Massimo Recalcati: Los padres se han convertido en sindicalistas de sus propios hijos

Massimo Recalcati advierte que la escuela sufre una profunda crisis de autoridad

Massimo Recalcati (Milán, 1959) psicoanalista, ensayista y profesor italiano analiza en su último libro publicado en España la crisis que atraviesa la escuela como institución: ”Se ha roto el pacto generacional; los padres y los profesores ya no trabajan juntos en la educación de los jóvenes».

Ensayista mediático y profesor en varias universidades, se dedica a analizar los males de la hipermodernidad. En La hora de clase, que acaba de publicar Anagrama, reflexiona sobre el papel de la educación en una sociedad en la que se ha diluido la autoridad paterna y, por extensión, la del profesor. A diferencia de lo que ocurría en la generación del 68, los jóvenes ya no tienen que rebelarse contra sus progenitores -ni matar, como Edipo, al padre- porque los tienen a su lado, convertidos en compañeros de juegos. «El maestro está cada vez más solo y humillado», sostiene Recalcati, que reivindica la figura del docente que despierta en el alumno la pasión por el conocimiento. Compartimos partes de la entrevista realizada por Olga Sanmartín,  redactora licenciada en Ciencias de la Información. Les sugerimos ir a la publicación original de EL MUNDO,ya que esta solo tiene partes que consideramos pueda ser de utilidad y motivar su investigación, así mismo les indicamos que algunas de las ideas resaltadas en negritas, son nuestras.

OLGA R. SANMARTÍN: ¿En qué se diferencia el maestro actual del de generaciones anteriores?

MASSIMO RECALCATI: El hecho novedoso es que se ha roto el pacto generacional y esto ha incidido en el discurso educativo. Los padres y los profesores ya no trabajan juntos en la educación de los jóvenes. Los padres más bien son los aliados de los hijos contra los profesores. […] : los padres, en vez de apoyar el trabajo de los profesores, se han convertido en sindicalistas de sus propios hijos. […] Cuando un profesor asume la responsabilidad de suspender [o desaprobar] a un alumno o iniciar un procedimiento disciplinario, las familias lo miran con sospecha. Se preguntan: ¿No estará abusando de su posición de poder? ¿No estará infravalorando la calidad de nuestro hijo?

OLGA R. SANMARTÍN: ¿Qué opina de la huelga contra los deberes que han promovido en España varias asociaciones de padres?

MASSIMO RECALCATI: […] reivindicar la libertad de los hijos significa negar la función educativa de la escuela. Es un viento anti-institucional que atraviesa nuestro tiempo. Descalificar la escuela es descalificar la dimensión colectiva de la vida. El niño es el rey de la familia; todo debe ser sometido a sus exigencias. Es una metamorfosis antropológica; ya no es el hijo el que tiene que hacer cuentas con la realidad, sino que es la realidad la que tiene que plasmarse según el capricho del hijo.

OLGA R. SANMARTÍN: ¿Cómo puede el profesor, cuando está sistemáticamente cuestionado, incentivar las ganas de aprender de sus estudiantes?

MASSIMO RECALCATI: Hay una profunda soledad del profesor. Ya no son los estudiantes los que esperan en fila a ser triturados por el sistema, como contaba The Wall de Pink Floyd. ¡Ahora son los profesores los que son consumidos por el dispositivo escolástico! […] . Y hacer equipo con otros profesores, para sentirse menos solo.

OLGA R. SANMARTÍN: En su libro dice que los estudiantes de hoy quieren ser autónomos, pero la «crisis estructural del sistema capitalista» les provoca «una dependencia sintomática».

MASSIMO RECALCATI: La cultura es la única vacuna que puede salvar la vida de nuestros hijos frente al riesgo de la disipación y la violencia. Lo decía Pasolini al inicio de los 70: es el vacío de cultura el que genera el deseo de la muerte. La droga, el alcohol, la violencia, la dependencia de internet, el aislamiento, la anorexia… son manifestaciones de este vacío. […] donde hay cultura hay deseo de vida y no de muerte.

OLGA R. SANMARTÍN: ¿Hay aprendizaje sin esfuerzo?

MASSIMO RECALCATI: No. El aprendizaje no es Twitter. […] la belleza del estudio consiste en la experiencia de la constante apertura a nuevos mundos. Se da una emoción en el aprender. El buen profesor no considera al alumno como una cabeza vacía que hay que llenar, sino como un fuego que hay que encender.

OLGA R. SANMARTÍN: Explica en su libro que la crisis de la escuela ha coincidido con la crisis de la palabra.

 MASSIMO RECALCATI: Hoy todo el mundo habla demasiado. Pero pocos asumen las consecuencias de sus palabras. La palabra circula vaciada de su significado. La cultura restituye dignidad a la palabra, custodia su secreto y su fuerza.

OLGA R. SANMARTÍN: ¿Qué consecuencia va a tener la pérdida de las Humanidades en la escuela?

 MASSIMO RECALCATI: […] El mito de la producción y del rendimiento proyecta su sombra sobre nuestra escuela. ¿No debería ser precisamente la escuela la que permita un tiempo improductivo que sea fecundo? ¿No es el colegio el lugar donde se puede dedicar toda una tarde a estudiar y leer juntos una poesía, donde el tiempo se emancipe de la pesadilla de la productividad?

OLGA R. SANMARTÍN: ¿Para qué sirve aprender de memoria?

MASSIMO RECALCATI: […] Daniel Pennac subraya un aspecto de la memorización que yo había descuidado. Se trata de sumergir a nuestros hijos en el gran río del lenguaje. Es una experiencia de recuperación de nuestra procedencia. Por eso siempre escucho, con una mezcla de envidia y admiración, a amigos que en nuestras fiestas recitan poesías que aprendieron de memoria siendo niños…

OLGA R. SANMARTÍN: ¿Qué explicación psicoanalítica encuentra en el hecho de que usted, al igual que Pennac, fuera un mal estudiante y, en cambio, se haya convertido con los años en un ferviente defensor de la importancia de la escuela?

MASSIMO RECALCATI: Generalmente, los psicoanalistas se ocupan de causas perdidas porque lo han sido ellos previamente. […] Gran parte de nuestra vida está determinada por los encuentros que tenemos. Yo he tenido algunos malos encuentros al inicio de mi vida. Pero también buenos encuentros. Aquellos que han sabido dejar huella realmente. ¿No es acaso éste el significado más precioso de enseñar, dejar huella en quien aprende?

Redacción | El Mundo


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