César Bona: Hay miles y miles de niños y niñas que no tienen acceso a internet

César Bona nació en Ainzón, Zaragoza, en 1972. Es maestro, licenciado en filología inglesa y diplomado en magisterio en lengua extranjera. Profesor de maestría de las universidades de Málaga y Jaume I de Castellón. Dio conferencias en decenas de universidades de España, Portugal, EEUU y Latinoamérica. Entre sus libros destacan “La emoción de aprender” (2018), “La nueva educación” (2015), “Las escuelas que cambian el mundo” (2016) y “El asombroso mundo de Bernardo” (2017).

En España recibió los premios Magister de Honor por la Plataforma de la Escuela Pública; Crearte, del Ministerio de Cultura; la Cruz José de Calasanz y Medio Ambiente Aragón 2013. Obtuvo la Mención de Honor en el International Children Film Festival of India, por el filme “The importance of being an Applewhite”. Fue finalista en el Global Teacher Prize (2015).

A continuación compartimos con motivos únicamente educativos y de formación permanente la entrevista realizada por Rafael Sagárnaga al finalista en el Global Teacher Prize (2015) el profesor César Bona. Esperamos que el siguiente material sea de gran utilidad y reflexión.

La educación debe estar por encima de cualquier gobierno

La fama de César Bona paulatinamente fue cruzando continentes. Es uno de esos casos de docentes de los que no sería extraño que un día inspire un filme. Claro que una de sus herramientas es precisamente producir filmes con sus alumnos. Son parte de los proyectos que le hicieron famoso y requerido para explicar qué principios le inspiran a enseñar creativa y empáticamente. Los explica, entusiasta y elocuentemente, ya sea en talleres, conferencias, congresos internacionales o en reportajes para diversos medios de comunicación.

Así, sus charlas pedagógicas ya han recorrido universidades de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Por su labor ha recibido varios premios nacionales en España y otro en la India. Es más, en 2015, estuvo a un paso de lograr el “Global Teacher Prize”, considerado “el Nobel de la Educación”. Hace unos días fue el invitado estelar en un evento organizado por la Universidad Franz Tamayo. Horas después, y a poco de celebrarse el Día de Maestro, conversó con OH! sobre este pilar de la sociedad, tan venido a menos en Bolivia.

Le transmito una pregunta que genera inacabables debates: ¿cuál es el rol fundamental de la educación?

A lo mejor es algo que debemos replantearnos porque la vida nos está dando una oportunidad, a lo mejor única. Nos está evaluando y diciendo: “A ver, ¿qué herramientas tienen y cómo reaccionan frente a lo que pasa alrededor?”.Entonces, esa es la clave: que pensemos qué herramientas tenemos y si nos sirven para interactuar, primero con nosotros y luego con nuestro alrededor.

Ésa podría ser una definición “sencilla” del rol de la educación, es decir, las herramientas que tenemos, o deberíamos tener, para relacionarnos con nosotros mismos, con las personas que tenemos en nuestro alrededor y con el mundo en que vivimos.

Y no se debe confundir nunca con algo que se asociaba antes en educación. El fin no es hacer a los alumnos mejores que otros, sino hacerlos mejores de lo que eran antes. Si no, ¿dónde quedaría el espíritu de cooperación y la solidaridad que, estamos viendo en estos días, son tan importantes?

En el mundo, hay pedagogías que orientan a los niños más a que aprendan en base a las preguntas. Otras, incentivan principalmente la lectura comprensiva, otras la redacción… ¿Qué principios educativos rescata para que los alumnos logren ser mejores de lo que eran antes?

Sería un viaje muy interesante ir por el mundo y recoger lo mejor de cada sitio. Pero, por ejemplo, si vamos al principio de preguntarse cosas, habrá que ver que no simplemente haya que dar respuestas, como suele pasar. Parte de los niños y niñas no entenderán las respuestas que nosotros esperamos que nos den. Eso, en sí mismo, contrasta con el hecho de estimular su curiosidad y con educar personas que se formen con pensamiento crítico.

No hay mucho pensamiento crítico si les decimos: “Esto vas a tener que responder”.

Obviamente es muy importante educar en ese pensamiento crítico y es muy importante leer. Es muy importante lograr el compromiso social, es muy importante educar con el respeto a la naturaleza y con el respeto a otras personas. Es complejo, pero se resume en esa definición que hicimos.

Hablemos de los contenidos de la currícula. Hay tiempos en los que se postula que se reduzcan y hasta eliminen materias con valores, como educación cívica, y se priorice las ciencias. Hay otros que apuestan a que se introduzcan materias con otros valores. ¿Qué es lo ideal?

Algo que no debería ser una utopía es que la educación debe estar por encima de cualquier gobierno. Partiendo de esa base, diremos que hay valores universales que han de estar en la educación sí o sí. Claro, si nos basamos simplemente en lo que es evaluable o no, terminamos en los contenidos que se han dado siempre. Y eso nos deja muchas otras cosas fuera.

Por ejemplo: ¿acaso no es importante el amor en general? ¿Y la empatía o la solidaridad o la resiliencia? Ahora, ¿cómo puntuamos eso en un niño? No es puntuable, pero eso no hace que no sea importante. De hecho, es fundamental. Y hay muchas cosas que se dan por hechas en lo transversal porque son tan importantes que deben ser tocadas en todas las materias.

Pero ahí chocamos con todos esos contenidos que se meten en cada materia. Y ahí no hay tiempo precisamente para que lo importante entre o no hay tiempo para escuchar más a los alumnos y conocerlos. O no hay tiempo para que ellos se conozcan unos a otros.

Son contenidos que abren otro debate porque hay quienes han atribuido que eso debe enseñarse en la familia. Hay quienes separan familia de escuela ya sea desde un lado o desde el otro. ¿Cuál debe ser la relación entre familia y escuela?

Hay una frase que alguien consiguió llevarla a todos los países: “En casa se educa y en la escuela se enseña”. Esa frase ha levantado muros muy altos entre la familia y la escuela. Por eso, tenemos que replanteárnosla. Si hay algo que consigue hacer feliz a un niño o a una niña, educativamente, es ver que su familia y sus maestros trabajan juntos. Es fundamental que estimulemos muchísimo más el diálogo constructivo entre familia y escuela.

Si vamos a lo resultados “oficiales” en los rankings mundiales destacan los países nórdicos y los asiáticos, por ejemplo, en los test PISA. Sin embargo, son sistemas con bastantes contradicciones entre sí. ¿Qué rescatamos de ellos? ¿Con qué nos quedamos?

Cuando vemos los sistemas estamos hablando de macroeducación, pero también pensemos en la microeducación. Microeducación es lo que siente un niño o una niña cuando va a la escuela o lo que sienten sus padres en ese instante. También es cómo se sienten valorados los docentes.

Cuando salen rankings, muchas veces la educación se convierte en una especie de competición. La gente se queda en que “somos los quintos” o “somos los octavos”. Pero también es importante entender que en cada lugar donde vivimos hay grandes ejemplos de escuelas donde los alumnos tienen éxito académico y social. No están a miles de kilómetros. Entonces, debemos empezar a valorar lo que tenemos cerca y comprobar lo que funciona. Luego veremos si podemos ampliar el contexto para conocer lo de los otros sitios.

Es frecuente ver colegios “cristianos”, “empresariales”, “tecnológicos”, en los que se incide en valores capitalistas, credos religiosos, políticos, etc. ¿Cómo se hace para que la educación sea humanista y no aliene a los alumnos?

Que un niño o niña salga con una ideología u otra provoca tristeza. No podemos permitirnos eso. El fin de la educación tiene que estar por encima de cualquier gobierno y de cualquier ideología. Queremos personas que, no en el futuro, cada día, cuando salgan de su escuela o de su casa, miren alrededor e intenten mejorar el mundo donde viven. Que miren alrededor y sean tolerantes con otras personas, que sean solidarios, que tengan compromiso social y con la naturaleza.

Deben comprender bien los valores que llamamos universales. Por ejemplo, que entiendan qué es la libertad, pero que la libertad obliga a la responsabilidad individual. O que sepan qué es la verdad o la resiliencia. Pero se asume que ellos vienen con eso sabido o que ya lo aprenderán. La educación se trata de darles a los alumnos las herramientas para que crezcan y que tengan las puertas abiertas para relacionarse con el mundo.

En varios países se subvalora, se paga mal y se hace poco esfuerzo para formar a los profesores. ¿Cómo se supera ese grave problema?

La educación no sólo depende de las escuelas, de las universidades o de los docentes; la educación incumbe a todos. Incumbe a la persona que camina delante de tu hijo o hija y tira de pronto un chicle al suelo. Incumbe al periodista y cómo da sus noticias, incumbe a todos. Algo fundamental es que tenemos que conseguir que la sociedad entienda que la sociedad que queremos está en las escuelas que tenemos.

También debe entender que la escuela no es el reflejo de la sociedad, sino que puede transformar la sociedad. Por eso, es una profesión tan difícil, tan valiosa y está cargada de una responsabilidad impresionante. Por eso debemos valorar cada día lo que los docentes hacen con nuestros hijos.

La pandemia ha radicalizado la educación digital. ¿Cómo encaramos ese nuevo mundo a partir del fenómeno informático?

Ojalá ese impulso hiciera que la tecnología llegara a todos los niños y niñas, sin excepción. No debemos caer en el yoísmo de nuestra circunstancia por tener nuestra conexión a internet. Hay miles y miles de niños y niñas que no tienen acceso a internet. Y si hay desigualdades ahora mismo, habrá más cuando se vuelva a esa “normalidad” porque ahí se verán más claras las diferencias que había.

Por eso, hemos de pensar en qué herramientas tenemos y cuáles nos faltan. Por ejemplo, en este momento, lo más importante es la salud. Preguntémonos, entonces, qué peso tiene la salud en las escuelas, tanto física como emocional. Entonces, la tecnología es importante siempre que ayude a conseguir esos objetivos fundamentales de la educación. No son sólo llenar la cabeza de niños y niñas con contenidos una vez más, sino que nos ayude a conectara unos con otros. Ese rol es fundamental.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Los Tiempos en la siguiente dirección: lostiempos.com



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comentarios 1
  1. es el claro ejemplo de una sociedad sin espiritu crítico, como hacer un gurú por estar en el lugar adecuado… hay que escuchar la primera entrevista en televisión para observar un poco que sabía… ¿qué ahora sabe más? claro, ha aprendido de rodearse de ponentes competentes en jornadas y congresos… sería bueno que se pusiera a estudiar para dar consejos a los demás. Una opinión.

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