Durante los primeros años de vida, los niños desarrollan su personalidad y adquieren nuevas capacidades y habilidades. La primera infancia es el momento ideal para potenciar el desarrollo de la autonomía personal del niño. En este aspecto tendrá mucho que ver su grado de madurez, la disposición de los padres y cuidadores a enseñarle, y la socialización en su entorno, en la guardería o el colegio.
El niño aprenderá en casa los hábitos de higiene básicos:
El baño o la ducha diarios. ¡Les encanta cuando son bebés, pero con los años pueden volverse remolones! Supervisa su baño diario, los pediatras recomiendan realizarlo por la noche porque facilita el descanso y el sueño.
¡Lavarse bien las manos! Los padres deben preocuparse de que el niño se lave las manos con jabón y agua antes de comer, al salir del baño, tras tocar una mascota, después de jugar con juguetes o de regresar del parque, al volver de la guardería o del colegio, etc.
Cuando se está fuera de casa, los adultos pueden usar geles como Sterilium® para eliminar gérmenes, bacterias y posibles virus. También es recomendable su uso en niños a partir de los 3 años de edad.
Limpieza de dientes. A partir de los 12-18 meses se recomienda limpiar los dientes del bebé con un cepillo adaptado, un dentífrico con una concentración de flúor de no más de 500 ppm F-, bajo la supervisión de un adulto. ¡Apóyate en juegos, canciones o artilugios como pequeños relojes de arena. Y no olvides que la imitación es muy importante a la hora de inculcar un buen hábito.
Secarse bien después de la ducha. Tan importante como la ducha diaria, es secarse correctamente. Se recomienda el uso de una toalla propia o, en caso de estar fuera de casa, usar toallas de papel que eviten contagios y que garanticen que se elimine la humedad en las manos, en los pies, en pliegues y cualquier parte del cuerpo susceptible de desarrollar hongos, herpes, etc.
Sonarse la nariz usando un pañuelo. Hemos de enseñarle la importancia de su uso personal, y que sonarse con un pañuelo evita contagios, además de ser higiénico.
Proteger las heridas. ¡Las rozaduras, los rasguños, y pequeñas heridas y cortes son el resultado de tener una vida activa; no deberíamos asustar a los niños con el riesgo de hacerse pupa! Anímale a divertirse y a arriesgar, y a la vez explícale la importancia de la higiene y la cura de las heridas. Han de saber que si se hacen una herida deben comunicárselo a un adulto para que les ayude con las curas. También es interesante animarles a que ellos mismos aprendan las pautas básicas del proceso de curación de una herida:
- Limpiar la herida con suero fisiológico Lusan® y gasas. El objetivo es eliminar la suciedad que haya podido adherirse en el lecho de la herida. Una vez esté bien limpia la zona, secarla realizando pequeños golpecitos con una gasa estéril.
- Aplicar povidona yodada, o cloherxidina si el niño es muy pequeño.
- Proteger la herida con Tiritas® para evitar infecciones. Usa Tiritas® como condecoración, como la mejor prueba de que se lo han pasado bien. Además las Tiritas® Infantiles son divertidas, les encantarán y presumirán de pupa.
Cómo inculcar hábitos básicos de higiene en los niños
La adquisición de un hábito requiere de un proceso continuo y gradual de aprendizaje, y necesita de un ambiente relajado, tranquilo y adaptado en el que el niño se sienta motivado.
Para crear una rutina podemos poner en práctica estos 6 sencillos pasos:
- Ten muy claro qué le vas a enseñar y cuándo. Es importante ser consciente de las limitaciones propias de su edad y ser constante.
- Explícale el porqué de las cosas. ¡No subestimes a los niños! Aunque creas que son pequeños para razonar según qué cosas, verás que si lo explicas de forma sencilla entenderán la tarea y la asumirán con una actitud positiva.
- Sé su ejemplo a seguir. Muéstrale cómo se hace para que luego lo repitan y asegúrate de que comprenden las instrucciones. Nunca olvides, como padre o madre, que el ejemplo es la mejor manera de enseñar.
- Ponedlo juntos en práctica. Acuérdate de elogiarle siempre que lo haga bien y destaca sus progresos diarios.
- Reduce tu ayuda poco a poco, pero sigue supervisando sus tareas.
- Nunca debes… dar órdenes, ser autoritario, amenazarles, castigarles o gritar. En la medida de lo posible, trabaja con ellos con un enfoque lúdico.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Tiritas en la siguiente dirección: tiritas.es
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