[Ernesto González] ¡Mentira piadosa!

Cuando nos referimos a que alguien nos miente, esto nos conduce a un malestar inmediato, inclusive, llegarlo a catalogar como una burla de total irrespeto. Pero y en el caso que esta mentira, fuese piadosa, ¿Cuál seria su respuesta? Siempre recurriendo a nuestro amigo el diccionario, identificamos los conceptos siguientes: Mentir: Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe cree o piensa; Mentira piadosa: mentira que se dice con intención de no causar pena. Por ejemplo: Le dije que volveríamos pronto, pero fue una mentira piadosa.
¿Quiénes utilizan comúnmente la mentira “piadosa”? ¿alguna profesión en particular? Pienso que no, sin embargo, en ocasiones unas profesiones se podrían prestar más que otras, por ejemplo, el médico: ante una posición grave de un paciente, al galeno posiblemente le costará decir claramente dicha situación, y a la vez proporcionarles a los familiares un halo de esperanza.

Se plantea que la “mentira piadosa” constituye una excepción a la regla, sólo justificada por el respeto a la persona y ante la situación concreta del daño posible que se produciría al decirle al paciente, la verdad sería de tal envergadura que no nos queda otro camino que apelar a la excepción de la regla. Es evidente que cuando se recurre a esta conducta de excepción se privilegia una postura humanitaria, porque si el cumplimiento de la norma le ocasiona daño al paciente la norma no es adecuada o correcta.

De todas maneras, se le diga al paciente, parte de la verdad, se omita el pronóstico ominoso, se llegue a “la mentira piadosa”, es imprescindible compartir la responsabilidad de esta decisión con la familia, y conviene hacerlo con el que aparezca como miembro emergente del grupo familiar.

Y en el caso de nuestros hijos, ¿no mienten piadosamente, que pudiera ser el sinónimo de cómo enmascarar las “malas noticias”? Posiblemente al doctor, le resulte más sencillo, más fácil apelando en función de su experiencia, a una fina psicología, entiéndase el “arte médico”, arte que sólo dominan aquellos que son “buenos médicos” y a la vez “médicos buenos”.

Inclusive en una ocasión, Platón hacia la referencia siguiente: Pero en cuanto a la mentira de palabra, ¿no podrá alguna vez y para alguien ser útil, con lo que no será ya digna de odio? ¿No es útil, por ejemplo, en los tratos con el enemigo, o aun con los que llamamos amigos, cuando por el furor o la demencia pueden intentar la comisión de algún mal, para inhibirlos del cual puede ser la mentira como una droga provechosa? Y aun en las fábulas de que estábamos hablando, por el hecho de no saber por dónde anda la verdad en cosas tan antiguas, ¿no haremos algo útil al asemejar, lo más que podamos, la mentira a la verdad?

Como se lee en el texto citado, puede interpretarse que éste filosofo griego, “justifica” la necesidad de la “mentira piadosa”, sin embargo, lo que debemos estar claro que llenar a nuestros y nuestras padres, amigos, amigas, profesores, engañar deliberadamente ya no a un amigo sino a un individuo cualquiera bajo cualquier circunstancia: se caería en la injusticia. El apoyo para la doctrina que sostiene el fin justifica los medios está en otro lado.


Autor:
Ernesto Gonzalez , ciudadano nicaragüense, nacido en Cuba.
Experiencia laboral:
Lic. en Ciencias Pedagógicas con mención en química. 40 años de experiencia como docente en los niveles de educación media y superior; cursos de posgrado propios de la especialidad y en pedagogía; autor de libros de texto para la enseñanza media tanto en ciencias naturales, como sociales. Articulista para los periódicos La Prensa, El Nuevo Diario (nicaragüenses 2000-2008), actualmente para el periódico El Siglo 21 guatemalteco.
Correo electrónico:
[email protected]
Cuenta de twitter: @gonzlez_ernesto

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