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¿Quemado? Miles de maestros sufren este síndrome. ¿Cómo combatirlo?

Las sociedades modernas han traído consigo una cantidad de beneficios y comodidades para el ser humano de la mano de la tecnología y los avances médicos, por ejemplo.
El mundo del trabajo también se ha transformado modificando el rol de los sujetos: de simples ejecutores de tareas se ha pasado a trabajadores que aspiran a desempeñarse en empleos que les permitan tomar decisiones con cierta autonomía, realizar tareas significativas y con impacto social.

Esos son los trabajadores más proclives a ser víctimas del “síndrome de cabeza quemada”, una vez que sus aspiraciones profesionales se ven frustradas por una realidad cada vez más compleja. Otras causas pueden ser el “inmovilismo” laboral y el desempleo.

Es allí donde la psiquis, el cuerpo y el comportamiento comienzan a verse afectados en distintos niveles, experimentando agotamiento, falta de energía, malhumor, insensibilidad y hasta cinismo. Todas estas conductas colaboran con una baja eficacia laboral.

Entre los síntomas de quienes padecen este mal se cuentan palpitaciones, taquicardias, pinchazos en el pecho, aumento de la tensión arterial, dolores musculares, contracturas, dolores de cabeza, dificultades digestivas, inapetencia, disminución del deseo sexual y dificultades en el sueño.

¿Cuál es la diferencia entonces entre burnout y el clásico estrés laboral?

El psiquiatra y especialista de la Universidad de Zaragoza Javier García Campayo, en diálogo con Infobae América, explicó que el estrés laboral es solo la primera fase del burnout: el síndrome de “cabeza quemada” aparece cuando el estrés laboral se vuelve crónico.

Las profesiones más afectadas por este síndrome son las que tienen un costado claramente vocacional y de servicio al otro, en las que existe una alta implicación entre el sujeto que presta el trabajo y el sujeto receptor del mismo.

Compartimos con fines educativos – pastorales la publicación del portal VISITEMOS MISIONES para ampliar el contenido de este mal que está afectando a muchos docentes y otros profesional.

Docentes y enfermeros son los más afectados por el síndrome de la cabeza quemada

También conocido como burnout, se trata de uno de los llamados “males de siglo” y afecta en nuestro país principalmente a los docentes y enfermeros.

El mundo del trabajo también se ha transformado modificando el rol de los sujetos: de simples ejecutores de tareas se ha pasado a trabajadores que aspiran a desempeñarse en empleos que les permitan tomar decisiones con cierta autonomía, realizar tareas significativas y con impacto social.

Esos son los trabajadores más proclives a ser víctimas del “síndrome de cabeza quemada”, una vez que sus aspiraciones profesionales se ven frustradas por una realidad cada vez más compleja. Otras causas pueden ser el “inmovilismo” laboral y el desempleo.

Es allí donde la psiquis, el cuerpo y el comportamiento comienzan a verse afectados en distintos niveles, experimentando agotamiento, falta de energía, malhumor, insensibilidad y hasta cinismo. Todas estas conductas colaboran con una baja eficacia laboral.

Entre los síntomas de quienes padecen este mal se cuentan palpitaciones, taquicardias, pinchazos en el pecho, aumento de la tensión arterial, dolores musculares, contracturas, dolores de cabeza, dificultades digestivas, inapetencia, disminución del deseo sexual y dificultades en el sueño.

¿Cuál es la diferencia entonces entre burnout y el clásico estrés laboral?

El psiquiatra y especialista de la Universidad de Zaragoza Javier García Campayo,  explicó que el estrés laboral es solo la primera fase del burnout: el síndrome de “cabeza quemada” aparece cuando el estrés laboral se vuelve crónico.

Las profesiones más afectadas por este síndrome son las que tienen un costado claramente vocacional y de servicio al otro, en las que existe una alta implicación entre el sujeto que presta el trabajo y el sujeto receptor del mismo.

Aquí, el listado de las profesiones más afectadas por el burnout:
  • Docentes
  • Enfermeros
  • Médicos
  • Psicólogos
  • Asistentes geriátricos
  • Comerciales
  • Abogados

Aunque entre las primeras tres profesiones hay un porcentaje de afectados por burnout de entre el 25 y el 40%, García Campayo afirma que en todas las profesiones existe una prevalencia del 10% de este mal.

Estos perfiles son los que explican que en España, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) vaya a realizar un estudio sobre el tema en conjunto con el Departamento de psicología de la Universidad de Extremadura, y esté en campaña exigiendo que el burnout sea tipificado como enfermedad profesional.

1. Identifica el origen de tu estrés

Antes de poder lidiar con el estrés, necesitas saber exactamente cuál es su causa. Haz una lista que detalle todo lo que te está causando malestar, y luego divídela entre aquello que puedes controlar y aquello que no. Concéntrate en buscar soluciones para aquellas cosas que puedas controlar a través de metas realistas y positivas.

2. Practica una técnica de relajación

Si no acostumbras meditar o practicar yoga o pilates, existen otras técnicas de “mindfulness” –plena consciencia– que puedes aplicar para aminorar la marcha y reducir los niveles de estrés. Una de ellas es llegar unos minutos antes al salón de clases y sentarte en tu pupitre con música relajante. Intenta visualizar el día que tienes por delante con una actitud positiva, viéndote a ti mismo siendo lo más calmo posible frente a las situaciones que se te presenten, ya sea con tus alumnos, colegas o superiores.

Otra técnica que puedes aplicar es la del 7/11, que implica inhalar durante siete segundos y exhalar por once. El objetivo, al prolongar la exhalación, es llegar a un estado mental más calmo antes de responder impulsivamente ante una situación adversa.

3. Lleva un día a la vez:

Si dejas que el estrés te envuelva continuamente no te permitirás disfrutar de las alegrías que conlleva la docencia, y cuando mires para atrás quizás te arrepientas de no haber disfrutado más el año. Intenta llevar un día a la vez, sin dejar que las cosas pequeñas te abrumen. Admite que mucho de lo que sucede en el salón de clases escapa a tu control y pide ayuda siempre que la necesites.

Elena Aguilar, colaboradora del sitio educativo Edutopia, llama la atención sobre el hecho de que la mayoría de los docentes y funcionarios que conoce se saltean el momento del almuerzo, y si almuerzan lo hacen mientras califican trabajos, planifican las clases o realizan otras tareas. La experta recomienda tomarse en serio –aunque sea una vez a la semana–el momento del almuerzo. Aprovéchalo para concentrarte en la comida y conversar con un colega, sin quejarse de los estudiantes ni de cualquier otro tema relacionado al trabajo.

4. Háblalo con tus colegas

Por más que quejarse continuamente del trabajo en el almuerzo o los recreos no es de gran ayuda, sí es necesario de vez en cuando dialogar de forma abierta acerca de la carga laboral y el estrés. Los docentes deberían ponerse de acuerdo para determinar qué cantidad de trabajo es razonable y cuál no.

5. Define metas realistas

Si cada día te planteas hacer una cantidad enorme de tareas, siempre te irás a casa con una sensación de fracaso. Al comienzo de cada día, realiza una lista con las metas que deseas alcanzar procurando que sean realizables. Al final de la jornada examina lo que has podido hacer y lo que no, y para el segundo caso pregúntate por qué no has conseguido realizar esta tarea. Si no conseguiste corregir todos los exámenes porque pasaste media hora hablando con un estudiante que necesitaba apoyo, “debes darte cuenta de que no fue tu culpa no cumplir con todas tus tareas y que en su lugar hiciste algo muy bueno”, explica The Guardian.

Claves para prevenir y tratar el Síndrome de Burnout:
  • Diagnosticarlo: Aunque parezca bastante lógico, si no diagnosticamos el problema no podremos comenzar a combatirlo.
  • Encontrar los factores que causan el estrés en el trabajo y buscar una solución.
  • Técnicas de relajación: Emplear a diario técnicas de relajación como meditar o escuchar música relajante ayudará a reducir la ansiedad de los trabajadores con Síndrome de Burnout.
  • Descargar la tensión física: El Síndrome de Burnout además de acarrear problemas psíquicos también trae consigo consecuencias físicas como el dolor muscular en hombros y cuello y hernias discales a causa de la tensión acumulada.
  • Ejercicio físico: Realizar deporte de manera rutinaria en tu día a día es una manera de descargar adrenalina, reducir la ansiedad y desconectar de los problemas del trabajo.
  • Aprender a gestionar las emociones: Adoptar, en ocasiones y en la medida de lo posible una postura asertiva siendo capaz de controlar nuestras emociones ayudará a reducir el nivel de estrés acumulado en el trabajo.
  • Estilo de vida saludable: Descansar el número de horas indicadas y evitar sustancias nocivas como el tabaco y el alcohol influirán de una manera positiva en tus niveles de estrés.
  • Ayuda profesional: Si el trabajo y todo lo relacionado a él se convierte en un problema que no puedes eliminar de tu mente y te provoca ansiedad, acudir a terapia psicológica te ayudará a reducir el estrés de una manera profesional.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Visitemos Misiones en la siguiente dirección: visitemosmisiones.com



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