Maestros al servicio de la educación

[José Chávez] El gran problema de la pasión en la educación y su importancia (I Parte)

Un gran problema: El dilema sobre la pasión y la educación puede clarificarse a través de las grandes encuestas que se han realizado a los estudiantes y su interés por el conocimiento de diversas áreas. Según Guevara, citado por Jesús Ernesto Urbina Cárdenas en la Revista Colombiana de Educación, dice:
“Este panorama configura otro elemento problemático, relacionado con el desapasionamiento de los jóvenes por aprender: solo el 10% de los estudiantes universitarios consideran que estudiar es “una actividad agradable”; para el 36% aprender es una obligación; para el 12%, un sacrificio; y para el 40%, la única posibilidad de construir un mejor futuro. Esto muestra que la pasión por aprender no constituye un motivo común a la hora de matricularse en una institución de educación superior”.[1]

El problema está enraizado en la idea de muchos profesores de enseñar para el examen. Y no solo eso, sino que vemos a muchos de ellos haciendo su labor solo por una remuneración económica o la supervisión del manejo de clases.

El panorama es aún más oscuro, en su gran mayoría muchas escuelas, universidades o seminarios vemos a “universidades (o instituciones) de papel”[2], cómo lo precisa Porter. Refiriéndose al enfoque exagerado a la documentación y poco enfoque en lo práctico.  Ese es el gran problema diría él, están más enfocados en la documentación que en las clases, más enfocados en los sistemas que en los alumnos.

Pero el problema no solo es ese, sino que, al no tener maestros apasionados, no tenemos calidad de enseñanza ¿De dónde provienen los ciudadanos sin pasión por las cosas que hacen? De maestros que al enseñar una materia solo infunden aburrimiento y apatía porque es evidente que maestros sin pasión por su área serán maestros desapasionados por mostrar la importancia de ella. Y al no ver la importancia del área no habrá jóvenes apasionados por aprenderla.

Esto es consecuencia de que lo emocional ha sucumbido en la historia de la ciencia moderna a una categoría inferior de conocimiento y no se toma la importancia adecuada.

¿Por qué es importante la pasión?

Una de las cosas que cada persona recuerda es a algún profesor de la escuela, a alguien que de alguna forma marcó sus vidas, alguien que infundió un sentimiento pequeño pero acrecentador por algún tipo de conocimiento.

De alguna forma fue alguien que explicaba las cosas con entusiasmo y pasión, que se notaba que estaba muy interesado en el tema y se esforzaba porque las demás personas vieran lo apasionante del tema.

Recuerdo una vez, a un profesor que muchas veces no hacía su clase para explicarnos algo que le interesaba o que le llamaba la atención, recuerdo claramente las expresiones de su rostro al compartir lo que sabía y había aprendido, y no solo eso, sino que su bagaje aún continuaba.

Puedo decir con mucha firmeza que aún recuerdo el tema del que nos habló, fue sobre la teoría de la relatividad de Einstein, no hablaba que la teoría tenía muchas implicaciones o suposiciones y lo locas que eran éstas. No recuerdo casi nada de lo que me enseñaron algunos otros profesores en ese año, pero si recuerdo a ese profesor que produjo un interés por la relatividad y las teorías de Einstein.  Recuero que ese profesor fue sacado de la escuela porque era muy desordenado con sus clases, pero siempre las recordaré.

Ese era un gran maestro, porque la cualidad esencial de un maestro es la pasión, ese tipo de profesores no deberían ser la excepción sino la regla, porque la pasión es esencial para una buena enseñanza, y es como lo describe Robert L. Fried, citado por Christopher Day:

“No es sólo un rasgo de personalidad que tengan unas personas y otras no, sino algo que puede descubrirse, enseñarse o reproducirse, aunque las regularidades de la vida escolar se confabulen contra ella. La pasión y la práctica no son ideas opuestas; la buena planificación y el buen diseño son tan importantes como la preocupación y la espontaneidad para sacar lo mejor de los alumnos. Aunque no lo sea todo, la pasión, por incómoda que resulte la palabra, está en el centro de lo que es o debe ser la enseñanza” [3]

La pasión, está asociada con un sentimiento muy intenso, es aquella que genera energía, determinación, convicción, compromiso hasta obsesión. Y que además debe impulsar a acciones de acuerdo a la meta del maestro apasionado.

Esto es básico para un gran maestro porque, ¿quién infundirá pasión por el conocimiento a los alumnos si no que el propio maestro apasionado?

Vimos hace un momento que las realidades de muchos universitarios e incluso de muchos estudiantes es que no están interesados en aprender solo por el hecho de aprender, sino que más bien lo ven como una obligación o un flotador para no ahogarse en el mundo de la miseria, pero no solo eso, sino que hay muchos de ellos que no ven ni siquiera esa opción, sino que no tiene un enfoque claro para sus vidas.

La importancia de los maestros apasionados es grande, porque son ellos quienes pueden lograr en la vida de los alumnos un cambio de dirección. Son ellos quienes son los únicos en poder involucrar a sus alumnos en la basta y amplia aventura del conocimiento y sus saberes.

Son ellos quienes pueden mostrarle lo apasionante que es aprender y dedicar sus vidas al aprendizaje.

Pero, ¿Cómo lograrán esto si no son los mismos maestros apasionados? Creo que una de las cosas en las que más deberíamos enfocarnos es en ser apasionados primero nosotros para compartir esa pasión. Solo una llama en nosotros podrá encender el fuego en ellos.

Cómo dice Mariano Martín Gordillo: “La educación de ciudadanos apasionados y compasivos requiere instituciones educativas en las que esos valores sean centrales”.

Los buenos maestros dedican gran parte de su vida a sus alumnos, son responsables ante los alumnos a quienes enseñan. Y esta labor está en nuestras manos.

  • [1] Guevara, H. (2009). Identidades estudiantiles, conocimiento y cultura. Percepciones de jóvenes universitarios y universitarias de Cuyo, Argentina. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, 7 (1)
  • [2] Porter, L. (2005). La universidad de papel. México, UNAM.
  • [3] Fried, R.L. (1995) The Passionate Teacher: A Practical Guide. Boston, Mass.: Beacon Press.

NOTA DE REDACCIÓN: La Web del Maestro CMF publica los textos originales de su autor, no necesariamente coincide con lo expuesto en el tema, y no se hace responsable de las opiniones expresadas.


Autor:
José Chávez Calderón, ciudadano peruano, nacido en Arequipa- Perú.
Experiencia laboral: Docente de secundaria en la Institución Educativa Jacobo Dickson Hunter, docente en el Instituto Teológico La Gracia y docente en el Instituto Teológico Vida. Cursos: Evaluación educativa del y para el aprendizaje y un Programa especializado “Evaluación educativa” ambos de la UNAM, Fundamentos de la enseñanza para el aprendizaje: introducción, y Fundamentos de la enseñanza para el apredizaje: ser profesor de la UCET. También terminando la licenciatura en Miniterios Pastorales del Seminario Bautista Macedonia. Articulista para Preciosa Sangre.
Correo electrónico: [email protected]
Cuenta de Twitter: @joso_chavez

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