“En este vínculo encontramos afectos, cuidados, impulsos y determinado grado de identidad institucional; sentirse miembro, sentirse parte, ser “perteneciente”, que se relaciona con niveles de autoestima o desvalorización derivados de la pertenencia.” (Lidia Fernández)
Los vínculos interpersonales se dan en todas las oportunidades que tienen los actores directivos, docentes, alumnos, padres, personal no docente, de interactuar entre sí. La escuela promueve un espacio para estar con otros, para intercambiar ideas y sentimientos, para estar juntos; y ese estar juntos puede fomentar valores como cooperación, respeto, paciencia, diálogo, sensibilidad para con los demás, entre otros.
Los vínculos entrelazan e identifican a los seres humanos, y expresan lo que tenemos en común. No hay vida humana sin vínculos con los otros. No podemos ser humanos plenamente si estamos aislados del contacto con otras personas. Todo ser humano está dentro de una compleja red.
El tejido de nuestra vida se construye con los hilos que otros nos han dejado. Somos gracias a los otros. Ser persona es ser con otros, pero también desde otros y para otros. La vida es relación. Vivir es conectarse: sostener relaciones, construirlas, revisarlas, modificarlas, deshacerlas, reconstruirlas, sufrirlas, quererlas, desearlas, rechazarlas, evitarlas, buscarlas.
El relato del Principito y su encuentro con el Zorro puede ayudarnos a reflexionar sobre la necesidad de desarrollar valores a fin de promover una cultura de lazos en la escuela (Saint-Exúpery, Antoine de (1951). El Principito. Buenos Aires: Emecé).
Leamos este fragmento.
Dice el Zorro:
Mi vida es algo aburrida. […] Estoy seguro de que…, si me domesticas mi vida se verá envuelta por un gran sol. Podré conocer un ruido de pasos que será bien diferente a todos los demás. […] Pero el tuyo, sin embargo, me llamará fuera de la madriguera, como una música. Cuando me hayas por fin domesticado, el trigo dorado me recordará a ti. Y amaré el sonido del viento en el trigo…
¿Qué significa domesticar? Es una cosa demasiado olvidada ─dijo el Zorro─. Significa crear lazos.
“Domesticar es crear lazos de encuentro”. En principio, es crear una relación de encuentro, acercarse al otro con cuidado para relacionarse; en la institución educativa, para entrar en el territorio sagrado de cada alumna/o o de cada compañera/o de trabajo.
Nuestro “oficio del lazo” tanto como directivo o docente, se resuelve mientras se está haciendo, y que no es inmutable, implica un saber que no siempre es previo, sino que se construye en el hacer, que requiere pensar con otros para generar una potencia reflexiva que acompañe a la acción.
Mientras tejemos la trama sostén, al mismo tiempo, pensamos y probamos nuevas formas de hacer la escuela. La trama de base se va modificando a ese ritmo, y así siempre.
Escuchamos, acompañamos, sostenemos, encauzamos, anudamos, desanudamos y volvemos a proponer anudar, y con un carácter de inacabado que nos desafía a cada momento y en cada tiempo.
La escuela es fundamentalmente una comunidad de relaciones y de interacciones orientadas al aprendizaje, que depende principalmente del tipo de relaciones que se establezcan en todos los espacios. La educación es una tarea de encuentro, de creación de lazos entre todos los actores, pero sobre todo entre el docente y el alumno.
Practicando la reflexión
¿La creación de lazos en nuestra organización educativa es algo a lo que le damos importancia? ¿Descubrimos en ello un valor formativo?
Por ejemplo, en la gestión de nuestras clases y en nuestros encuentros con colegas y directivos, ¿cultivamos lazos? ¿Qué estrategias utilizamos?
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 Autor: Duilio Bompadre, ciudadano argentino, nacido en Buenos Aires, Argentina. |
