[David Auris] Acreditación de universidades peruanas con estándares del siglo XXI

Ante el fatal declive de EEUU. Asistimos absortos al galopante ascenso de China, gracias a su formidable educación productiva, pauteará la revolución científica, tecnológica y el comercio mundial del siglo XXI. Latinoamérica, atrapado en el consumismo y obsesionado por el pasado, acredita a las universidades con estándares del siglo XX, claudicando producir tecnología en la era del conocimiento, que pueda asegurarnos un rol activo en esta globalización líquida.
La acreditación, forja una cultura de garantía de la calidad educativa para el desarrollo, como sugieren Michavila & Zamorano, por lo que es urgente, continuar este proceso obligatorio en toda la arquitectura del sistema educativo peruano, fortaleciendo los estándares a nivel del EEES y la OECD, afianzando el SINEACE, hoy “congelado”, debido al proyecto de Ley, impulsado por el actual gobierno que busca sustituirlo, siguiendo la vieja costumbre, destruir para volver a construir.

Para este Sistema Nacional de Evaluación y Acreditación de la Calidad Educativa, (SINEACE), órgano acreditador del Perú, la acreditación es el proceso voluntario para implementar gestión de calidad y mejora continua, anclado en cuatro fases. Sensibilización e inoculación de concepto de calidad. Autoevaluación longitudinal, conformada por comités de calidad para el logro de los estándares. La evaluación externa verifica los estándares alcanzados y finalmente, la acreditación.

Sin embargo, esa búsqueda de calidad, palidece en nuestro sistema educativo, repleto de normas, sin política de educación sostenida, transita a ciegas, guiado por una ciclópea burocracia colmado de funcionarios de café, coincidiendo con Tobón & otros, quienes sostienen, la acreditación latinoamericana está centrada en lo administrativo, evalúa documentos con énfasis en la burocracia y ausencia de participación de toda la comunidad educativa.

Para revertir este desolador escenario, en el espacio de gestión estratégica, siguiendo el enfoque sistémico y organización idealista de Ackoff, esforcémonos erigir nuestra reputación universitaria, basado en la producción tecnológica y científica con rostro solidario, posicionando una marca de calidad en los rankings mundiales. Liderada desde una ejecución estratégica por resultados. Cooperando con universidades de marcas prestigiosas, pongamos en práctica los objetivos del desarrollo sostenido al 2030.

Asimismo, en la esfera de la formación integral, toda universidad que se precie de calidad, desarrolla el capital humano del estudiante para la prosperidad sostenida, centrado en lo científico, cognitivo, cultural y responsablemente ético. Bajo el liderazgo de docentes investigadores, productores de conocimientos, dueños de alta didáctica y bien remunerados. En el marco de un plan curricular y sílabos flexibles de acorde a una educación productiva y ética. Asumiendo como filosofía, la excelencia académica.

El ámbito de soporte institucional está anclado en estos pilares. Colaboradores fidelizados, capacitados por la universidad. Recursos financieros, orientado a desarrollar el aprendizaje, la investigación para transformar y publicita los resultados científicos, además de capacitar a la plana docente. La presencia de repositorios científicos puede definir el éxito de la universidad. Los servicios de bienestar institucional, transparencia y clima institucional ética, favorecen una cultura solidaria al interior de una infraestructura inteligente y pedagógica.

Desafiando el criterio de la acreditación peruana, centrado en los inputs, respondiendo a los estándares de la OECD, las universidades para lograr calidad, es necesario robustecer su proceso formativo con miras al logro de resultados positivos, llamados outputs. Midiendo el impacto social de los egresados. Su emprendimiento e investigación. Patentes e innovaciones desarrolladas y los idiomas que habla el egresado, así como una competencia profesional y habilidad emocional, en cualquier contexto interconectado.

En conclusión, concordando con los expertos mirando al planeta, la acreditación ha de centrarse en la evaluación de la formación del capital humano productivo, para la mejora continua en esta era digital. Para ello, es imprescindible elevar los estándares de calidad en las universidades al nivel de países desarrollados. Esto, surgirá a partir de la modificación de nuestra Constitución, para impulsar una verdadera política educativa de estado, que conduzca a construir un país sostenible, sobre un modelo educativo innovador con rostro humano; de lo contrario, acabaremos expectorados del sistema, creado por nosotros mismos.

FUENTES:

© David Auris Villegas. Escritor y pedagogo


Autor:
David Auris Villegas (Perú, 1975) Escritor, pedagogo, editor, columnista, profesor universitario y teórico de la pedagogía ética, educación ciudadana, cultura de paz.
Experiencia laboral:
Licenciado en educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y máster en educación por la Universidad de la Habana. Ha sido profesor capacitador en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor de posgrado en varias universidades peruanas. Ha publicado: “Cuentos de medianoche”, “Mañana al despertar piensa en mí”, “Estrategias didácticas de comprensión lectora para la vida”, “Cómo redactar artículos científicos” y “Minicuentos para soñar”. Antologado en: A Orillas del río Ichu y en, Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras, y ha aparecido en las revistas: La Tortuga Ecuestre, Némesis y Entre paréntesis. Publica sus artículos pedagógicos cada semana en varios portales del mundo.
Correo electrónico:
[email protected]
Cuenta de Facebook: david.aurisvillegas.77

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