de una persona de autoridad, en cualquier género, no tiñan de su color la mente de quien las escucha”. (Alessandro Manzoni)

REDACCIÓN WEB DEL MAESTRO CMF



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